LITERATURA / HABLAMOS CON FERNANDO MARTÍNEZ LÓPEZ DE SU ÚLTIMA NOVELA
HABLAMOS
CON
FERNANDO
MARTÍNEZ LÓPEZ
DE
SU ÚLTIMA NOVELA
Publicado en Entretanto Magazine
No
es un nombre nuevo en el panorama literario español, pero el prestigioso premio
literario que ha obtenido este escritor jienense radicado en Almería, el Felipe
Trigo de Villanueva de la Serena, patria chica del escritor extremeño, con su
novela Tu nombre con tinta de café,
que ha publicado la editorial sevillana Algaida y ha sido finalista del Premio Andalucía
de la Crítica, es un formidable trampolín. Hablamos con Fernando Martínez López,
un profesor de Física y Química de 49 años, casado y con hijos, que tienen en
su haber El sobre negro, El rastro difuso, El mar sigue siendo azul y Fresas
amargas, con la que ganó el premio de novela corta Ciudad de Jumilla, alguien que ama la literatura y cree en ella,
sobre su apasionante novela y sobre literatura.
Háblenos
un poco sobre el origen de esta novela ubicada en tiempos pretéritos que usted,
por generación, no conoció, periodos de la historia de España que han sido
tratados de forma muy tangencial por la literatura española pero que usted
aborda de una forma apasionada y valiente. ¿Qué le llevó a ambientar la novela
en esas épocas?
Esta novela surge de un relato breve
que escribí hace tiempo y que enseguida comprendí que podía dar más de sí
creando historias paralelas y construyendo un argumento más complejo. A su vez,
el relato parte de dos temas que me interesaban especialmente: Uno de ellos la
leyenda literaria del café Gijón, en Madrid, que aunque hoy viva una etapa de
declive cultural experimentó una época gloriosa durante varias décadas, entre
ellas los años 60 del pasado siglo que es donde ubico una parte significativa
de la novela. Estamos hablando de cuando lo frecuentaban, entre otros, Camilo
José Cela, Ignacio y Josefina Aldecoa, Fernando Fernán Gómez, González Ruano...
Para mí, atravesar las puertas del café Gijón supone trasladarme a una
dimensión mágica que quería trasladar de alguna manera a mi obra literaria. El
otro tema principal que dio origen a la novela fue la sentencia a muerte por
parte del gobierno franquista de dos jóvenes anarquistas, Francisco Granado y
Joaquín Delgado, ejecutados a garrote en la cárcel de Carabanchel, una acción
injusta y ominosa que también quise reflejar de alguna manera. A partir de ahí,
barajando ambas ideas iniciales, comienzo a tejer la historia que ha dado lugar
a Tu nombre con tinta de café, el
necesario trabajo de documentación recurriendo a hemerotecas, internet,
entrevistas y bibliografía. En este último apartado tengo que destacar dos
libros que han sido fundamentales para recabar datos necesarios: Ronda del Gijón. Una época de la historia de
España, de Marcos Ordóñez, y Caza de
rojos, de José Luis Losa. Gracias al trabajo de documentación, podríamos
decir que Madrid también se convierte en un personaje literario.
Leyendo
su novela, se aprecia un mestizaje de géneros que puede resultar muy atractivo
para los lectores. Es una novela de amor, política, histórica, a veces negra, y
que abarca un período histórico muy amplio, y esa mezcla genérica no chirría en
el conjunto sino todo lo contrario.
Se trata de una novela de fuertes
contrastes, difícil de enmarcar en un género concreto, que comparte el género
romántico con el histórico y el drama, con brochazos del negro. En todo caso,
es un relato duro sobre el destino de vencedores y vencidos tras la Guerra
Civil, durante los años de la dictadura franquista. No es una novela más sobre
nuestra guerra, de hecho sólo se aborda en alguno de los primeros capítulos,
pero desde aquí defiendo que las guerras en general sigan siendo recurrentes en
la literatura, porque en pocas situaciones como en ellas el ser humano alcanza
su límite induciéndole a cometer actos que en ningún otro caso realizarían, y
eso es algo que se presta mucho a ser narrado. Nosotros tenemos aún cercana la
nuestra, la que vivieron nuestros padres o abuelos.
