LA ENTREVISTA


SARAH MORENO ME ENTREVISTA

PARA EL NUEVO HERALD DE MIAMI

El enlace para la entrevista en el diario está a continuación El Nuevo Herald Tribune de Miami , pero aquí ofrezco la totalidad de mis respuestas al cuestionario que amablemente me remitió Sarah Moreno y que, por razones de espacio, no pudo publicar íntegro el diario de Miami.


SARAH MORENO Dices que comienzas a escribir quizás por ese deseo de "ser otro'', ¿qué otras razones te llevaron a elegir esta carrera que como dice tu blog es para "corredores de fondo’’? Mencionas a algún que otro ídolo literario: Stevenson; yo descubro a Hemingway y sus aficiones etílicas en la insistencia de Santiago O’Higgins en tomar cierto whisky raro y carísimo. ¿Cuáles son esos escritores o filmes emblemáticos para ti y por que?


JOSÉ LUIS MUÑOZ Sí, el deseo de ser otro se colmaba, cuando era pequeño, disfrazándome. Me recuerdo ante el espejo del cuarto de baño de mi casa familiar liándome una toalla a guisa de turbante hindú y dibujando con corcho quemado barba y bigote. Luego ese deseo de ser otro lo satisfacía a través de la literatura, desde muy pequeño ─ escribí mi primera novela, un western, a los 7 años ─, creando personajes, como un juego. Yo jugaba escribiendo mientras los demás niños jugaban dando patadas al balón. Y pronto entré en el santa sanctorum de las bibliotecas, la privada de mi padre, que tenía infinidad de libros y fue, en buena parte, culpable de mi adicción literaria, y las públicas, buscando la droga de la lectura. En mi adolescencia y juventud tuve una serie de autores que me abrieron los ojos en cuanto a la literatura, que me hicieron soñar, y estos fueron Stevenson, como tú dices, que me lo leí no hace muchos años con motivo de escribir un estudio para una revista literaria y comprobé su absoluta vigencia, Jack London y Joseph Conrad. Cortázar, en mi época de universitario, me abrió los ojos a la literatura como juego experimental y me ha influido de forma muy poderosa, sobre todo en mis relatos fantásticos. Curiosamente casi todos mis escritores favoritos son también viajeros, por lo que los considero muy cercanos a mí. Hemingway era un tipo vitalista, aventurero y también viajero. Era un personaje, aunque ausente, de referencia, de otra de mis novelas ambientada en escenarios iberoamericanos: "Último caso del inspector Rodríguez Pachón", que transcurre en La Habana. Hemingway bebía, pero más bebía Malcom Lowry, uno de mis iconos literarios. Su novela “Bajo el volcán”, uno de los libros que más me han impresionado, rezuma mezcal en cada una de sus geniales páginas. El que Santiago O'Higgins, uno de los personajes de “El corazón de Yacaré” consuma determinado whisky, Lagavulin, bastante elitista y poco conocido, es un guiño a un colega español y amigo muy aficionado a esa rara marca: José Carlos Somoza. SM Me resulta curioso la elección del escenario para tu novela, un país imaginario que políticamente es la síntesis de muchos países de América Latina, sobre todo en la época de las dictaduras militares en el Cono Sur y Brasil. Parece obvio que no hay sitio más sórdido que estos países para crear la atmosfera de la novela negra. Pero en fin, dime tus razones de por que ubicarla allí.

