CINE / DESTINO DESCONOCIDO, DE MAHDI FLEIFEL

 

El drama de la emigración ilegal y sus sueños frustrados en esta excelente película palestina rodada íntegramente en Grecia en coproducción con Reino Unido, Francia, Grecia, Qatar, Holanda y Alemania. Chatila (Mahamood Bakri) y Reda (Aram Sabbagh) son dos palestinos varados en Atenas que sueñan con llegar a Alemania porque Grecia les parece poco europea. Los griegos son como nosotros, llegan a decir. En Atenas malviven trapicheando, cometiendo pequeños hurtos y viviendo como okupas con otros palestinos en una casa deshabitada. Chatila, que ha dejado a su mujer y a su hijo pequeño de dos años en Líbano, cuida de Reda como si fuera su hermano mayor para que no recaiga en la droga, y éste, para conseguir dinero, además de robar en las tiendas, se prostituye de vez en cuando en un parque público. Cuando aparece un niño gazatí llamado Malik (Mohammad Alsurafa) y Chatila conoce a una mujer griega inestable y alcoholizada llamada Tatiana (Angeliki Papoulia), idean un plan para sacar dinero rápido y poder pagar los pasaportes falsificados a Marwan (Mondher Rayahneh) y poder cumplir su sueño.


Mahdi Fleifel (Dubai, 1979), un palestino radicado en Dinamarca, dirige este híbrido entre cine negro y social que muestra a estos dos seres desesperados por tener un destino mejor que imaginan esa arcadia en Alemania mientras en el día a día se consumen de desesperanza en una Atenas que es como una cárcel que los ha abducido y de la que no pueden escapar. No están orgullosos los dos amigos palestinos de lo que tienen que hacer cuando, para sobrevivir, secuestran, extorsionan y violentan a unos emigrantes sirios que están en sus mismas condiciones y tienen su mismo sueño. Rompen con ese acto criminal el concepto de la solidaridad entre pobres por el más realista de sálvese el que pueda en un mundo en el que no hay lugar para la piedad.


En realidad, Destino desconocido es una versión libre de esa espléndida e icónica película de los años ochenta Cowboy de medianoche de John Schlesinger que cambia Nueva York gélido y hostil por una Atenas pobre y con paredes garabateadas con grafitis y al chapero interpretado por Jon Voight por Aram Sabbagh, y calca su escena final. Con una cámara inquieta y febril y actores en estado de gracia por su naturalidad interpretativa, el director palestino consigue un crudo, realista y emotivo retrato humano de los palestinos de la diáspora que dejan su tierra arrasada y aún sueñan, con ingenuidad, con un lugar de acogida en donde casi nunca serán bien recibidos. La película fue una de las participantes del festival Atlántida de Palma de Mallorca que patrocina Filmin.


La literatura siempre es un viaje. "El viaje infinito" es un viaje por la vida a través de las habitaciones de los hoteles en los que pernoctó su protagonista en los cinco continentes hasta el ocaso de su vida. Un homenaje a Robert Louis Stevenson. Un libro de viajes novelado en el que recojo las muchas anécdotas de las que fui testigo en mis vueltas por el mundo. 

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