EL APUNTE
LO QUE DIO DE SÍ
EL VERANO


En otro orden de cosas, el presidente de Venezuela Hugo Chávez sigue en su deriva autoritaria y en sus intentos de ahogar cualquier tipo de oposición, clausurando cadenas televisivas, radiofónicas y diarios, y considerando delito cualquier protestas ciudadana contra el gobierno, algo que en un estado democrático resulta intolerable. Los logros sociales del mandatario venezolano, que los hay y posibilitan que una y otra vez gane las elecciones, van a quedar sepultados por sus arbitrariedades autoritarias, sus amistades peligrosas ─ Mahmud Ahmadineyad y Gadafi ─ y su obsesión por buscar la confrontación, ya sea con la vecina Colombia, ya sea con Estados Unidos ─ error garrafal de Obama al aceptar el ofrecimiento de Uribe para utilizar sus bases, dicho sea de paso ─, repitiendo clichés que ya son obsoletos con el cambio de inquilino en la Casa Blanca. Contra Bush Chávez tenía mucha más gracias que ahora.

Y en Estados Unidos se ha acentuado el desprestigio de la CIA hasta unos niveles jamás conocidos al desvelarse una serie de protocolos de interrogación basados en la tortura pura y dura ─ ahogamientos, amenazas de violación, utilización de taladros, ejecuciones fingidas, golpes, vejaciones, etc.…─ y que se ha venido aplicando durante toda la era Bush/Cheney. Aunque Barak Obama dijo que había que mirar adelante y no atrás, la justicia norteamericana parece que le va a desoír. Son tantas las evidencias de delitos flagrantes, tantísimas las vulneraciones a la ley cometidas en base a una hipotética seguridad nacional, tantas las mentiras esgrimidas para beneficios de particulares ─ la siniestra empresa Black Water (¡qué mal sonaba ese nombre!) se ha convertido en XE ─, que habrá que buscar a los responsables de todos esos desaguisados y sentarlos en el banquillo. La cosa puede complicarse, y mucho, para los responsables de esos años de política nefasta. Si se lleva a juicio a los agentes de la agencia que cometieron esas arbitrariedades, estos apuntarán, como es lógico, a quiénes se las ordenaron, y en el vértice de esa pirámide de órdenes está el silencioso Bush, el vocinglero Cheney y el desaparecido Rumsfield.

Y en España el curso se inicia movido por las presuntas escuchas al PP, no demostradas ni denunciadas a los tribunales, por la crisis galopante ante la que el gobierno se ve desbordado pese a las buenas intenciones de sus medidas ─ subsidios de 420 € a los parados que agoten la prestación de desempleo y un plan E de ayuda al empleo mediante la promoción de obra pública que ha sumado 400.000 nuevos empleos─ y por la pandemia de la gripe A que nos cerca a todos y cuyo goteo de muertes empieza a resultar inquietante.
A todo eso sigue la lacra de la violencia de género y uno se entera que a Miguel Carcaño, el presunto asesino y violador de Marta del Castillo, le salen miles de novias.
Apaga y vámonos.
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