Es
muy interesante esa incursión de Tu
nombre con tinta de café, y además parece estar de moda en bastantes
novelas que están apareciendo ahora, siguiendo la estela de Paul Auster, J.M. Coetzee,
o el mismísimo Fernando Marías con su última novela La isla del padre, en la metaliteratura. En su novela hay una
escritora, la protagonista, Blanca Darnell, que escribe en el café Gijón, como
si ese lugar fuera un templo plagado de fantasmas literarios que podrían
insuflarle inspiración. Hábleme un poco de por qué se le ocurrió esa idea
Tu
nombre con tinta de
café, es también metaliteratura, porque se habla del poder de la palabra
escrita para modificar el concepto de la vida. En concreto, en la novela se
plasma a través de un poemario que escribe la protagonista principal, la joven
Blanca Darnell, que gusta de aislarse en el tumultuoso café Gijón para escribir
sus obras. Este poemario, de título Lluvias
del desierto, tiene la virtud de abrir los ojos y las conciencias, ahonda
en las miserias humanas pero sin negar en ningún caso el perdón, la redención
que toda persona merece.
¿Por
qué decide presentarse al premio Felipe Trigo? ¿Cree que los premios en España
cumplen con la expectativa de trampolín literario que se les supone?
Decido
participar en él por varios motivos: porque se le reconoce como un premio
honesto, sin que el jurado esté sometido a ningún tipo de presión como he
podido comprobar este año en el que yo he formado parte del mismo; por su cuantía
económica y prestigio, el más importante de las letras extremeñas, y porque la
novela ganadora suele ser publicada por una editorial importante, en este caso
Algaida, que ha hecho una edición de alta calidad, además de ofrecer una
distribución magnífica por todo el territorio nacional, lo que facilita su
acceso. No ha sido el único reconocimiento que ha tenido Tu nombre con tinta de café; en su día fue finalista del Premio Fernando
Lara (lo que no reporta premio ni publicación) y también ha sido finalista de
la última edición del Premio Andalucía de la Crítica que ha recaído en Antonio
Muñoz Molina.
Además del reconocimiento, el Premio Felipe Trigo ha servido para
que conozcan mi obra muchos más lectores, al fin y al cabo el objetivo que
persigo como escritor.
¿Es
usted un escritor de raza o su vocación es sobrevenida?
Escribo desde la infancia. De hecho, comencé mi primera novela
cuando frisaba los diez años, una obra inacabada como me ocurrió con otra que
inicié en mi juventud. Entre ambas, varios relatos breves cuando sentía la
necesidad de contar algo. Luego se abre un largo paréntesis y no es sino hasta
que cumplo los treinta y seis, ya con mis hijos crecidos y mi tesis doctoral
terminada, cuando decido retomar en serio esa vieja pasión arrinconada. Más que
escribir, lo que necesito es tener la mente ocupada de un modo u otro, y si es
con algo que puedo realizar medianamente bien, con libertad de horarios y en
cualquier lugar, la escritura es la candidata ideal. Luego hay otros motivos,
desde luego. No deja de fascinarme que historias que en principio sólo
existieron en mi cabeza ahora sean compartidas por cientos de lectores, que mis
personajes les resulten familiares, que se emocionen o indignen con lo que
cuento en mis novelas o relatos. Y luego también existe un componente de
vanidad, de reconocimiento, incluso esa necesidad de sentirnos queridos a
través de nuestras obras y de dejar constancia de nuestro efímero paso por la
vida.
¿Reconoce
en sus escritos influencias de otros autores? ¿Tiene escritores de cabecera?
Como a cualquier
escritor, son muchos los autores que me han influido, los que he tenido como
referencia. Entre ellos destacaría sin dudarlo Vargas Llosa y Muñoz Molina,
pero luego hay otros con cuya lectura me deleito. Incluiría aquí a Eslava Galán
y Almudena Grandes o clásicos como Víctor Hugo o Tolstoi. Ellos son, entre
otros, los que me mostraron cómo debía escribir, aunque supongo que de la
amalgama surge un estilo propio que, según opinan algunos, ya es reconocible,
aunque también es cierto que manejo variedad de registros dependiendo de lo que
quiera escribir. Ahora, por ejemplo, estoy más volcado en el género policiaco;
es el último proyecto en el que me he embarcado, una continuación de mi novela Fresas amargas para siempre que fue
Premio Ciudad de Jumilla.