JLM Existe una relación personal con esos escenarios que va más allá de lo literario y se sitúa en el plano emocional. Aparte de los Estados Unidos, conozco México, Cuba, Brasil, Venezuela, Colombia y aspiro conocer el resto de países que me quedan de América. Hay una indudable cercanía idiomática y cultural con todos ellos, pero, a su vez, actúan como fuentes de inspiración. "La casa del sueño", "Mala hierba" y "Lluvia de níquel" transcurren en EEUU. "Último caso del inspector Rodríguez Pachón", en Cuba. "La caraqueña del Maní", en Venezuela. Eso sin olvidar la trilogía "La pérdida del Paraíso" que narraba el descubrimiento de América. "El corazón de Yacaré" tiene un trasfondo político que pertenece a muchos países del Cono Sur, como tú bien dices, que sufrieron espantosas y sanguinarias dictaduras: Chile, Argentina, El Salvador. Guatemala… El escenario de la novela es esa América dolida y sangrante por sus dictaduras de turno que cometieron atrocidades contra la población civil y conculcaron todos los derechos humanos. Aunque a otro nivel, por esa época en España sufríamos los excesos de la dictadura de Franco que, en los años posteriores al final de la guerra civil, fueron terribles. Podría pensarse, al leer la novela, que tiene algo de realismo mágico, pero es que yo creo que lo que se da en Iberoamérica es realismo a secas que resulta excesivo porque la selva es excesiva, la violencia es excesiva, el sexo es excesivo, todo aparece contagiado, para bien o para mal, de una exuberancia que cautiva desde el punto de vista literario y permea todos los aspectos de la vida.
SM ¿Por cierto, cuando comienza a hacerse interesante América Latina para un escritor salmantino y por qué?

JLM El vínculo entre España y América Latina es muy intenso. Hay en España sentimientos muy contradictorios en cuanto a nuestra actuación en el continente. Nos consideramos, al mismo tiempo, héroes y villanos. Eso lo plasmo, creo yo, en los personajes de "La pérdida del Paraíso", en esos aventureros que pisaron por primera vez tierra americana con Cristóbal Colón, partieron rumbo a los desconocido. Y esos sentimientos son recíprocos, se sienten, también del otro lado. En Cuba, por ejemplo, el cordón umbilical con la metrópoli no se ha roto, un español se siente mejor acogido que en su propio país. En México se conjuga aversión y amor hacia lo español. Iberoamérica fue un territorio tan bello como salvaje que colmó todos los apetitos de los españoles que marcharon allá para descubrirla, que se enriquecieron, que buscaron su El Dorado, que murieron en sus selvas o sobrevivieron a mil y una aventuras. Y es un territorio muy literario porque en él se da una cierta magia, producto de un sincretismo cultural y religioso, de la fusión de la cultura indígena con la de los esclavos africanos y la de los españoles. Para mí, que he cultivado a lo largo de mi carrera tres géneros literarios fundamentalmente, como son el género negro, la novela histórica, la novela erótica y la fantasía, América es un escenario ideal de creatividad.

SM Para hablar un poco del tópico de tu conferencia en la feria de Miami, ¿cuál es el estado actual de la novela negra en las letras en español? ¿Qué más tienes en mente para la conferencia, un vistazo para dejarnos interesados en asistir? ¿Cuál es la peculiaridad del género policiaco en españoles en comparación con modelos anglos tan conocidos y leídos?

JLM Vaya por delante mi admiración por los maestros norteamericanos, por Dashiell Hammeth, Raymond Chandler, pero también por James Cain, Jim Thompson, Patricia Higshmith, James Ellroy o Mac Bhem. Son autores que nos han dado lecciones a los autores que luego hemos abrazado el género negro, aunque también hay algunos europeos, como Simenon, fundamentales. Pero hay otros muchos países, aparte de los Estados Unidos, que han desarrollado sus propias escuelas de autores negro criminales. Hay un montón de autores argentinos, como Rolo Diez, Guillermo Orsi, Ernesto Mallo o Raúl Argemí, por ejemplo, o mexicanos como el presente en la Miami Book Fair Paco Ignacio Taibo II o el desaparecido Rafael Ramírez Heredia, un montón de cubanos como Lorenzo Lunar, Amir Valle, Leonardo Padura, chilenos como el también presente Roberto Ampuero o Bartolomé Leal, venezolanos como mi amigo Marcos Tarre Briceño. La lista de autores, de los que me olvido muchos, sería interminable. Se habla mucho, porque está de moda, a raíz de Mankel y el fenómeno Larsson, de la novela negra escandinava, pero el estado de la novela negra española, a pesar de la escasez de colecciones específicas policiacas - Rojo y Negro de Mondadori, Tapa Negra de Almuzara y RBA- es bueno y el género fue dignificado a partir de Manuel Vázquez Montalbán. Hay un generación de novelistas negros que son puntales en el género en España, como son Andreu Martín, Juan Madrid, Martínez Laínez, Fernando Marías, Lorenzo Silva, Alicia Giménez Bartlett, Julián Ibáñez; hay un clásico de la talla humana y literaria de Francisco González Ledesma, y luego ha surgido una nueva marea de novelistas que tienen mucho que decir como Rafael Reig, David Torres, Mercedes Castro, por poner algunos ejemplos, que hablan de la buena salud del género. En España nos hemos sacudido, por fin, el estigma de subgénero que nos habían colgado algunos críticos literarios y la novela negra es tan digna como cualquier otro género literario y tiene una cierta ventaja sobre otros: que engancha y entretiene, por lo que el mensaje de crítica social que casi todas llevan en sí llega de una forma mucho más fácil al lector. Y la novela negra, tanto a un lado como a otro del Atlántico, se caracteriza por la crítica social que lleva implícita, y los autores nos hacemos preguntas sobre las grandes cuestiones sociales y políticas que nos implican a través del género negro.


