SOCIEDAD / 21D
21D
No hubo
ríos de sangre. No se desencadenó la guerra civil en la nueva Eslovenia. Esa
Triple A de Partido Popular, Ciudadanos y Vox lamenta que los desórdenes fueran
mínimos (cortes de carreteras, alguna barricada) aunque los magnifican. La
apocalipsis balcánica no se produjo en una Barcelona blindada por los mossos que dejaron a un lado sus reivindicaciones
y actuaron como una policía más para mantener el orden y garantizar la
celebración de ese consejo de ministros.
Un
sector importante de la sociedad catalana, la que se manifestó cívicamente por el
Paseo de Gracia de Barcelona a partir de las 6 de la tarde, la que acudió a ese
consejo de ministros paralelo patrocinado por Omnium Cultural en la Estación de
Francia, los que, con un cierto grado de violencia, trataron de impedir
infructuosamente el consejo de ministros que el gobierno de España celebró en
la Llotja de Mar, tildó la iniciativa del gobierno de Pedro Sánchez como una provocación por elegir la fecha del 21 de
diciembre, a un año de las elecciones convocadas por Mariano Rajoy dentro del marco del 155 que ganaron los partidos
independentistas que concurrieron a ellas, precisamente. Tampoco ha sentado
bien esa política de gestos que ha cristalizado en rebautizar el aeropuerto del
Prat como Josep Tarradellas o
restituir la dignidad de la figura de Lluis
Companys ejecutado durante el franquismo (es poco).
El
bloque derechista, el que exige día sí y otro también, como un mantra, el 155,
tilda a Pedro Sánchez de traidor que ha vendido la nación (Pablo Casado) o humillado ante quien ha secuestrado Cataluña para
destruir España (Albert Rivera). Algunos
de los barones socialistas, que ven temblar los sillones bajo su culo, le
tachan de pusilánime (Javier Lambán),
le piden que ilegalice a los partidos independentistas (Emiliano García-Page) o le responsabilizan, veladamente, de su
derrota (Susana Díaz).
Oídas
las reacciones, uno se pregunta a quién ha contentado Pedro Sánchez con ese consejo de ministros blindado (tampoco a los
comerciantes del centro de Barcelona que han tenido un día negro de ventas en vísperas
de Navidad) si propios y ajenos se lo reprochan y a los que les ha tendido la
mano se la muerden. ¿Qué rédito electoral o político pretendía con su decisión?
Ha
habido gestos. Los gestos son importantes si son el preludio de actos
posteriores. La foto de Joaquim Torra
(el Radovan Karadzic de Cataluña según
Alejandro Fernández del PP) estrechando
la mano de Pedro Sánchez es un gesto.
Los mossos d’esquadra disolviendo a
los CDR más beligerantes que les reprochaban que no se merecían la senyera que
llevaban en el uniforme, otro gesto, sin duda. Y ha habido anécdotas como el diálogo
surrealista entre un agente forestal, que se manifestaba contra el consejo de
ministros del 21D, y un mosso d’esquadra
de la Brimo (Mosso: ¿Tú eres funcionario como
yo o qué? Agente forestal: Sí. Mosso:
Pues defiéndeme a mí de estos hijos de
puta. Agente forestal: Yo defiendo la
república. Mosso: ¡Qué república ni
qué cojones. La república no existe, idiota!). Los bomberos han mediado
entre los violentos y la policía, y los manifestantes pacíficos han intentado
desactivar a los violentos.
Los
independentistas exigen más diálogo (lo habrá) y el triángulo derechista,
ahora ultra desde el acercamiento de Rivera
a Abascal, reprocha todo diálogo y
aboga por la fuerza, por un 155 preventivo y eterno que preserve la unidad de
España.
A mí,
en particular, me sorprende, por contraposición, este ruido que ha generado el
consejo de ministros celebrado por Pedro
Sánchez en Barcelona frente al silencio absoluto que se produjo cuando cayó
sobre Catalunya el 155,se disolvió el Parlament, se intervinieron todas las consellerías, se encarceló a la mitad del gobierno, la otra
mitad tuvo que exiliarse y los que ahora gritan fueron a votar ordenadamente a
unas elecciones que convocó Mariano
Rajoy el 21D. ¿Vive mejor con el PP el independentismo? ¿Tiene nostalgia de Rajoy?
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