SOCIEDAD / DESVARÍOS PREELECTORALES
DESVARÍOS PREELECTORALES
La entrada de
Venezuela en la campaña electoral era muy previsible, pero no lo era tanto que
Albert Rivera, a la desesperada, se fuera a buscar votos al otro lado del
charco en esa minigira inútil que le ha perjudicado más que beneficiado, porque
todo el mundo, hasta sus fieles, ha visto la teatralización de ese frívolo acto
electoral al otro lado del charco.
El líder de
Ciudadanos, y bueno es saberlo, se está radicalizando hacia la derecha, por
supuesto, y hasta su subconsciente le juega tremendas pasadas como la de decir
que es mejor una dictadura que lo que está pasando en Venezuela. Nada nuevo,
por otra parte. Otro ilustre bocazas, este afiliado al PSOE para desgracia de
su partido, Felipe González, llegó a decir que en Venezuela se respetaban menos
los derechos humanos que en el Chile de Pinochet. Parece que hay nostalgia de
esos años de plomo, cuando el orden en Latinoamérica lo implementaban
estrategias como el plan Cóndor y la picana era de uso común.
Extender la campaña
electoral en España a Venezuela es de una torpeza inaudita y el movimiento
estratégico de Albert Rivera no le va a suponer un aumento de votantes sino
todo lo inverso. Al contrario que José Luis Rodríguez Zapatero (y ahí están las
reuniones en la República Dominicana en marcha que se van a celebrar entre la
oposición venezolana y el gobierno en la isla caribeña) Rivera ha ido a
Venezuela a enconar más la grave situación que atraviesa el país para obtener
un posible rédito electoral e intentar frenar el ascenso de Unidos Podemos. Si
tiene tanta sensibilidad social, como alardea, que hable de los gravísimos
problemas que afectan a la sociedad española y diga cómo va a resolverlos.
El gobierno del PP
también anda muy preocupado por los doscientos mil españoles residentes en
Venezuela. Ya hemos visto lo preocupado que está por los más de cuarenta
millones que viven en España.
Hablemos de Venezuela,
claro, pero hacerlo más ya es imposible a no ser que queramos que los debates
electorales se hagan en Caracas y los modere Maduro. Hablemos de la
conculcación sistemática de los derechos humanos en México, de los miles de
desaparecidos y de la incapacidad de su gobierno de garantizar la vida de sus
ciudadanos; hablemos de por qué el gobierno español tiene unas relaciones privilegiadas
con, por ejemplo, Arabia Saudí, que persigue, cimitarra en mano, a mujeres,
blasfemos y disidentes políticos y con la otra mano alimenta a los yihadistas,
pero hablemos, sobre todo, de España, de la involución social y económica de la
política de este gobierno, de sus intentos de genocidio cultural, de su falta
de independencia frente al diktat de la Unión Europea.
Equivocó su destino el
señor Rivera. Quizá debió ir más acerca, a Idomeni, por ejemplo, y explicar a
los refugiados cuál va a ser su política con ellos si llega al gobierno o se lo
facilita a su homólogo Mariano Rajoy, el que acoge 20 refugiados de los 20.000
que le corresponden. Cuestión de ceros.
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