CINE / LA MUERTE DE LA JUANI
Se nos murió la Juani. Tan callada. Ni sus más allegados
sabían de su dolencia. Verónica Echegui siempre será La Juani, esa
belleza poligonera, una auténtica choni del suburbio, que venía a devorar el
mundo y ser actriz. Un cuento de la Cenicienta. Bigas Luna fue su padrino,
padre y descubridor. El ojo cinematográfico del director catalán no fallaba
nunca, dio la alternativa a Penélope Cruz, Javier Bardem, Jordi Mollá, Leonor
Watling, lo mejorcito de nuestros actores. Una muerte, la de esa chica tan
joven, me lleva a la otra, la del director de cine que la descubrió. Bigas Luna murió mientras yo estaba en Estados
Unidos, por sorpresa. La última ve que lo vi estaba lleno de proyectos e
ilusionado para llevarlos a cabo y jamás me habló de su letal enfermedad las
muchas veces que hablé con él, en las muchas entrevistas que me concedió. Me
pidió que le buscara un árbol con suficiente perímetro de tronco para Mecanoscrit
de segon origen, la adaptación de la novela de Manuel de Pedrolo que finalmente
no pudo rodar. El árbol lo encontré en Bausén; de una de sus ramas cuelga un
columpio. Bausén, el pequeño pueblo aranés en donde está enterrada la Teresita
en su cementerio privado en donde nunca faltan flores.
La Juani fue el desembarco
espectacular de Verónica Echegui en el séptimo arte, su carta de presentación. El
director de Bilbao, uno de los filmes más oscuros del cine español,
venía quemado tras el rodaje de Bambola, su especial y carnal homenaje
al neorrealismo italiano por sus enfrentamientos con la protagonista chica
Berlusconi Valeria Marini. Carlos Boyero le tenía inquina, por criticarlo hasta
se metía con los títulos de sus películas: Huevos de oro en donde Javier
Bardem anticipaba el gesto de Rubiales décadas antes. Verónica Echegui era la
antónima de la voluptuosa italiana. Una cría de 22 años. Tenía frescura, comunicaba
muy bien, bella, ojos hermosos, apasionada como buena latina. Un parecido
razonable con Winona Ryder o con Natalie Portman, que a veces confundo. Frágil,
pero llena de energía. Por eso duele más su muerte. Y tan joven, con 42 años.
¡Qué injusta resultan esas muertes antes de tiempo!
En su abundante filmografía, que nos deja para que
creamos que es eterna, películas muy relevantes como La niebla y la doncella,
la serie Los pacientes del doctor García, La ofrenda, Katmandú,
un espejo en el cielo. Dramas y comedías por igual porque era polivalente. Y su aparición en Bigas x Bigas, ese
emotivo documental en recuerdo de ese director al que nunca se le hizo
justicia. Verónica, como Javier Bardem y Penélope Cruz, cuyos hijos se llaman
Bigas y Luna, amaba a su descubridor. Bigas Luna la recibirá en el cielo.
LA CRÍTICA HA DICHO SOBRE “MONROVIA”
Todo es interesante —el socio sin escrúpulos, el argentino que Agustín conoce en alta mar— pero me gustaría destacar algo notable: la formidable, entregada y detallista narración de la vida en el mar, la gran descripción de una tempestad —quienes aprecian a Patrick O’Brian lo entenderán—, allí, en ese buque de nombre Nostromo, que no es que se dirija al corazón de las tinieblas: el barco mismo lo es. LILIAN NEUMAN en Culturas / La Vanguardia
Da gusto enfrascarte en una novela de aventuras en este tiempo y quedarte plenamente satisfecho del logro literario que ha conseguido su autor. Además, no es una mera novela de aventuras, es una reflexión sobre la mezquindad del ser humano, sobre la violencia, es una rabiosa denuncia de aquella África tan sometida al hombre blanco, tan estrujada por él. VÍCTOR CLAUDÍN en Aquí Madrid
El lector puede decir que tiene entre las manos una novela de aventuras y, al mismo tiempo, de crítica social, una novela de género negro porque “Monrovia” (Bohodón Ediciones, 2025), el libro número 62 —que se dice pronto— del escritor José Luis Muñoz, ambientado en la capital de Liberia, pivota entre ambos géneros. LLUNA VICENS en Entretanto Magazine
Con mayúsculas, porque Monrovia no es ninguna novela de aventuras, sino que, inspirándose en aquellas, en realidad las subvierte: la aventura deviene desventura, un infierno, un horror al que el protagonista escapa milagrosamente, un horror del que hubiera sido más que probable no haber podido escapar. Anna Rossell en LAS NUEVE MUSAS
Una obra que sigue a un personaje que al no encontrar sentido a su vida, su frustración le lleva a ser testigo de una parte horrible de la historia mundial, en un lugar del mundo donde las grandes potencias juegan a su antojo, y donde la vida de sus habitantes no vale nada, sumergiéndose en la barbarie de las tradiciones salvajes de las que, a pesar del contacto con la civilización, aún no se han desprendido. J. JAVIER ARNAU en Anika entre Libros
Monrovia es,
en consecuencia, un descenso a los infiernos y un choque con la cara más oscura
del ser humano tanto como una búsqueda personal y un reencuentro con uno mismo
que sirve al mismo tiempo como ceremonia de autodescubrimiento, y también un
viaje sin retorno que tiene tanto de exótico como de existencial. El género de
aventuras se reelabora así como epopeya vital que bucea en las más oscuras
ciénagas de lo humano. Y, por si ya tuviera pocas, se revela como otra gran
novela de este maestro de la literatura que es José Luis Muñoz, quien nos ha
obsequiado con un gran número de novelas y relatos, pero al que todavía le
queda por legarnos muchas más. Monrovia es uno de los
mejores ejemplos de su talento. CARLOS MANZANO en Culturamas
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