SM "El corazón de Yacaré" es una novela negra poco ortodoxa, porque mezcla el aspecto romántico -al punto que te dan un premio de novela romántica-, el político, el de las diferencias sociales, el erótico y hasta el incestuoso. ¿Qué perseguías con esta heterodoxa mezcla?


JLM Como tú dices es muy heterodoxa, pero sin que yo lo pretendiera porque se produce con espontaneidad. Yo creo que son las novelas las que eligen a los autores, y no al revés. "El corazón de Yacaré" partía de un relato de mi época universitaria que releí hace unos años y me pareció inacabado, que podía dar mucho más de sí, y me puse en ello. En la novela se dan cita algunos de los géneros más queridos por mí, más cultivados a lo largo de mi carrera: el negro, el erótico, la denuncia política y, aunque resulte chocante, el romántico, por el que recibió el premio, porque a fin de cuentas "El corazón de Yacaré" es una historia romántica extrema. Yo creo que ese es uno de los principales atractivos de la novela, la fusión de géneros, como la fusión de voces que existen en ella, los puntos de vista de Yacaré, de O'Higgins o del policía, o la propia estructura de la obra, desordenada, para que el lector la pueda ir reconstruyendo a medida que la lea y rellenando sus oquedades.


SM Por otra parte, “El corazón de Yacaré'' cumple con la mayoría de las constantes del genero, hasta la rubia tonta que aquí no es protagonista pero es la amiga y que en ciertos aspectos no es nada tonta. ¿Por qué eliges respetar ciertos tópicos del género y saltarte otros?


JLM Bueno, los personajes femeninos, los dos, tanto Yacaré como su amiga Usnavy, son deliberadamente inocentes, puros, frente al retorcimiento de los masculinos. Quería establecer ese contraste. Lo que no impide a Yacaré realizar esa especie de sacrificio ritual. Usnavy es la amiga leal de Yacaré, su consejera, su soporte vital cuando se queda sin marido. Santiago O'Higgins es detestable, no tiene sentimientos, tiene una visión de que la población del país debe de estar a su servicio en una nueva versión del caciquismo. Nelson Correa, el policía, es para mí, desde el punto de vista literario, el personaje más interesante, con más claroscuros y dudas. Como casi todos los personajes de mis novelas tiene serios conflictos morales con su actuación y busca de forma inconsciente una expiación a sus crímenes.


SM Ya veo que eres un amante de mujeres bellas en el cine, como nos enteramos con solo abrir tu blog, pero de donde parte la idea de esta india de ojos violeta. ¿Por qué es tan endemoniadamente sexy?


JLM A lo largo de mis viajes por todo el mundo he aprendido que ni la elegancia ni la belleza es patrimonio de una determinada cultura, raza, y menos de una determinado estatus social sino que es un don natural, un milagro de la creación. En remotas aldeas africanas, o en modestos pueblecitos de Sudamérica, o en populosos barrios de ciudades de Extremo Oriente he visto la belleza natural y la elegancia de mujeres mal vestidas y mal calzadas, sin recursos, pero que tienen una belleza natural y una dignidad que no tienen las del Primer Mundo. Mi protagonista debía de tener ese don, ser muy bella y natural, con un rasgo característico, mágico, en esa mirada violeta, porque es hija del mestizaje. Y a lo largo de la novela aprende a utilizar sus armas femeninas para conseguir su propósito.


