LOS LIBROS DE MIS AMIGAS

HAZ DE LUZ
Adriana Serlik

Editorial Legados, 2009
133 págs.
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Años lleva la argentina Adriana Serlik (Avellaneda, 1945) afincada en nuestro país, concretamente en Gandía, en donde desarrolla una actividad cultural ligada al mundo de la radio, en la cadena SER de su localidad, escribe y publica numerosos poemarios y organiza un concurso literario, a través de su web La lectora impaciente, del que, por cierto, fui jurado.
Publica la editorial Legados, en su colección Narrativas, un exquisito volumen que recoge su obra en prosa, un puñado de relatos, algunos brevísimos pero de extraordinario fuste. Es Adriana Serlik un escritora atenta al detalle, de prosa precisa, que saca partido y convierte en literatura todo lo que le rodea. Flota en sus historias un aire costumbrista y hay un cariño exquisito y un respeto por todos y cada uno de sus protagonistas y no están exentas, algunas, de la cruda realidad política que vivió en su país de origen. Difícil decir que relato prevalece sobre el otro, porque todos son perfectos, medidos, escritos con un cuidado exquisito, pero vaya aquí, a modo de muestra, el relato que encabeza el libro, Decidió cerrar la puerta, para hacerse una idea de la calidad de los textos que integran este Haz de luz que, si algún defecto tiene, es su brevedad.

DECIDIÓ CERRAR LA PUERTA
C erró la puerta y dio dos vueltas al cerrojo.
Había pasado una semana sin moverse de casa; la depresión la había recluido.
El teléfono no sonó esos días y ella no quería molestar a sus amigos con su desazón.
Su ánimo se habría elevado si alguien la hubiera llamado, si le hubiera dado algo de compañía.
La pérdida de su marido hacía unos meses la había sumido en una profunda tristeza, nada le interesaba; él había constituido su mundo, su fuerza y ahora se sentía desvalida y atemorizada, ya no sabía vivir sin él.
Por la noche extendía la mano buscando su calor y al no encontrarlo permanecía despierta hasta el amanecer.
Con gran esfuerzo había vaciado el armario con su ropa, la había regalado a un vecino. Había doblado pantalones y camisas sin poder contener las lágrimas, luego había separado fotografías que había enviado a sus hijos.
Sabía que no volvería a ver a sus hijastros. En los últimos tiempos habían llamado o visto poco a su padre, presionados por las exigencias de una madre atormentada y autoritaria.
Había conocido a su esposo muchos años después de una separación, decidida por la ex mujer, que nunca había aceptado que él fuera un militante político y que no coincidiera con su ideología.
Caminó mojándose los pies por la orilla y cuando, con el ruido de las olas, oyó la voz de su amor llamándola, decidió adentrarse en el mar para siempre. fotos de José Luis Muñoz tomadas en la isla de Hierro

ADRIANA SERLIK
(Avellaneda, Argentina, 1945) ha estudiado Música y Magisterio, especializándose en Enseñanza Artística, Educación de Adultos y Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y en Musicoterapia en Madrid.
Su carrera poética comienza en 1968 con la publicación de Improntus 6, libro al que seguirán: Los espejos (1972), Desde nosotros, los niños (1978), La silla de paja (1984), Poemas del amor y la soledad (1996), Andaremos, amor, andaremos (2005), El gran devorador y otros relatos (2006), Las sonrisas gastadas (2006) y La esfera dorada (2006), además de participar en diversas antologías.
Ha realizado programas de radio en Argentina, Paraguay e Italia (para la RAI) y ha escrito artículos para diversos medios de Buenos Aires, Asunción y Madrid, trabajando como correctora y traductora para editoriales españolas.
En 2001 crea la web de literatura y arte La Lectora impaciente, a través de la cual organiza anualmente certámenes internacionales de relato, poesía y fotografía digital.

Comentarios

Adriana Serlik ha dicho que…
Gracias por tu comentario.
Un enorme abrazo
Adriana Serlik
José Luis Muñoz ha dicho que…
Gracias a ti, Adriana, por tu maravilloso libro.
Susana Sosa Villafañe ha dicho que…
En la brevedad de tu reseña también dibujas una silueta clara y precisa de Adriana. Y tienes razón sobre su estilo de comunicar sus vivencias. A mi me encanta leerla. La foto que has elegido para ilustrar la nota, es perfecta.
José Luis Muñoz ha dicho que…
Gracias, Susana. Escribiéndola me contagié de la brevedad y concision de Adriana. Sus relatos tienen las palabras justas, lo que es todo un mérito.
El mérito de las fotos lo pone la naturaleza

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