SOCIEDAD / EL CAOS
EL CAOS
¿Es un oxímoron un caos
organizado? Cada vez estoy más convencido de que el caos que parece dominar el
mundo desde hace unas décadas no es algo casual, sino que hay una intencionalidad
programada para que siga y se multiplique, porque detrás de él hay oscuros
intereses para que así sea, o confluencias sospechosas. Será por deformación
profesional, pero cuando se intenta descubrir quién está detrás de un crimen
hay que buscar directamente al que sale beneficiado por él, que lo pueda haber
perpetrado directamente o, si es más inteligente, a través de terceros a los
que a lo mejor ni siquiera conoce e ignoran que son manipulados. El jugador de
ajedrez que mueve sus piezas.
El caos ha golpeado hoy, con
toda su brutalidad, Bruselas, el centro de Europa, causando dolor irreparable en
las víctimas directas y terror paralizante en la sociedad belga y europea. El
terror ha cumplido con su objetivo. Meses atrás había sido París, golpeado por
dos veces, y Londres, Madrid, Moscú, Marrakech, Mogadiscio, Bamako... Los
atentados de Bruselas se producen, casi de forma simultánea, con las
vergonzantes imágenes de la crisis de los refugiados, los nuevos judíos, a los
que Occidente, una Unión Europea cada vez más inepta y pasiva, rechaza, expulsa,
pone en su camino un sinfín de barreras y acaba pagando a Turquía para que
actúe de gendarme y los detenga en una política que no dudo en calificar de
criminal, porque mata a la gente. No se tardará en invertir en patrulleras que
los intercepten en el mar y disparen contra las barcazas que crucen el
Mediterráneo para que no lleguen. Y mueren niños, de frío, se amputan pies y
piernas a los refugiados, que huyen de los que ponen bombas en Madrid, París y
Bruselas, en esos campamentos de la vergüenza sumergidos en el fango, una imagen
que recuerda lo que sufrió el éxodo republicano cuando buscó refugio en la
Francia del Frente Popular (un hecho vergonzante que me viene a la cabeza ahora,
porque seguimos repitiendo la historia, como si no hubiéramos aprendido nada de
ella), se humilla y mortifica a esos millones de personas que no tienen país
porque Occidente, con una política irresponsable, contribuyó activamente a que
lo perdieran.
El caos está planificado. El
caos está planificado para que el ideal de Europa, si lo hubo hace décadas, desaparezca
dinamitado por las bombas y el tableteo de los kalashnikov. Ya ha desaparecido.
Europa ya tiene fronteras y controles por todas partes. Europa pierde día a día
las libertades que la caracterizaron. Gana el terrorismo. Gana quien está
detrás de ese terrorismo.
Con la caída del muro de
Berlín y el desmantelamiento del bloque soviético, era una necesidad crear un
foco de tensión para justificar la industria armamentística y dar relevancia a
las empresas de seguridad, otro de los grandes beneficiarios de este caos. La
concatenación de sucesos tras el 11 S, con la invasión de Afganistán, la
destrucción de Irak, una primavera árabe que derivó en otra cosa y la
desaparición de Libia, parecen los movimientos de una jugada diabólica con dos
objetivos muy claros: crear un movimiento yihadista de reacción en territorios
en donde no había (Sadam Hussein, Muamar al Gadafi y Bashar al- Ásad,
autócratas sanguinarios, eran laicos), que se ha conseguido con creces con el nacimiento
del DAESH y las ramas de Al Qaeda, y agitar el avispero en el sur de Europa
para perjudicarla directamente. El patético trío de las Azores fue el peón utilizado por Spectra (diría el desaparecido
Manuel Vázquez Montalbán) para desestabilizar las dos orillas del Mediterráneo.
Los valores europeos, de los que en estos momentos nadie se acuerda, no un
simple mercado económico, podrían ser peligrosos para los que mueven los hilos
del mundo a los que sólo les mueve el poder y el dinero. El terrorismo gana por
goleada la partida. Hay pérdidas de libertades, control de las comunicaciones,
restricciones a la libertad de expresión y movimiento. Nunca estuvimos tan
controlados como lo estamos ahora: nuestra imagen la registran un sinfín de
cámaras desde que salimos de nuestra casa; nuestras conversaciones son
escuchadas y nuestros correos electrónicos han perdido su condición de
privacidad. Y a ello hay que añadir un empobrecimiento progresivo de la
población, debido a los recortes sociales, para redondear la situación.
En este momento de crisis de
valores la izquierda europea es la gran desaparecida del escenario: está
ausente de Europa, y en países como Grecia, con Syriza, ha sido absolutamente domesticada
para que no suponga ningún riego y aplique obedientemente el dictat de la
Troika. Paralelamente crecen en toda Europa, menos en España, los movimientos
xenófobos, racistas, de extrema derecha y antiislamistas. Todo un caldo de
cultivo social que recuerda al que hubo previo a la Segunda Guerra Mundial.
Da la sensación de que todo
está descontrolado en el mundo en el que vivimos y que sufrimos, cuando todo,
seguramente, está absolutamente controlado por los que planifican, desde sus
despachos, ese descontrol rentable que cotiza en bolsa. Las dos guerras
mundiales, la guerra fría y la guerra contra el terrorismo son, ante todo,
oportunidades de negocio que juegan con las cartas de los nacionalismos y las
religiones para arrastrar a las masas en uno u otro sentido y enfrentarlas. Para
ellos, los sin nombre, no somos más que una manada de ñus y nuestra sangre y
nuestra carne no tiene ningún valor, porque somos los peones a sacrificar por
los que juegan la partida. Siempre ha sido así.
Booktrailer de Cazadores en la nieve
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