SOCIEDAD / LOS CAMINOS DE LA IZQUIERDA
LOS CAMINOS DE LA IZQUIERDA
publicado en El Cotidiano
La
utopía mínima de que, mediante el juego democrático, se puede mejorar la
sociedad—no cambiarla, ni mucho menos hacer la revolución, que eso nadie se lo
plantea ya—, se ha derrumbado con la experiencia griega. Hemos confundido, desde
la izquierda, nuestras ilusiones con la realidad, y en la confrontación la
realidad se ha impuesto de forma muy amarga. El sí se puede se ha convertido en el no se puede en seis meses. Hasta los más escépticos, y entre ellos
me incluyo, creímos por un instante que otra forma de hacer política era
posible en Europa y que se escucharía la voz de los ciudadanos griegos que
votaron a Syriza como tabla de salvación ante el austericidio impuesto por los poderes fácticos que rigen Europa y
que ha condenado a Grecia a la miseria más absoluta, la han arrojado a un pozo
negro en el que se ahoga. No ha sido así. El poder económico es tan
apabullante, lo controla absolutamente todo y hace imposible hasta el más
ligero cambio; en el caso de Grecia la simple mejora de la vida de sus
ciudadanos. Las condiciones que ha tenido que asumir Syriza en su capitulación,
tras lo que parecía una resistencia heroica ante los socios europeos, son
totalmente inaceptables y lesivas para el pueblo griego y sitúa al partido de Alexis Tsipras al borde del abismo y en
la tesitura de unas nuevas elecciones, que volvería a ganar, y que la Troika no
desea bajo ningún concepto porque querrá imponer un gobierno de concentración
nacional, es decir, la rendición sin condiciones. Estamos ante un país que ha
perdido su soberanía y no ha habido que emplear tanques para ello.
Se
ha tildado, desde los medios de comunicación europeos mayoritariamente
controlados por los poderes económicos (nunca hemos estado tan desinformados
cómo lo estamos ahora, ni la información ha sido tan unidireccional), a Syriza
con el epíteto de izquierda radical cuando lo único que Alexis Tsipras ha intentado, y no ha conseguido, es implementar de
nuevo la socialdemocracia de la que se olvidaron los partidos socialistas europeos
que se han escorado a la derecha en los últimos lustros y aplauden las
políticas austericidas, y ahí tenemos
al pretendido partido socialista alemán, el SPD, jaleando la política de
ahogamiento de la pétrea Ángela Merkel,
la insensible cancillera que hizo llorar a una niña palestina hace dos días
insinuando sin pestañear que la devolvería a su país de origen, al campamento
de refugiados de Líbano, porque no le quiere dar una oportunidad en Alemania.
La
caída del muro de Berlín supuso la puntilla a la socialdemocracia europea y el
derrumbe de todo nuestro estado de bienestar. Sin la “amenaza” del bloque
soviético, la clase trabajadora europea
quedaba a merced del capitalismo más salvaje y sin leyes que se haya visto
jamás que ha asaltado las instituciones del estado, las ha dinamitado y se ha
hecho con todo lo público que ha podido para su negocio particular. La sed de
botín de estos piratas no tiene límites y su capacidad de laminar derechos no
conoce fin. La victoria de un pequeño partido, Syriza, en un pequeño país,
Grecia, ha sido el picotazo de un mosquito en la epidermis de un elefante. El
radicalismo de Syriza se basaba en devolver la dignidad del pueblo griego, que
todos los griegos tuvieran acceso a la sanidad pública (dos millones dependían de
la caridad pública de médicos y enfermeras organizados en centros hospitalarios
privados que los atendían), que los más menesterosos, los pensionistas, no
vieran rebajado más su poder adquisitivo, cercenado ya en un 40% por los
anteriores gobiernos del Pasok y Nueva Democracia, y que se auditara la deuda
pública.
Toda
empresa que se precie audita sus cuentas y hacerlo es algo razonable y habitual.
