SOCIEDAD / A GALOPAR
Al hilo de que el Partido
Popular se ha dado su baño de masas en Madrid y ha conseguido reunir a una
marea de indignados llegados a bordo de autocares desde todas las partes de la
península a la llamada del líder opositor Núñez Feijóo, se me ocurren un sinfín
de consideraciones sobre los motivos y el lema de esa convocatoria que se me
antoja chusca.
La primera, muy grotesca,
arranca del lema Mafia o democracia sobre el que gira esa magna
concentración dirigida por Alberto Núñez Feijóo, el presidente de la Xunta que
veraneaba con el narcotraficante Marcial Dorado y se daba cremitas con él en la
espalda para no quemarse la piel. Toda Galicia sabía que Dorado era un
delincuente, pero Feijóo no.
Mafia. Cuando acaba de
salir de prisión un subsecretario de interior del PP acusado de hackear y
vender datos personales. Mafia. Cuando todavía resuena el caso Gürtel y sigue
la incógnita de quien era ese tal M. Rajoy que cobraba sobrecitos en negro de alguien
que se llamaba Bárcenas. Mafia. Cuando parte de la sede del PP se pagó en dinero
negro. Mafia. Cuando Pablo Casado fue defenestrado porque consideraba que la
conducta de la jefa del partido, Isabel Díaz Ayuso, era intolerable e inmoral,
y el decapitado fue él. Mafia. Cuando Isabel Díaz Ayuso vive con un presunto
delincuente y se beneficia de un pisito comprado no se sabe con qué. Mafia.
Cuando el exministro del interior Jorge Fernández Díaz será juzgado por
organizar la llamada policía patriótica que fabricó pruebas falsas contra
Podemos y los partidos independentistas catalanas durante años. Mafia. Cuando
casi la totalidad del último gobierno de José María Aznar hubo de sentarse en
el banquillo y algunos de sus ilustres miembros acabaron entre rejas. Mafia. La
que abandonó a su suerte a los valencianos durante la mortal DANA y el
presidente Mazón no ha dado ninguna explicación de qué hizo ese fatídico día. Y
así hasta el infinito. Y hablan de mafia los mafiosos. Cinismo superlativo.
Feijóo, el títere de
Ayuso y Aznar, y toda la derecha y extrema derecha de este país exigen
elecciones anticipadas inmediatas porque dicen que el país no se sostiene. No
se sostienen los datos económicos, arrolladores. No se sostiene el incremento
de las pensiones, subidas espectacularmente cuando con los gobiernos del PP no
llegaban al 0,10 %. No se sostiene el
salario medio interprofesional que casi se ha duplicado. No se sostiene que por
primera vez el paro no haya superado los dos millones y medio de personas. No
se sostiene que el gobierno progresista blindara los puestos de trabajo durante
la pandemia para que no se perdiera uno solo. No se sostiene que durante meses
haya habido transporte público gratuito. No se sostiene que este gobierno haya
sido el que más medidas de protección social haya implementado desde la
democracia.
Lo que nunca se ha
sostenido en este país es esa derecha y extrema derecha que se confunden,
cainitas de manual, capaces de votar contra sí misma para joder al gobierno,
antipatriótica en todos los foros internacionales, casposa en lo ideológico,
que vota contra el matrimonio homosexual y se casan a continuación sus miembros,
retrograda, de autentica mala gente que calla ante el espantoso genocidio de
Gaza cuando no lo justifica, guerracivilista que se burla de las fosas y de las
leyes de Memoria Democrática que incumplen.
La derecha españolista es
una de las peores de toda Europa, no concibe no gobernar y estar en la
oposición, se consume en su propia bilis alejada del poder, no tiene proyecto
de país ni ideas más allá de emponzoñar, no acepta perder porque cree que por
principio España le pertenece y si hay un partido de izquierdas en el gobierno
lo considera un okupa al que hay que echar por todos los medios con el famoso Quien
pueda hacer, que haga de Aznar. Es esa derecha, que considera que España es
un patrimonio suyo exclusivo la que convoca esa manifestación, la que dio un
golpe de estado y desencadenó una guerra y ahora utiliza otros medios más
civilizados (basura mediática, jueces de dudosa catadura moral y profesional y
ruido parlamentario), la que sigue añorando a la dictadura fascista de
Francisco Franco frente a la República como recientemente explicitó Esperanza Aguirre.
A galopar hasta
enterrarlos en el mar.
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