SM Las escenas de tortura me condujeron a pensar en Michel Foucault y su obsesión con el castigo y la disciplina. ¿Había alguna vecindad con estas ideas en tu intención?


JLM La tortura es una forma de poder que no sólo inflige un dolor insoportable al torturado sino que lo humilla al mismo tiempo y la tristemente famosa Escuela de las Américas, ubicada en Panamá, forjó a un número considerable de torturadores con el asesoramiento de Estados Unidos alineado, entonces, con quienes conculcaban todos los derechos humanos en el continente. Iberoamérica ha sido víctima de las torturas que han aplicado sus dictadores de turno y su tierra está manchada de la sangre de siglos. A través de la violencia sale el animal que llevamos dentro. Yo suelo utilizar la violencia en todas mis novelas como revulsivo, para que el lector se estremezca y se horrorice ante ella, y la rechace, no para que se complazca. Por esa razón estoy frontalmente en desacuerdo con el uso paródico de la violencia.


SM Confieso que me llamo mucha la atención que tu detective sea un torturador, la verdad que mis héroes del genero, Sam Spade y Marlowe, ni de lejos eran perfectos pero tampoco tan imperfectos. Este tipo no acepta su marginalidad como sí la asumen sin problema los mencionados. Este tipo quieres blanquearse y ascender socialmente. Considera un perdedor a quien no quiere mejorar. ¿De dónde nace este personaje? ¿Por qué lo construiste así tan detestable?


JLM Desde el punto de vista literario me interesa el lado oscuro del ser humano. En mi anterior novela, “El mal absoluto”, buceaba en el horror del nazismo, en esos oficiales cultos, elegantes y educados de las SS que no sentían ni el más mínimo remordimiento en conducir a las cámaras de gas a hombres, mujeres y niños. “El mal absoluto” es casi un ensayo sobre esa fiera que todos ocultamos y salta en un momento determinado; a través de la aberración que fue el nacionalsocialismo teorizo sobre el comportamiento humano y llego a conclusiones muy pesimistas. El mal me atrae de una forma poderosa porque no lo comprendo, es para mí un misterio, o no lo comparto, porque está diametralmente alejado de mí hasta el punto que ni de pequeño disfrutaba matando insectos y ahora sólo los mato cuando invaden mi territorio o se muestran muy pesados, como hace vuestro presidente Obama. El protagonista de “Lluvia de níquel” es un agente de seguros que se convierte en adicto al juego en Las Vegas y luego en asesino; el de “La caraqueña del Maní” es un terrorista de la banda ETA que no puede vivir por un atentado que cometió en el pasado; en “Barcelona negra”, mi segunda novela, el protagonista era un policía violento y detestable que terminaba suicidándose porque no se soportaba. Quizá mi protagonista más recto sea Marín de Urtubia, de “La pérdida del Paraíso”, pese a su condición de traidor. Con esto quiero decirte que el mal, los personajes tortuosos, están dentro de mi mundo literario porque psicológicamente me interesan más, y mis novelas son muy de personajes aunque haya trama, acción. Yo siempre pregunto, con el ejemplo de la Biblia en la mano, si encontramos más interesante al beatífico Abel o al malvado Caín. Sin duda Caín, porque una novela protagonizada por Abel seguramente no nos interesaría y nos aburriría. Pues con mis novelas sucede lo mismo. Pero mis personajes malvados, como el torturador Nelson Correa de “El corazón de Yacaré”, no lo son de una pieza, siempre tienen un resquicio de humanidad a través del cual se pueden redimir. Nelson Correa no viola, pudiéndolo hacer, a Yacaré de Wilson Frades, hay un atisbo de humanidad que se lo impide, y acude, buscando su castigo, a su amiga Usnavy, le pone la pistola en sus manos para que apriete el gatillo. Además es un personaje que se siente desubicado, molesto consigo mismo, sirviendo a los poderosos cuando él pertenece a la clase de los desfavorecidos y actúa de ese modo para emerger socialmente, pero le asquea lo que hace y se siente muy mal cuando, en uno de los capítulos que a mí me gusta más, habla de los fantasmas de los asesinados que no le dejan conciliar el sueño.