¿Por qué se han rasgado las vestiduras los socios europeos ante la tentativa de
Grecia de auditar su deuda y fraccionarla? ¿No interesa a nadie saber cómo se generó
ese impagable monto que alcanza el 180 de su PIB? ¿No interesa saber cuáles
fueron las empresas extranjeras que se beneficiaron de esa sangría, la insoportable
corrupción que multiplicó por veinte, por ejemplo, el presupuesto inicial de
los juegos olímpicos? ¿Hay que tapar las conductas delictivas de los
gobernantes de Grecia, que la endeudaron hasta unos límites insoportables, y
silenciar las empresas europeas que se enriquecieron con dichas operaciones
mediante substanciosos sobornos a las autoridades corruptas? Por supuesto que
no. Hay que aclarar, una vez más, hasta la náusea, que la deuda griega no la
generó el pueblo griego, que la deuda griega no era otra cosa que una deuda
privada que los trileros que mueven los cubiletes en el Gran Casino del mundo convirtieron
en pública, como se hizo en España con Bankia.
Los
vasallos de los poderes económicos, que son los que gobiernan el mundo, las
grandes empresas y corporaciones, la siniestra Spectra de Manuel Vázquez Montalbán, los delincuentes que asesinan sin empuñar
una 38, los terroristas a los que hacía mención el deslenguado e incómodo Yanis Varoufakis, han doblado la cerviz del pueblo griego, lo
han condenado al hambre y a la muerte con sus nuevas medidas.
La
izquierda ha visto cómo su última
oportunidad democrática en Grecia ha sido un leve espejismo y ha comprobado
fehacientemente que el poder que le da las urnas es papel mojado, que nada ni
nadie puede mover de sus posiciones de fuerza a los que realmente gobiernan el
mundo, que el juego político es una absoluta farsa que no sirve para nada, que
la democracia se acaba, precisamente, en donde empezó, en Grecia.
¿Qué
podemos esperar en un futuro próximo? Un brote de violencia izquierdista, fruto
de la frustración popular y del desencanto, quizá unas Brigadas Rojas europeas
que podrán dar sus zarpazos puntuales, circunstancia que será aprovechado por
el establishment para implementar políticas más represivas, controlar aún más a
los ciudadanos y cercenar sus libertades; y un renacimiento del nazismo,
alimentado por la xenofobia, que tiene carnaza más que suficiente con las
corrientes migratorias que han tomado por asalto Europa empujadas por la
hambruna y el terror del que escapan. Y si a todo eso unimos la presión del
Estado Islámico, que lleva camino de hacerse con tres países, Siria, Irak y
Libia y tiene entre ceja y ceja Al Andalus, la situación va a ser muy
complicada. Un futuro absolutamente negro con el que alguien se está en estos
momentos frotando las manos.
¡Mondo cane!
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TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
recibirá dedicada sin gastos de envío. Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la recibirá dedicada sin gastos de
envío. "Te arrastrarás sobre tu vientre" sabe a clásico del
género, a peli negra, negrísima, estadounidense, de esas en las que el humo de
los cigarrillos deambula bajo los haces de luz de los flexos y de las
lamparillas de los bares de copas. Pero ocurre algo especial. El escritor
salmantino ha reemplazado el escenario norteamericano y sus protagonistas por
espacios y tipos genuinamente hispanos, estos últimos incorporan la mala baba
típica que caracteriza a los protagonistas de las mejores novelas negras
peninsulares. Ocurre, al menos a mí me pasa, que la sangre nativa me duele más
que la estadounidense o la europea y los mamporros, bofetadas y disparos los
oigo con distinto resabio, le resultan más cercanos, más creíbles, menos
artificiales, en suma, más dolorosos. La descripción de lugares es suficiente.
Cuatro trazos. No hay alardes. No hace falta. Cuando el escritor salmantino
explica que el final de la barra del Lennox Club hay una puerta cerrada de la
que cuelga un letrero que reza Privado, no miente, es cierto. Esa puerta está
allí, está cerrada y en su letrero se puede leer Privado. Yo lo sé, puedo dar
fe porque he estado en Lennox Club y la he visto sin moverme del orejero donde
leo. Me guiaron hasta allí las palabras escritas por José Luis Muñoz. HERME
CEREZO en DIARIO SIGLO XXI.
próximo encuentro
MATARRAÑA NEGRA
Vallderrobres (Teruel)
sábado 22 de agosto a las 12 horas
Libreria Serret
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