SOCIEDAD / EL JUEZ PEINADO SE DESPEINA
Pienso que ya lleva mucho
tiempo desmelenado su señoría que a un paso está de su jubilación (la posterga hasta
los 72 años porque busca un colofón glorioso a su carrera judicial de veinte
años), y que por la tranquilidad de la
justicia debería haberse retirado a su lujoso chalet de dos plantas, piscina y
vistas a la montaña edificado sobre una enorme parcela que se valoró en 16.000
euros, lo que vale un trastero, y edificó sin licencia de obra, pero su presunto
delito de criminalidad urbanística está prescrito. Todo un personaje su señoría
Juan Carlos Peinado que lleva más de un año enfrascado en el caso Begoña Gómez,
escarbando por si encuentra algo sustancioso, practicando un sinfín de
diligencias chuscas con la que se podría completar un prontuario de humor como
cuando fue a interrogar a Pedro Sánchez por si conocía a una tal Begoña Gómez,
y lo hizo trasladándose a la Moncloa con toda la parafernalia judicial, y que
para hacer lo mismo con el ministro de Justicia Félix Bolaños revolvió tierra e
infierno hasta hacerse con una tarima porque tenía que estar más alto que el
ministro y mirarlo de arriba abajo mientras lo interrogaba. Al parecer su
señoría acababa de ver El gran dictador y se sentía Charlie Chaplin
haciendo de Adolf Hitler en esa extraordinaria película.
El juez Peinado, al
dictado de Manos Sucias, digo Limpias, el pseudosindicato de la derecha más
cutre que presentó la denuncia con una serie de recortes de pseudodiarios y
algunos bulos y es la acusación particular, y luego de Hazte Oír, la asociación
ultraconservadora ligada a Yunque, se ha ido liando tanto últimamente en sus
imputaciones que no se descarta que se impute a sí mismo en el caso de Begoña
Gómez en uno de sus descuidos, que son muchos. El juez, tras la cacería al
empresario Barrabés, la investigación sobre Air Europa por su rescate (que
investigue también el rescate de la banca que nos costó sesenta y cinco mil
millones de euros a los contribuyentes y no se han devuelto), la imputación y
desimputación del militante del PP Juan José Güemes (para que luego digan que
su señoría es partidista), filtrar la documentación a VOX cuando se encontraba
bajo secreto de sumario, desechar los
informes de la OCU que exculpaban a Begoña Gómez de cualquier delito, y que ahora
la tiene tomada con Cristina Álvarez (más irrisorio fue el caso de la niñera de
Irene Montero), la asesora particular de la esposa del presidente (cuando todos
las consortes de los presidentes de la democracia la han tenido y algunas hasta
dos), se ha liado, y mucho, con Félix Bolaños, seguramente porque el ministro
socialista mantiene en su rostro esa media sonrisa que no se saca de encima ni
cuando tiene que comunicar algo trascendente y su señoría ha interpretado que
se estaba riendo de él, y eso es comprensible, mientras lo sometía a un agrio
tercer grado.
En un nuevo auto disparatado
de los muchos que ha redactado, con una prosa rimbombante, tacha la actitud del
ministro de Justicia de proterva (gracias por el palabro que nos regala, que
casi es sinónimo de satánico, y lo voy a utilizar en mis próximas novelas), y se
ha liado tanto el buen hombre que ha enterrado a la esposa del presidente del
gobierno y habla del funeral de Begoña Gómez, con lo que cierra él mismo
definitivamente el caso, porque a los muertos no se les sienta en el banquillo.
En otro de sus inspirados momentos, el magistrado que quiere llevar a Bolaños a
juicio por malversación y falso testimonio, y pone en boca del ministro cosas
que no dijo, lo tilda de investigado / imputado dieciocho veces, un desiderátum,
cuando, hasta el momento, cuando lo interrogó de manera tan chusca, mirándole
de arriba abajo y llamándole la atención como si fuera un maestro de palmetazo
ante un alumno díscolo que no se calla ante una clase magistral, era solo
testigo. Por arte de birlibirloque, Peinado ya llama a Bolaños imputado /
investigado y eleva el suplicatorio al Tribunal Supremo en donde Marchena dirá
p’alante para procesarlo y ni aun así su señoría se estará quieto en su
instrucción prospectiva porque la pieza que quiere cobrarse como colofón a su
muy brillante carrera judicial es el presidente del gobierno y hasta ha
insinuado que podría ordenar el registro del Palacio de la Moncloa (los hijos
de Pedro Sánchez y Begoña Gómez, por fortuna para ellos, son menores e inimputables,
pero al paso que lleva esta instrucción puede que al final de ella ya sean
mayores de edad).
Hace muchos años, durante
el franquismo, los estudiantes de Derecho se despachaban a gusto con sus
catedráticos y celebraban un juicio bufo en donde los sentaban en un banquillo
imaginario y los ponían a caldo acusándolos de ser tostones, injustos en sus
calificaciones, tiranos y fumadores irredentos (entonces se fumaba mucho y las
aulas eran una nube tóxica). Con Peinado se podría hacer un juicio bufo y una
película de Berlanga al mismo tiempo. Jubílese, su señoría, y vaya a jugar a la
petanca en ese chalet con vistas que tiene y cuídese de no tirar la bola a su
piscina o tendrá que bucear hasta el fondo.
Comentarios