SM Todas las novelas policiacas tienen una reflexión sobre el mal. La gente generalmente asesina por codicia, por pozos de petróleo, por joyas y castillos (y todas las variantes del cliché) pero aquí se mata por amor en una suerte de imitación de ritos salvajes. Me parece llevarlo a sus últimas consecuencias, es como si te burlaras. Huelo parodia. ¿Por qué tanta exageración?


JLM No, no me burlo. El final es muy consecuente y lo que parece exageración es perfectamente posible en el contexto de la novela. Para ponerte un ejemplo cercano en el tiempo y en el espacio: los crímenes de Ciudad Juárez me parecen increíbles por su brutalidad y número, o lo que está pasando en Tijuana está por encima de lo que uno percibe como real, por su extrema violencia y por la forma de actuar de los sicarios, descabezando a sus víctimas. La violencia puede ser seca, un disparo en la sien, o exuberante, si me permites utilizar el término: una bacanal de sangre. El final de mi novela es una especie de justicia poética entre clases sociales, un acto en el que se recupera el objeto robado. Yacaré se siente engañada, escarnecida, y la novela es la búsqueda del corazón de su amado. El poderoso lo consigue todo, con dinero, con influencias, hasta ese corazón robado que le salva la vida, y se siente impune. Hay algo de ritual azteca en esa escena final de la que hablas, sin duda, y es tan exagerada como lo puede ser el desenlace de “El imperio de los sentidos” de Nagisha Oshima, inspirada en un hecho real.

SM Te has dedicado también a la novela erótica, ¿se parecen sus claves a la policiaca? ¿Qué postura tienes ante aquellos que puedan considerar estos dos géneros como "menores”?


JLM El erotismo casa perfectamente con la novela negra. De hecho “Pubis de vello rojo”, la novela con la que gané el premio La Sonrisa Vertical, era de género erótico, pero también era novela negra. Eros y Tánatos están muy presentes en el comportamiento de los humanos. El tópico de la novelística negra norteamericana, explotada luego por su cine negro, era que la mujer mantis, preferiblemente rubia peligrosa, empujaba al crimen al incauto hombre que se perdía por sus bonitas piernas mientras a ella, de cabeza fría y cuerpo ardiente, lo que le iban era los dólares. Es el tema de “Perdición” de Billy Wilder, de “El cartero siempre llama dos veces” de Bob Rafelson sobre la novela de James Cain o de, más recientemente, “Fuego en el cuerpo” de Lawrence Kasdan. En mis novelas eso no se da, ese tópico no, quizá otros, pero ése no. No hay una sola mujer que arrastre al crimen al hombre sino que es el hombre el que asume libremente la senda del mal. El porqué lo hace es lo que procuro analizar en mis libros que abren preguntas pero casi nunca se cierran con respuestas que dejo en manos del lector.


SM Leo que has hecho un libro de critica a los escritores, Lifting (me muero por leerlo), ¿Qué recepción tuvo? ¿No es una deslealtad?

JLM Bueno, ese libro fue muy divertido escribirlo, porque fue una venganza humorística contra el mundo de la literatura que, a veces, es muy solemne y necesita un revulsivo de esta clase. Tiré a matar contra algunos escritores, que no sé si se sintieron identificados en sus páginas, tipos pedantes de los que me reí; tiré a matar contra los críticos literarios que, desde sus pedestales culturales, pontifican sobre el bien y el mal, muchas veces sin tener idea, y espero que alguna crítica literaria de un medio de comunicación español se sintiera identificada en sus páginas, porque ése fue uno de los motivos extra literarios y vengativos por el que escribí “Lifting”, y, sobre todo, disparé contra mí mismo, me reí a conciencia de todas mis manías literarias, porque para escribir una novela de humor, y “Lifting” lo era, y creo que muy divertida, es necesario, sobre todo, reírse de uno mismo.

Comentarios

umbral de las voces ha dicho que…
Esta es una exuberante entrevista. Yo diría que pones a la orden del día todo el género negro y sus motivaciones más ocultas, el amor por las violencia como ethos o como catarsis. Y representas muy bien a la literatura negra de España e Iberoamérica. Gracias, José Luis, por permitirme ingresar en tu fantástico mundo creativo. Antonio
José Luis Muñoz ha dicho que…
Gracias a tí, Antonio. Ya sabes mi relación especial con tu continente.

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