LA PELÍCULA
El Americano
Anton Corbijn Con una dilatada carrera en el campo de la fotografía, y una amplia experiencia en el mundo del videoclip, Anton Corbijn aborda con El Americano su segundo largometraje. Tras abordar la figura del torturado Ian Curtis en Control, el director holandés se embarca de nuevo en la realización cinematográfica con este filme a medio camino (sin optar por ninguno) del thriller de suspense y el drama de carácter intimista.
Con guión de Rowan Joffe a partir de la novela Un caballero muy reservado, de Martin Booth, El Americano centra su foco narrativo en Jack (George Clooney), un asesino a sueldo que se ve obligado a exiliarse en un remoto pueblo italiano, lejos de sus enemigos y con la promesa de cumplir el encargo para otra asesina a sueldo, Mathilde (Thekla Ruten). A pesar de que su jefe le indica explícitamente que no se relacione con los habitantes de la zona, Jack lo desoye al entablar amistad con el sacerdote del pueblo, y tener un apasionado romance con una prostituta (Violante Placido).
El trabajo que Corbijn y el director de fotografía, Martin Ruhe, han empleado en plasmar el tono estético del filme no es equiparable al fondo que propone su historia. Si bien es verdad que cada plano está cuidado con esmero, y estéticamente todo reluce y parece estar en su sitio, también es de justicia resaltar la falta de emoción de su texto.
En parte la culpa hay que buscarla en el personaje de Jack y su frialdad. Poco se sabe de este asesino a sueldo, más allá de que en la película lo vemos cómo se replantea la vida desalmada que ha llevado hasta entonces tras conocer, y enamorarse, de una bella prostituta. El director holandés, y sobre todo, la lograda y comedida actuación de George Clooney (parco en palabras y mucho juego de miradas) nos trasmiten el sin vivir y la tensión que rodea a este personaje acosado por sicarios, y cómo en este pueblo alejado de todo intentará buscar la redención a su pasado. En ese sentido resultan muy ejemplares las escenas de sus despertares tensos. Pero a la vez la frialdad del personaje, la poca información que retiene el espectador, no facilitan a que se sienta simpatía por él.
Otro desacierto de su guión (al que añadir su inverosímil desenlace y el cursi plano final), es darle importancia a toda la trama de thriller que contiene la película sin resolver sus misterios. El espectador quiere indagar en por qué Jack se ve envuelto en ese embrollo, quiere saber quien son los suecos que le persiguen, y en lugar de ello, Corbijn decide priorizar en su solitario y lento transcurrir en la villa italiana, en la introspección de un personaje en su propia naturaleza, donde más que mostrar se sugiere. Y sin duda, el transcurrir de un guión por los caminos más previsibles termina lastrando el regusto final de la película. Las pocas incógnitas que le invaden al espectador quedan contestadas casi al momento de formularse, exceptuando esas que quedan descartadas a pesar del interés que plantean dentro de la trama.
La sensación final es de que El Americano queda como un intento loable por parte de Corbijn de construir un lenguaje fílmico propio con el que asentarse en el mundo del cine. De momento, el estilo parece dominarlo, ahora le falta rellenarlo de contenido que aproxime al espectador a sus historias.
MARC MUÑOZ
Anton Corbijn Con una dilatada carrera en el campo de la fotografía, y una amplia experiencia en el mundo del videoclip, Anton Corbijn aborda con El Americano su segundo largometraje. Tras abordar la figura del torturado Ian Curtis en Control, el director holandés se embarca de nuevo en la realización cinematográfica con este filme a medio camino (sin optar por ninguno) del thriller de suspense y el drama de carácter intimista.
Con guión de Rowan Joffe a partir de la novela Un caballero muy reservado, de Martin Booth, El Americano centra su foco narrativo en Jack (George Clooney), un asesino a sueldo que se ve obligado a exiliarse en un remoto pueblo italiano, lejos de sus enemigos y con la promesa de cumplir el encargo para otra asesina a sueldo, Mathilde (Thekla Ruten). A pesar de que su jefe le indica explícitamente que no se relacione con los habitantes de la zona, Jack lo desoye al entablar amistad con el sacerdote del pueblo, y tener un apasionado romance con una prostituta (Violante Placido).
El trabajo que Corbijn y el director de fotografía, Martin Ruhe, han empleado en plasmar el tono estético del filme no es equiparable al fondo que propone su historia. Si bien es verdad que cada plano está cuidado con esmero, y estéticamente todo reluce y parece estar en su sitio, también es de justicia resaltar la falta de emoción de su texto.
En parte la culpa hay que buscarla en el personaje de Jack y su frialdad. Poco se sabe de este asesino a sueldo, más allá de que en la película lo vemos cómo se replantea la vida desalmada que ha llevado hasta entonces tras conocer, y enamorarse, de una bella prostituta. El director holandés, y sobre todo, la lograda y comedida actuación de George Clooney (parco en palabras y mucho juego de miradas) nos trasmiten el sin vivir y la tensión que rodea a este personaje acosado por sicarios, y cómo en este pueblo alejado de todo intentará buscar la redención a su pasado. En ese sentido resultan muy ejemplares las escenas de sus despertares tensos. Pero a la vez la frialdad del personaje, la poca información que retiene el espectador, no facilitan a que se sienta simpatía por él.
Otro desacierto de su guión (al que añadir su inverosímil desenlace y el cursi plano final), es darle importancia a toda la trama de thriller que contiene la película sin resolver sus misterios. El espectador quiere indagar en por qué Jack se ve envuelto en ese embrollo, quiere saber quien son los suecos que le persiguen, y en lugar de ello, Corbijn decide priorizar en su solitario y lento transcurrir en la villa italiana, en la introspección de un personaje en su propia naturaleza, donde más que mostrar se sugiere. Y sin duda, el transcurrir de un guión por los caminos más previsibles termina lastrando el regusto final de la película. Las pocas incógnitas que le invaden al espectador quedan contestadas casi al momento de formularse, exceptuando esas que quedan descartadas a pesar del interés que plantean dentro de la trama.
La sensación final es de que El Americano queda como un intento loable por parte de Corbijn de construir un lenguaje fílmico propio con el que asentarse en el mundo del cine. De momento, el estilo parece dominarlo, ahora le falta rellenarlo de contenido que aproxime al espectador a sus historias.
MARC MUÑOZ
Comentarios
sin duda su presencia realza cualquier película
buena semana ...la vida sigue y los sueños también