Los
índices de lectura de este país son muy preocupantes. España nunca se ha
distinguido por apostar firmemente por la cultura, salvo en la breve etapa
republicana que fue derribada por la dictadura franquista ¿Qué opinión tiene
sobre el estado de la cultura en España? ¿Cuál cree que será el futuro del
libro en papel, si es que tiene futuro, frente al libro electrónico?
La cultura nunca morirá, es
inherente al ser humano, pero es cierto que vivimos en una época en la que se
está revisando el concepto cultural debido al uso de las nuevas tecnologías,
eso sin contar las trabas que a nivel de impuestos están encontrando los
autores para poder vivir de su trabajo. En lo que atañe al aspecto literario,
no es tanto el auge del libro electrónico como la piratería lo que está
causando daño, a lo que hay que unir la crisis económica y la derivación del
ocio hacia nuevos entretenimientos de carácter tecnológico. Pero, ¿qué
sucedería si el libro muere? ¿Moriría también el pensamiento, nuestra capacidad
crítica? La lectura es una actividad indispensable para formarnos como
personas, y como tal debemos fomentarla desde edades tempranas, en primer lugar
en las casas, algo que yo siempre he podido agradecer a mis padres, y luego y
fundamental, en colegios e institutos. Es muy importante aficionar a los
jóvenes a leer, y para ello hay que recurrir a lecturas entretenidas, que luego
ya vendrán las más profundas. Yo, que soy profesor de instituto en el área de
Física y Química, mantengo con frecuencia esta conversación con mis compañeros
de Lengua y Literatura, que no aburramos a los alumnos con determinados
títulos, que, por supuesto, hay que trabajar los clásicos, pero quizá hacerlo
inicialmente con fragmentos de su obra más que con títulos completos y
ofrecerles lecturas más afines a sus gustos pero que no por ello dejen de ser
buena literatura. Ésa es la consigna: crear lectores.
Muchas
gracias y a seguir leyéndole en esas obras futuras que esperamos tener muy
pronto entre nuestras manos.
PROMOCIÓN
TE ARRASTRARÁS SOBRE TU VIENTRE (El
Humo del Escritor, 2014) Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la
recibirá dedicada sin gastos de envío. Envíe sus señas postales a joseluismunoz33@gmail.com y la recibirá dedicada sin gastos de
envío. "Te arrastrás sobre tu vientre" sabe a clásico del género,
a peli negra, negrísima, estadounidense, de esas en las que el humo de los
cigarrillos deambula bajo los haces de luz de los felxos y de las lamparillas
de los bares de copas. Pero ocurre algo especial. El escritor salmantino ha
reemplazado el
escenario norteamericano y sus protagonistas por espacios y
tipos genuianamente hispanos, estos últimos incorporan la mala baba típica que
caracteriza a los protagonistas de las mejores novelas negras peninsulares.
Ocurre, al menos a mí me pasa, que la sangre nativa me duele más que la
estadounidense o la europea y los mamporros, bofetadas y disparos los oigo con
distinto resabio, le resultan más cercanos, más creíbles, menos artificiales,
en suma, más dolorosos. La descripción de lugares es suficiente. Cuatro trazos.
No hay alardes. No hace falta. Cuando el escritor salmantino explica que el
final de la barra del Lennox Club hay una puerta cerrada de la que cuelga un
letrero que reza Privado, no miente, es cierto. Esa puerta está allí, está
cerrada y en su letrero se puede leer Privado. Yo lo sé, puedo dar fe porque he
estado en Lennox Club y la he visto sin moverme del orejero donde leo. Me
guiaron hasta allí las palabras escritas por José Luis Muñoz. HERME CEREZO en
DIARIO SIGLO XXI
en librerías a partir del 25 de junio
primera presentación
SEMANA NEGRA DE GIJÓN
13 de julio
Espacio A Quemarropa
presenta CARLOS SALEM
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