EL APUNTE

ENROCADOS
Algún ingenuo se creía que, cuando se publicara al sentencia del macrojuicio del 11 M, el anterior gobierno pediría disculpas. Pues nada. A uno le gustaría oír decir a algún político una frase del estilo: "Señores, me equivoqué", "Fue un error". Una utopía. Tampoco lo hizo, para ser justos, el PSOE de la corrupción y el GAL, y no lo hace ahora el PP que se enroca y sigue con la cansina matraca de llegar hasta el final. ¿Qué final? ¿No les gusta tampoco la sentencia? ¿Qué más va a investigar Pedrojota que jueces y policías no hayan investigado ya? El PP y su jauría mediática seguirá cabalgando hasta las elecciones.
Ha quedado meridianamente claro, con la sentencia, que el atentado fue obra de yihadistas en la órbita de Al Qaeda, que ETA nunca estuvo allí, que el apoyo entusiástico e irresponsable de José María Aznar a la invasión de Irak fue determinante y puso al país en la diana y que el gobierno del PP mintió una y otra vez tratando de confundir a la opinión pública para ganar tiempo y revalidar su mandato en las elecciones del 14M.
La sentencia establece una doble condena. Primero a los responsables de ese atroz atentado, a penas multimillonarias en años - hay otros que se aplicaron ellos mismos el castigo -, y en segundo lugar se condena al PP por todos los infundios vertidos durante estos años. Se les debería caer la cara de vergüenza. Pero no se arredran y sus razones tienen. La mentira hay que sostenerla, hasta el final, para que tenga visos de verdad. Y, aunque duela, esa derecha incívica tiene una clientela fiel a la que poco importan las mentiras y falacias, y esa prensa que vierte, día sí y día también, informaciones sin ningún soporte real, auténticos relatos de ciencia ficción, sigue vendiendo porque existen lectores que quieren leer eso: que hubo una conspiración entre el gobierno de Marruecos, el PSOE, la ETA y unos cuantos pringados musulmanes. Seguimos con las dos Españas.




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