JOSÉ LUIS MUÑOZ GANA EL "CAMILO JOSÉ CELA" CON UNA NOVELA NEGRA EN LA QUE UN EX MIEMBRO DE ETA SE ENFRENTA A SU PASADO


EL MUNDO / EL DÍA DE BALEARES
Domingo, 21 de enero de 2007


PREMIOS 'CIUTAT DE PALMA' /
Triunfa la historia de un etarra arrepentido


MARCOS TORÍO

PALMA.- El Ayuntamiento de Palma desempolvó ayer la alfombra roja para celebrar en el Castillo de Bellver la gala de entrega de los premios Ciutat de Palma, que reconocieron los trabajos de los escritores José Luis Muñoz Jimeno, Melcior Comes, Pere Joan Martorell y José Luis de Juan Clar y del artista Aitor Ortiz.
El castillo estrenaba cubierta y, bajo su cobijo, Maria de la Pau Janer repitió como presentadora para ir intercalando actuaciones y galardones. La Associació Música i Joves abrió el acto con un fragmento de La flauta mágica de Mozart. A continuación los actores de la compañía En Blanc interpretaron unas canciones de la obra La capsa de Mu. El último premio de danza de Art Jove, Carles Miró, interpretó dos fragmentos de las piezas Detrás de ti y Encuentro 1. El mensaje políticamente correcto de integración vino del espectáculo de danza del vientre ofrecido por Goo Doo y Karine Tribal Troupe.
El salmantino José Luis Muñoz Jimeno venció el Camilo José Cela de novela en castellano -dotado con 18.000 euros- con La caraqueña del Maní, una historia protagonizada por un ex etarra redimido que debe enfrentarse a su pasado desde su nueva vida en Venezuela cuando dos miembros de ETA le reclaman que regrese a la militancia debido a la delicada situación que atraviesa la organización terrorista. «Macario -el protagonista- arrastra un sentimiento de culpa muy fuerte y llega a la conclusión de que la lucha no ha merecido la pena, por lo que se niega a regresar», relató el escritor a este periódico. La situación derivará en un «encadenado de persecuciones y violencia» propios de la novela negra.
El contenido político y social de la obra se extiende a un retrato de la «crispación que vive la sociedad venezolana» combinado con «el colorido y la sensualidad» del país suramericano.
El estilo narrativo no tiene «excesivas florituras», se articula con frases cortas y concisas que favorecen «el enganche del lector». Está escrita en primera persona y las reflexiones iniciales del protagonista van dejando paso al último tercio «repleto de acción».
Tras la ruptura del proceso de paz, Muñoz lamenta la «nefasta situación actual» provocada porque «no había un interlocutor válido sentado al otro lado de la mesa», la de la banda terrorista. «Se ha impuesto la facción más radical en una organización acéfala».
El escritor se acordó en los agradecimientos del literato que da nombre a su premio, Camilo José Cela, al que definió como «uno de los más insignes cultivadores de la lengua castellana».
El premio de novela en catalán Llorenç Villalonga -dotado con 18.000 euros- recayó en Melcior Comes por El llibre dels plaers immensos, una obra de «iniciación permanente que reivindica una forma de ver la existencia como una educación que nunca acaba».
Narrada en primera persona, cuenta la historia de un noble mallorquín descendiente de una familia de condes que deberá enfrentarse a su entorno familiar y social para intentar dedicarse a la música. El protagonista es, según el autor, «un libertario de espíritu libre y artístico» que descubre todos los placeres de la vida.
La obra utiliza «un lenguaje literario eficiente y de calidad» para retratar las dudas y conflictos que preocupan al personaje.
El psicólogo y teniente de alcalde Cultura y Juventud en Lloseta, Pere Joan Martorell, triunfó en la categoría de poesía en catalán Joan Alcover -dotado con 9.000 euros- con la obra Dansa Nocturna, continuación del anterior Llibre d'esfera.
El ejercicio poético de Martorell -premiado unánimemente- adquiere forma de dietario para bascular «entre la memoria del pasado y el día a día». A lo largo de 40 poemas da voz al deseo, a los recuerdos y a personas que considera referentes o detesta.
La parte final de Dansa nocturna reflexiona sobre el trabajo de escritor desde el desvelo y la vigilia que titulan la obra, repleta de poemas largos, discursivos que buscan la musicalidad. El ritmo le gana la partida a la métrica y «los versos libres o blandos» obligan, en ocasiones, a una «relectura».
José Luis de Juan Clar obtuvo el premio de poesía en castellano Rubén Darío -dotado con 9.000 euros- por Versión del Este que recoge las vivencias del autor durante su estancia en la Alemania Oriental hace un par de años. «La unificación no ha cambiado el panorama y el Este sigue siendo una zona deprimida», explicó el autor.
El poeta plasma sus sensaciones sobre la gente, el paisaje, el estilo de vida y el humor de los alemanes de una forma nada clásica. «Hay unidad espacial y temporal y las reflexiones son del presente y no del pasado». El estilo es austero, poco narrativo para una cincuentena de poemas «bastante cerrados en sí mismos» y con «pocos ecos de la poesía actual».
El único pasado es el vivencial, del que el poeta no puede abstraerse, pero «el yo intenta desaparecer».
Aitor Ortiz se impuso en el Antoni Gelabert de Artes Plásticas -dotado con 12.000 euros- con Muros de luz, una serie fotográfica tomada en una explotación de una canteza de mármol en Vizcaya. Ha intervenido las instantáneas para «generar un espacio virtual legimitado por las propias fotografías».
La alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, contestó implícitamente a las instituciones y partidos políticos que critican la política cultural de Cort: «La Cultura es una señal identitaria que no pertenece a ninguna minoría porque es propiedad de todos. No puede estar sometida a los intereses de cada grupo, ser excluyente ni regirse por normas rígidas».
Los premios acabaron con la contemplación del Aiguafoc y un cóctel en el exterior de Bellver.

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