MIS LIBROS

No siempre hablan bien de uno. Y como muestra, este botón. Y para más inri, en una revista, Playboy, en la que colaboraba desde hacía diez años cuando se publicó la reseña. A Pablo di Masso no le gustó mi novela, eso se evidencia, y contra gustos no hay nada escrito. Quizá le llevó a engaño pensar que PUBIS DE VELLO ROJO era una novela erótica cuando, realmente, no lo es. El tema central es el desarraigo, la marginación, el desamor, la ira, la incapacidad de amar, la soledad en la gran ciudad de dos seres letales que hacen de la consumación del sexo una rutina salvaje y suicida hasta las ultimas consecuencias. Eros y Tanatos. Muerte y deseo. A estas alturas, no cuando se publicó, puedo decir que es muy autobiográfica, que el personaje masculino era mi alter ego y que para el femenino me inspiré en alguien muy concreto. PUBIS DE VELLO ROJO creo que es mi novela más provocadora y transgresora, está cercana a Sade y Pyere de Mandiargues, como dijo Berlanga, rezuma líquidos vitales que se derraman a chorros y la escribí fascinado por el nouveau roman, con un detallismo enfermizo. Es fría y letal como un cuchillo y hasta me da miedo a mí releerla. De hecho, creo que no lo haré nunca.

El pubis no es angelical

El XIl Premio La Sonrisa Vertical ha caído en manos de José Luis Muñoz por su novela Pubis de vello rojo, un pornosafari de noche feroz por la Barcelona canalla.
PABLO DI MASSO

Las novelas que se ocupan predominantemente de ese paraje excitante que vibra entre las piernas de hombres y mujeres suelen sucumbir a múltiples virus. En ocasiones, los autores intelectualizan hasta el delirio el modo en que un dedo sencillamente se enfunda en un sexo; otras, es el modo en que una ninfa esculpe la eyaculación del varón de turno, toda ella manos, dientes y lengua, la que da pie a largas diatribas capaces de ablandar cualquier erección que se pretenda. A veces, sin embargo, una pluma fértil, un cerebro que sabe lo que quiere y un buen conocimiento de la carne humana y sus posibilidades determinan que el lector aprecie las elucubraciones del escritor aunque ello signifique largos suspensos eróticos. Pierre Louys, Mauricio Dekobra, el Sade nuestro de cada tocador, Henry Miller, Bukowsky... son muchos los nombres vinculados al panorama de la gónada escrita que han sentado las bases de un género fácilmente denostado y difícilmente escribible. ¿A qué viene todo esto? Viene por José Luis Muñoz y su pubis infernal. Su novela narra las correrías de una joven prostituta que se aparta de la tibieza amorosa de una amante madura de carnes generosas y protectoras para lanzarse a encuentros múltiples, bien pagados, con todo tipo de especímenes de la fauna masculina que corretea por Barcelona, pero una Barcelona fundamentalmente marginal, sucia, enferma, fusilada por agujas de drogotas, almidonada por flujos sexuales añejos y pestilentes. La historia incluye a un personaje masculino, cuyas andanzas le llevan a cruzarse con Sofía, la muchacha del vello de fuego. Los dos viven toda una noche en esa ciudad mutilada, decadente y podrida hasta lo insoportable, cada uno por su lado, sin conocerse, aprendiendo la violencia sangrienta y dirigiéndose, sin saberlo, hacia la cita final que les reunirá en una cama que se convierte en altar del último sacrificio. En fin, un largo pornosafari fatalista, de amores traicionados, humillados y desencontrados, suponiendo que fuera el amor el motor que ha metido combustible en esos dos seres miserables, capaces de decenas de polvos en una sola madrugada; polvos que se lleva un viento fétido que, si rozara a la sonrisa, seguramente, la convertiría en la mueca vertical.

Pubis de vello rojo. José Luis Muñoz. 11 Premio La sonrisa vertical. Editorial Tusquets. 228 páginas.

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