LA PELÍCULA

ROBIN HOOD
Ridley Scott

Diez años después de Gladiator la, para mí, una de las mejores películas de aventuras de Ridley Scott, intérprete y director vuelven a reunirse para esta nueva versión sobre el arquero de Sherwood, y lo de nueva versión no es nada baladí porque el realizador de Blade Runner filma exactamente el período anterior al de la proscripción de Robin Hood y su conversión en salteador de caminos ─ aunque hay un pequeño apunte, en clave cómica, de su posterior y central actividad cuando asalta, con la ayuda de un fraile orondo y borrachín, a la partida de soldados reales que se llevan el grano del pueblo ─ y nos presenta un arquero próximo al poder, primero como cruzado a la órdenes de Ricardo Corazón de León ─ que, por cierto, en esta versión muere en tierras francesas cuando en casi todos los filmes sobre este período disputaba en Inglaterra el trono que le arrebatara Juan Sin Tierra ─ y después como intrigante dispuesto a unir las fuerzas divididas de su reino y plantar cara al invasor galo.
No pretende en esta película Ridley Scott otra cosa que entretener dignamente y ofrecer espectáculo, y lo consigue a medias porque pesa en su contra altibajos de ritmo y un excesivo metraje. El realizador de Alien suele ser, con excepciones ─ la aburrida Tormenta blanca, la infausta Teniente O’Neil, ─ solvente porque maneja el oficio como nadie desde su maravillosa opera prima Los duelistas, no se deja deslumbrar por los efectos especiales, que están siempre al servicio de la historia y no al revés, y otorga la importancia debida a sus actores. Si hay que juzgarle por los aciertos ─ ¿qué diríamos de Woody Allen o de Clint Eastwood si los juzgáramos por el conjunto de su filmografía? ─ tenemos que decir que ha facturado, por lo menos, un par de obras maestras, Blade Runner y Alien, y realizado un extenso puñado de dignas películas de entretenimiento como 1492. La conquista del Paraíso, Black Hawk derribado, El reino de los cielos o American gánster.
Robin Hood es visualmente perfecta, tiene acción bien dosificada que huye de lo excesivamente sangriento, seguramente para ser vista por todos los públicos, y entretiene en casi todos sus tramos aunque donde especialmente brille sea en la descripción de las batallas, sobre todo en la última en la playa, contra el invasor francés, en un desembarco que nos remite directamente al de Normandía ejemplarmente visualizado por Steven Spielberg y que seguro Ridley Scott tuvo muy presente durante el rodaje porque hay algunos planos, de soldados franceses aflechados bajo el agua, o de la arribada de las lanchas de desembarco ─ por cierto, idénticas a las de la Segunda Guerra mundial, lo que no sé si es una licencia que se toma ─ que parecen haber sido clonados de los de Salvar al soldado Ryan.
En el plano actoral brilla el rocoso Russel Crowe, que empieza a ser con respecto a Scott lo que Di Caprio con Scorsese, en un papel por el que ya pasaron Douglas Fairbanks, Errol Flyn, Sean Connery y más recientemente Kevin Costner, y la extraordinaria Kate Blanchet, que parece extraída de un cuadro de la escuela flamenca, al lado de un veterano Max Von Sydow, un recuperado William Hurt y Oscar Isaac, uno de los protagonistas masculinos de Ágora, en el ingrato papel de Juan sin Tierra. Pero no se observa excesiva química entre esos Robín y Marian tan alejados sentimentalmente de los ideados en la versión de Richard Lester.
Y para que no todo sean loas destacar algunos fallos de grueso calibre que a uno no se le escapan. El primero, que a ningún estratega se le ocurre desembarcar en esa playa ratonera de la costa británica, encajonada entre acantilados, para que los arqueros diezmen desde lo alto a los invasores. Y el segundo, que nadie puede creerse que la delicada Kate Blanchet, aunque salga como fibrosa campesina, pueda blandir un mandoble con tanta soltura.
Una película entretenida, aunque muy por debajo de la anterior incursión de Ridley Scott en el cine histórico y de aventuras, El reino de los cielos, pero que pasará sin pena ni gloria a engrosar la desigual filmografía del director de Thelma y Louise. Y una recomendación: no se levanten de forma precipitada cuando termine la película porque se perderían sus maravillosos y pictóricos títulos de crédito.
JOSÉ LUIS MUÑOZ


Comentarios

Entradas populares