CINE / EL NIÑO 44, DE DANIEL ESPINOSA
EL NIÑO 44
Daniel Espinosa
Publicada en El Cotidiano, El Destilador Cultural y Entretanto Magazine
He
aquí una película que podría ser muy buena, una de esas películas de acción y
suspense que atrapan al espectador en su asiento desde el minuto cero, y, sin
embargo no lo es. He aquí una película que, vista por secuencias separadas, es
buena, pero que si las juntamos, no lo es. He aquí mucho talento desperdigado,
que no acaba de cuajar.
Quizá
el error esté en el punto de partida. El
niño 44 es la traslación a la pantalla de un best-seller confuso homónimo, la novela del británico Tom Rob Smith, inspirada en las hazañas
de Andrei Chikatilo, el carnicero de Rostov, un psicópata que llegó
a asesinar y devorar a cincuenta y dos seres humanos, sobre todo niñas. Ese
monstruoso asesino, sobre el que el director norteamericano Chris Gerolmo rodó Ciudadano X, interpretada por Stephen
Rea, Donald Shuterland y Max Von Sydow, murió ajusticiado en
1994, pero el de El niño 44 el autor
lo ubica cincuenta años antes, para contraponerlo a otro tipo de horror, el del
régimen totalitario de Josif Stalin,
y esa licencia histórica que se toma el novelista británico, y sigue Daniel Espinosa, acaba lastrando una película que quiere abarcar mucho y acaba
siendo una narración confusa con muchas historias colaterales que no acaban de
cuajar. Demasiados frentes que luego no se cierran correctamente.
El
protagonista Leo Demidov (Tom Hardy),
el héroe soviético que puso la bandera de la hoz y el martillo en la cúpula del
Reichstag en ruinas, una de las imágenes icónicas de la Segunda Guerra Mundial,
se reconvierte en implacable policía estalinista a las órdenes del mayor Kuzmin
(Vincent Cassel), pero cae en
desgracia y pierde todos sus privilegios, entre otros una casa decente, y es
deportado cuando intenta defender a su esposa Raisa (Naomi Rapace), acusada de colaborar con el opositor al estalinismo
Anatoly Brodsky (Jason Clarke), y
por considerar que la muerte del hijo de un compañero de armas, cuya cadáver
aparece en las vías del tren, no es un accidente sino un asesinato. En el
último tramo de la película, cuando los dos protagonistas están purgando sus
culpas por haber traicionado al sistema, Leo emprende de nuevo la caza del psicópata
Vladimir Malevich (Paddy Considine) y le sigue la pista a través del reguero de
víctimas que va dejando, apoyado por el general Mikhail Nesterov (el siempre
potente Gary Oldman), su nuevo jefe
policial, pero allí se encuentra de nuevo con el malvado Wasilij Niktin (Joel Kinnaman), su colega policial dispuesto
a hacerle la vida imposible para vengar una antigua ofensa.
La
que parece va a ser una película típica sobre la guerra fría, que se basa en
una de las muchas purgas estalinistas que sufrió la Unión Soviética, una
crítica a un sistema político feroz, deriva hacia el thriller de asesino en
serie en su tramo final. Hay un lema que preside el film del director sueco de
origen chileno Daniel Espinosa, y
que se repite a modo de mantra: En el
paraíso comunista no existe el asesinato. Y por esa razón esa serie de
muertes violentas de adolescentes se achacan, oficialmente, a accidentes
fortuitos.
Infinidad
de subtramas—historia criminal, represión política y animadversión personal entre
camaradas hasta el último extremo—las que
cohabitan forzadas en El niño 44, y
duplicidad de malvados, dos, a los que se enfrenta el protagonista Leo en el
film de Daniel Espinosa que consigue
escenas muy potentes—la violentísima pelea a cuchillo en el tren con los sicarios, que
remite a Promesas del este de David Cronemberg; la pelea en el barro
en la que el matrimonio Leo /Raisa que, a lo largo del film, no se ha prodigado
en muestras de excesivo cariño (en la única escena de amor ella permanece
hierática, cuando no asqueada) comprueba que matar al alimón, une—que aparecen perdidas en la vorágine argumental.
El niño 44
es visualmente impactante—y no debe de ser ajeno a ello el productor Ridley Scott, porque las imágenes llevan su sello—, está muy bien fotografiada, tiene reparto de lujo—Tom Hardy
y Naomi Rapace se vuelven a ver las
caras tras El reparto—; su ambientación es perfecta, pero falla el guion, es decir, lo
fundamental. Y es una pena, porque la película de Daniel Espinosa tenía muchos números para ser buena.
PROMOCIÓN
TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
recibirá dedicada sin gastos de envío. "Te arrastrás sobre tu vientre" sabe a clásico del género,
a peli negra, negrísima, estadounidense, de esas en las que el humo de los
cigarrillos deambula bajo los haces de luz de los felxos y de las lamparillas
de los bares de copas. Pero ocurre algo especial. El escritor salmantino ha
reemplazado el escenario norteamericano y sus protagonistas por espacios y
tipos genuianamente hispanos, estos últimos incorporan la mala baba típica que
caracteriza a los protagonistas de las mejores novelas negras peninsulares.
Ocurre, al menos a mí me pasa, que la sangre nativa me duele más que la
estadounidense o la europea y los mamporros, bofetadas y disparos los oigo con
distinto resabio, le resultan más cercanos, más creíbles, menos artificiales,
en suma, más dolorosos. La descripción de lugares es suficiente. Cuatro trazos.
No hay alardes. No hace falta. Cuando el escritor salmantino explica que el
final de la barra del Lennox Club hay una puerta cerrada de la que cuelga un
letrero que reza Privado, no miente, es cierto. Esa puerta está allí, está
cerrada y en su letrero se puede leer Privado. Yo lo sé, puedo dar fe porque he
estado en Lennox Club y la he visto sin moverme del orejero donde leo. Me
guiaron hasta allí las palabras escritas por José Luis Muñoz. HERME CEREZO en DIARIO SIGLO XXI
en librerías a partir del 25 de junio
primera presentación
SEMANA NEGRA
13 de julio
Espacio A Quemarropa
presenta CARLOS SALEM
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