SOCIEDAD / CUANDO EUROPA PERDIÓ EL ALMA

 


Mientras no se ponen de acuerdo los gerifaltes europeos en si hay que imponer sanciones a Israel o no por el espantoso genocidio que está cometiendo con luz y taquígrafos, y qué tipo de sanciones se podrían aplicar, y no se aplican, y bla bla bla, y no hacen absolutamente nada para detener esa tragedia; mientras todavía esperamos que Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, diga una sola palabra de condena a lo que está pasando en Gaza (y no tardaron ni una semana en imponer todo tipo de sanciones, una batería, a Rusia cuando invadió Ucrania), desde Barcelona, y pronto desde otros puertos del Mediterráneo, ha partido la Global Sumud Flotilla, una flota de barcos de todo tipo de más de cuarenta nacionalidades que intentará llegar a Gaza cuando debería ser una flota militar de la Unión Europea la que lo hiciera. A bordo, la activista Greta Thunberg, la actriz Susan Sarandon y la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau, entre muchos otros. La sociedad civil mundial se moviliza mientras sus gobernantes están paralizados, agazapados, acobardados. Esta vergüenza caerá sobre las cabezas de los líderes europeos que tendrán que responder cuando las causas judiciales abiertas en tribunales internacionales avancen, porque la denegación al auxilio, la inacción ante un genocidio, es delito, y ha de haber un Núremberg en donde se juzgue a los actores activos de este crimen de lesa humanidad, a Benjamín Netanyahu y sus ministros, y a quienes lo consintieron y miraron hacia otro lado, los que pudiendo hacer no hicieron absolutamente nada.


Difícilmente la Global Sumud Flotilla llegará a su destino. Los israelíes, como en otras ocasiones, la abordarán en aguas internacionales cometiendo un acto de piratería más al que el mundo ya está acostumbrado porque al estado genocida se le consiente absolutamente todo desde hace más de setenta años, es un niño mal criado como muy gráficamente dijo Jesús Núñez, el presidente de UNRWA, exmilitar y analista político, en una entrevista en el programa del exdirector de El Mundo David Jiménez.


El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, promete protección diplomática a la flotilla. ¿De qué sirve la diplomacia con un estado que viola de forma sistemática todas las leyes internacionales? De nada, absolutamente. Más valdría que la ministra de Defensa de España Margarita Robles ofreciera a la flotilla la escolta de la Armada Española. Es una vergüenza que una flota de barcos civiles inermes sean los que vayan a intentar romper el criminal bloqueo de Gaza en vez de una fuerza militar solidaria con los derechos humanos que se conculcan a diario en la franja.  


A los genocidas no se les detiene con buenas palabras que les entran por un oído y les sale por el otro. El genocidio de Bosnia se detuvo cuando la OTAN, cuyo secretario general era entonces Javier Solana, tomó la determinación de bombardear Belgrado, la capital de Serbia, el país que armaba y alentaba a los serbobosnios a cometer las masacres contra la población musulmana de ese enclave de Yugoslavia, país que saltó literalmente por los aires en una sucesión de guerras. La OTAN actuó porque Serbia, el país que alentaba el genocidio, era prorruso y los responsables acabaron siendo juzgados y condenados a perpetuidad por el Tribunal Internacional de La Haya. A Israel no le valen las palabras ya, sino los hechos, y contundentes, a la altura de las masacres que está cometiendo.


Pero Europa es miserable, desalmada, como señaló Josep Borrell (Europa ha perdido su alma en Gaza), el ex alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, es una entidad inoperante e infinitamente cobarde en cuyo seno hay países que no defienden los derechos humanos y limitan las libertades civiles como Hungría y Polonia. No imagino al lacayo Mark Rutte, el secretario general de la OTAN que llamó a Donald Trump papito en una esperpéntica reunión en la Casa Blanca, enfrentándose al emperador naranja. No va a bombardear la OTAN Tel Aviv, pero debería caer sobre el estado genocida un aluvión de sanciones de todo tipo que lo ahogaran, excluirlo, por indeseable, de todos los foros internacionales, convertirlo en un estado paria y apestado como los fue la Sudáfrica del apartheid, el país que ahora, precisamente, lleva a Israel a la Corte Penal Internacional.


No albergo muchas esperanzas de que la sociedad israelí reaccione, aunque algunas ONG de derechos humanos de Tel Aviv acusen a su gobierno de genocidio. Las deserciones, que ya se producen en el seno de las FDI, las SS del sionismo, no son lo suficientemente masivas. Más de cien mil israelitas en el último año han vendido sus propiedades y han abandonado un país con el que soñaron y ahora se ha convertido en una pesadilla militarista y fascistoide. Las manifestaciones más numerosas son las que piden a Netanyahu que negocie la liberación de los rehenes secuestrados por la organización terrorista Hamás, aunque hay algunas que ya exhiben las fotos de la masacre. Pero no hay en Israel una contestación al nivel de la que hubo en Estados Unidos con la guerra de Vietnam y precipitó su derrota. Ese sería el factor fundamental para detener el genocidio, que la población de Israel, masivamente, exigiera el fin de la masacre.


Hay una repulsa mundial ante lo que está cometiendo Israel con una impunidad absoluta, repulsa que no asumen sus gobiernos respectivos insensibles al sentir de sus poblaciones. La mitad de las bombas que caen sobre la población civil de Gaza son de fabricación europea; la otra mitad, norteamericanas. En el asunto de Gaza planea, además, el racismo y la islamofobia hacia los palestinos que, al contrario de los ucranianos que fueron acogidos entusiásticamente por Europa cuando Rusia invadió su país, no tienen derechos humanos y pueden ser eliminados, como dijo Noam Chomsky, sencillamente porque no tienen poder, ni tienen riqueza, y eso les condena a la soledad y a la extinción.



La gente de bien, los bien nacidos, los millones de judíos que hay en el mundo y aborrecen al estado de Israel que está haciendo con los palestinos lo que los nazis hicieron con sus antepasados en el Holocausto, no podemos permanecer callados y hemos de elevar nuestro grito, unirlo a los de esta flota que parte hacia una de las zonas más peligrosas del planeta porque nos asiste la razón, porque somos humanos frente a los inhumanos que jalean el exterminio de todo un pueblo. Gaza no solo es la fosa de los gazatíes, es también la fosa de la humanidad. No podemos dejar que nos entierren a todos en ella. ¡Rebélate! Todo suma.   

"GAZA, LA RESPUESTA A GAZA", UN DOCUMENTAL SOLIDARIO SOBRE EL GENOCIDIO QUE ESTÁ COMETIENDO EL ESTADO DE ISRAEL CONTRA EL PUEBLO PALESTINO CON LA LOCUCIÓN DE LLUNA VICENS Y GUION MÍO. 




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