LITERATURA / BAJO EL MANTEL, DE ALICIA ESTOPIÑÁ
BAJO EL MANTEL
Alicia Estopiñá
Publicado en Entretanto Magazine y El Cotidiano
Alguien
capaz de gastarse una fortuna en un cuadro completamente blanco, o negro, es
decir, en una superficie blanca o negra enmarcada, porque el pintor odia los
colores, y de paso se carcajea de sus compradores, es también capaz de pagar
una fortuna por destapar un plato enorme e intentar saborear una insignificante
croqueta de humo que le estalla en el paladar y no sabe a nada. De la banalidad
del arte se ha pasado a la banalidad de la cocina, y, claro, eso gracias a los
snobs que aplauden esas presuntas obras de arte, que lo son por la firma que
figura a su pie, o degustan esos platos que entran por los ojos pero no por la
boca y son víctimas agradecidas de esos timos. Y de snobs, cocineros, críticos
gastronómicos, restauradores avispados, tunantes, agricultores ecológicos, asesinos
y perros, va la última novela de la turolense Alicia Estopiñá escrita al alimón con Emilio González Bou.
Hay
muy buena literatura que discurre
alrededor de la gastronomía. Hubo escritores patrios, Néstor Luján o Manuel
Vázquez Montalbán, que dieron carta de naturaleza a sus platos preferidos
en sus novelas, y hubo hasta un restaurante que convocaba un premio literario,
el mítico La Odisea de Barcelona,
ligado a los fogones. Alicia Estopiñá
y Emilio González Bou, autores de Bajo el mantel, son un támden perfecto,
la primera escribiendo la parte más literaria de sus libros, y el segundo aportando
sus conocimientos gastronómicos al texto.
Está
trufada la novela Bajo el mantel, que
se alzó con el primer premio de literatura rural que concede la librería Serret
de Vallderrobres, de personajes
descacharrantes y paródicos, como el gastrónomo Alberto Montenegro, el autor de
“Los cien restaurantes en los que nunca has de comer”, un amante de la cocina
tradicional—Como casi todo, las
anchoas deben saber a lo que son y sobran los acompañamientos—y terror de la cocina fusión, de los cambalaches ecologistas—
¡Al cuerno con la
puñetera ecología! Añoraba la ciudad, con su endiablado tráfico, con los guiños
de los neones nocturnos, su polución, su atmósfera contaminada y, en fin, su
confortable calor. —
uno de los personajes centrales de la trama, sobre
el que descansa el peso gastronómico de Bajo
el mantel—Por tanto, se ha
firmado el certificado de defunción de la “Cocina-Fusión”, de la
“Cocina-Espectáculo”, de la “Cocina molecular”, de la “Cocina tecnoemocional”,
de la “Cocina del soplete”, de los buñuelos de humo.
Mero
Cordero, atentos al nombre y apellido del sujeto, es un cantamañanas de la
cocina ecológica, un estafador sobre la que dispara este tándem de escritores
de estómago exquisito sus ácidos dardos.
Pero hay también un trama detectivesca, con algún que otro muerto por
las pistas forestales de la Matarraña, en la que, una vez más, ubica Alicia Estopiñá su novela;
descripciones locales de los pueblos y rincones de la comarca, que tan bien
conoce por haber nacido allí y vivir con Emilio
González Bou; viajes gastronómicos por los fogones de la zona; y
persecuciones de unos a otros que parecen inspiradas en las divertidas
películas de Blake Edwards.
Domina
Alicia Estopiñá el humor y la
ironía, marcas de la casa, como ya es habitual en su producción literaria, y
ello se hace patente cuando describe a uno de los personajes femeninos y
recapitula sobre sus propias palabras en un ejercicio metaliterario que no
tiene desperdicio—Yolanda. Yolanda era
una buena pieza. (“¡Buena pieza!” ¡Qué calificativo tan incorrecto!). Quería
decir que como hembra y para su edad, no estaba nada mal. (Vale, eso tampoco
tendría el beneplácito feminista). Es…correcta. (¡Correcta! ¡Pobre Yolanda! Las
apreciaciones son correctas, pero, ¡por Dios! ¿Correcta una mujer? ¡A paseo!
Desistió en clasificar a su compañera. —
Un
humor que preside algunas de las secuencias más hilarantes de la novela, las
que atañen al estrafalario y rijoso Perico—Guiado por el olfato, atravesó todo lo rápido que su pesado cuerpo le
permitía, los escasos metros de bosque que le quedaban para llegar a la senda,
la cabeza gacha como un rinoceronte a punto de embestir, resoplando y gruñendo,
apartando ramas a manotazos, chafando hierbas y arbustos—. Hay en la novela situaciones cómicas, como las que tienen como
protagonistas al nombrado Perico y a Yolanda—Perico se volvió al oírla. Y se paró desconcertado. ¡Dos mujeres, dos!
Una por cada lado. Y él en medio. ¿Qué hacer? ¿Por cuál optar?
Al
final, la novela, además de tremendamente divertida y dinámica, puede resultar
un libro de tesis sobre ciertos excesos culinarios tan en boga hoy en día y un
dardo contra el papanatismo que se rinde ante lo natural sin más. —Pero sólo hay que
hacerse una pregunta: si la tecnología ha permitido la evolución de la
humanidad, el alargamiento y mejora de la calidad de la vida, la eliminación de
las plagas y epidemias ¿por qué negar su aplicación a la comida? La ecología no
supone una mejora tecnológica sino la renuncia a la tecnología.
Entre
los dos escritores arman un libro divertido, ágil y bien escrito, que además es
ilustrativo y útil, una novela gastronómica que es también una pataleta contra
los desastres de la globalización que hace que este mundo, hasta en los
sabores, se vaya cada vez pareciendo más. —Resulta curioso, por ejemplo, que en Roma comas el mismo guiso, con la
misma presentación, que en Madrid. Y piensa en las patas de pulpo a la brasa,
en los carpaccios de supuesto buey, los rissotos, las vieiras, el salmón
ahumado o el tataki de atún, que se han acabado convirtiendo en un denominador
común.
Lean
y coman, pero por separado, por favor.
PROMOCIÓN
TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
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Podría
leerse la novela como una moderna versión de La Bella y la Bestia, cuento que adapté para adultos, por cierto, y
se publicó en formato digital en Sigueleyendo.com
de Cristina Fallarás con el título Bellabestia
en su colección Bichos. Hay un determinado tipo de hombres toscos y brutales,
como el protagonista de la novela, que
buscan en su pareja lo opuesto a ellos, una mujer delicada, y algunas de esas
mujeres parecen buscar protección en esa clase de hombres. Es cuestión de
física; los polos opuestos se atraen.
en librerías a partir del 25 de junio
primera presentación
SEMANA NEGRA DE GIJÓN
Espacio A Quemarropa
presenta CARLOS SALEM
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