LITERATURA / LAS PARTIDAS SILENCIOSAS: PEDRO ZARRALUKI

 


El pasado 1 de marzo se nos fue Pedro Zarraluki. En Gerona. Con setenta años. Silenciosamente. No reparé en su necrológica hasta hoy y porque me lo recordó Andreu Martín. Ya no es tiempo ni de bodas ni de bautizos sino de funerales. Uno interioriza la muerte, se va acostumbrando a su compañía, a qué le roce. ¿Cómo será morirse?



Pedro Zarraluki era un escritor elegante. Él mismo lo era. Novelista de larga trayectoria, entre sus obras destacan La noche del tramoyista, El responsable de las ranas, La historia del silencio, Hotel Astoria (¿qué tiene ese hotel barcelonés que sale en varias de mis novelas?), Un encargo difícil. Su última novela publicada data del 2021: La curva del olvido. Además, publicó cinco volúmenes de cuentos y fue distinguido con los premios Herralde, Nadal, Ciudad de Barcelona, Ojo Crítico y traducido a diversos idiomas, entre ellos el ruso: Zarraluki era un gran admirador de Chejov.


Zarraluki fue también un gran y buen activista cultural, el fundador del mítico Café Salambó del barrio de Gracia, al lado de los cines Verdi, en donde suelo tomar un café mientras espero la película o comer a muy buena relación entre precio y calidad, algo cada vez más difícil en Barcelona. Y allí, en el Salambó, en honor a su admirado Gustave Flaubert, se gestó uno de los premios literarios más prestigiosos en lengua catalana y castellana entre los años 2000 y 2008 que distinguía el mejor libro publicado, galardón sin dotación económica y que decidía un jurado de lujo de quince escritores entre los que estaban Manuel Vázquez Montalbán, Juan Marsé, Antonio Muñoz Molina, Rosa Regás, David Trueba, Mercedes Abad. Antonio Orejudo, Jorge Volpi, Eduardo Mendoza entre otros. Los que vayan al Salambó podrán ver las magníficas fotografías de cada uno de los jurados colgadas de sus paredes de madera oscura.


La nómina de los ganadores de ese premio es sencillamente espectacular: Javier Cercas, Javier Marías, Juan Eduardo Zuñiga, Roberto Bolaño, Baltasar Porcel, Álvaro Pombo, Joan Daniel Bezsonoff, Vicente Molina Foix, Inma Monsó, José María Merino, Manuel Baixauli, Ramón Erra y Cristina Fernández Cubas. 


Traté poco a Pedro Zarraluki. Lo saludaba alguna vez, cuando me tomaba un café, porque el Salambó era un poco mi casa del barrio de Gracia, mi barrio, en donde fui un niño más o menos feliz, y tenía aire de café madrileño añejo, ese tipo de local que falta en Barcelona para estar allí un buen rato, disfrutar de una tertulia o leer un diario de papel. Lo encontrabas al otro lado de la barra, charlando con el personal mientras se tomaba alguna bebida. Hablé con él para hacer una triple presentación de Ciudad en llamas, Muerte por muerte y Tu corazón, Idoia acompañado por mi paisana Celia Santos y mi amigo José Vaccaro en la parte alta del establecimiento un día que caían chuzos de punta y se llenó el local, quizá por ser la presentación que marcó mi regreso a Cataluña después de cuatro años de exilio sentimental en el sur o para refugiarse del diluvio. Leí algunas de sus novelas, La historia del silencio, y seguro que tengo alguna perdida entre los anaqueles, pendiente de leer en esta u otra vida. La noticia de tu partida me deja sencillamente desolado.  


Mi novela más literaria. Un homenaje a Thomas Mann y a su "Montaña mágica" a través de una matrioska que cuenta tres historias que se entrelazan y acaban siendo un homenaje a la literatura y a la creación.




Comentarios

Entradas populares