CINE / EN SOLITARIO, DE CHRISTOPHE OFFENSTEIN
Confieso mi predilección por las películas sobre navegación, y, sobre todo, por esos lobos solitarios que se atreven a dar la vuelta al mundo en un velero sin calibrar los riesgos, que ese sea su último viaje y el mar sea su tumba. En solitario es una de esas películas que se ve con creciente interés y que dejan buen sabor de boca por el mensaje que lleva dentro acerca de la solidaridad y la empatía. Yann Kermadec (un fantástico François Cluzet que llena la pantalla en una interpretación muy física) participa en la regata internacional Vendée Globe que da la vuelta al mundo en 60 días. Tiene muchas opciones de coronarse campeón cuando descubre que ha subido en su embarcación, durante una parada técnica cerca de Mauritania para reparar el timón, el polizón Mano Ixa (Samy Seghir). Si la organización del campeonato lo descubre, le descalificarán.
Christophe Offenstein
(Fontenay-aux-Roses, 1962), en esta ópera prima, y sus numerosos guionistas,
plantean el dilema al que se enfrenta este navegante solitario: desembarazarse
de su involuntario huésped, para ganar la competición, o llevarlo en su
embarcación sabiendo que será descalificado. Las tiranteces de los primeros
instantes, de los primeros días de convivencia entre esos dos seres humanos en
ese reducido espacio a merced del oleaje furioso, a medida que pasa el tiempo y
se van conociendo, se va suavizando. De arrojarlo por la borda, que es lo que
le apetece cuando descubre iracundo a su joven polizón que quiere llegar a
Francia y termina por acompañarlo en su vuelta al mundo, a empatizar con la
problemática de los migrantes que sueñan con un mundo mejor en Europa. A una
película sobre una competición deportiva se le cruza otra con la cuestión
migratoria sobre la que Europa mantiene diversas posturas.
En solitario,
más que una película de aventuras marinas, aunque los temporales con los que se
enfrenta el navegante, no en solitario, están rodados de forma impecable y
hagan participar al espectador en su odisea y mojarse, es un film moral sobre
la ética en el deporte. El film alterna momentos emocionantes, como el rescate
de otra competidora, la británica Maig Embling (Karine Vanasse) que vuelca con
su velero, con marinas de gran belleza, hogareñas y sentimentales cuando se
comunica Yann por Skype con su novia Marie Drevil (Virginie Efira) y su hija
pequeña que ha dejado a su cuidado, y más técnicas, y tensas, con el armador
Frank Drevill (el actor y director Guillaume Canet) que sospecha que su
navegante hace la travesía en compañía.
En solitario
es una película sobre la solidaridad del ser humano, su bondad y empatía en
unos tiempos en donde lo que impera es el odio al diferente y la intolerancia.
Comentarios
Enhorabuena por el Blog y por tus libros. Por cierto, tardan en el entorno de 90 días, aunque el record and por los 7x. Por favor reedita "La pérdida del paraíso".