LITERATURA / MUERTE DE UN CUÁNTICO
MUERTE DE UN CUÁNTICO
Publicado en Entretanto Magazine
El
pasado 22 de junio, a unas horas del día más largo del año y la noche más
corta, apareció muerto en su domicilio de Granada el escritor cuántico Gregorio
Morales. La causa del óbito, un infarto. El escritor y columnista habitual del
diario El Ideal de Granada, que fue el primero en dar la voz de alarma al no
recibir su columna habitual, contaba con 63 años en el momento de su defunción.
Gregorio
Morales, cuyos artículos eran piezas literarias de primer orden, tratara el
tema que tratara, pasará por ser el abanderado de la literatura cuántica española,
y su obsesión espacio / tiempo estaba muy presente en toda la obra literaria
que nos ha dejado entre la que encontramos novelas—La individuación,
Puerta del Sol, Nómadas del tiempo—, poemarios—Sagradas palabras
obscenas—, libros de relatos —Erótica Sagrada
o El devorador de sombras—, ensayos —El cadáver de Balzac—
y obras de teatro —Marilyn no es Monroe—.
Era, además, un apasionado de las tertulias literarias, los recitales y todo
tipo de performances relacionadas con la literatura, un genuino agitador
cultural que nunca se desalentaba.
Si
algo caracterizó a Gregorio Morales a lo largo de su vida fue su radicalismo
insobornable a la hora de defender sus posiciones, estética y política, y su espíritu libertario que no le ataba a
ninguna ideología salvo al republicanismo apasionado. Miembro de la Academia de
las Buenas Letras de Granada, vivía últimamente en Madrid, ciudad en la que
había residido ya durante los años de la movida, de la que fue uno de sus
miembros activos. Con él desaparece uno de los personajes más heterodoxos de
las letras españolas, un outsider y
un escritor maldito.
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TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
recibirá dedicada sin gastos de envío. Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la recibirá dedicada sin gastos de
envío. "Te arrastrarás sobre tu vientre" sabe a clásico del
género, a peli negra, negrísima, estadounidense, de esas en las que el humo de
los cigarrillos deambula bajo los haces de luz de los flexos y de las
lamparillas de los bares de copas. Pero ocurre algo especial. El escritor
salmantino ha reemplazado el escenario norteamericano y sus protagonistas por
espacios y tipos genuinamente hispanos, estos últimos incorporan la mala baba
típica que caracteriza a los protagonistas de las mejores novelas negras
peninsulares. Ocurre, al menos a mí me pasa, que la sangre nativa me duele más
que la estadounidense o la europea y los mamporros, bofetadas y disparos los
oigo con distinto resabio, le resultan más cercanos, más creíbles, menos
artificiales, en suma, más dolorosos. La descripción de lugares es suficiente.
Cuatro trazos. No hay alardes. No hace falta. Cuando el escritor salmantino
explica que el final de la barra del Lennox Club hay una puerta cerrada de la
que cuelga un letrero que reza Privado, no miente, es cierto. Esa puerta está
allí, está cerrada y en su letrero se puede leer Privado. Yo lo sé, puedo dar
fe porque he estado en Lennox Club y la he visto sin moverme del orejero donde
leo. Me guiaron hasta allí las palabras escritas por José Luis Muñoz. HERME
CEREZO en DIARIO SIGLO XXI
Sábado 22 de agosto, 12 horas
próximo encuentro
MATARRAÑA NEGRA
Vallderrobres (Teruel)
Librería Serret
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