CINE / HYSTERIA, DE MEHMET AKIF BÜYÜKATALAY
No es ninguna paradoja
que el mejor cine turco sea el que se hace en Alemania por el enorme peso de esa comunidad en el seno de la sociedad alemana. Fatih Akin, el director
de la mutipremiada Contra la pared es el más destacado de ellos. La
enorme emigración de turcos a ese país de Centroeuropa lo hace posible. Y todas
las películas de estos directores de cultura turca, aunque nacidos en Alemania,
suelen girar en torno a su problemática, el racismo, la xenofobia, la
incomprensión y el aislamiento que sufren dentro de la sociedad germana que los
ha acogido en su seno, pero en la que no terminan por integrarse.
Hysteria de Mehmet Akif Büyükatalay (Bad Hersfeld, 1987) es el segundo largometraje tras Oray (2019) de este joven director. Si en Oray el tema central era el estigma que el divorcio provoca en la sociedad musulmana, Hysteria gira en torno a un tema espinoso y muy sensible: la quema de un Corán.
Para recrear un luctuoso
incidente que conmovió a la sociedad alemana, el incendio por un grupo de
neonazis de un albergue turco en la ciudad de Solingen, en el que murieron tres
niñas y dos mujeres y desató numerosas protestas en Alemania, el director Yigit
(Serkan Kaya), un turco alemán perfectamente integrado, rueda una película y
emplea en una de sus escenas, en donde arde un Corán, a una serie de extras que
saca de un centro de refugiados. Este detalle provoca el rechazo y la ira de
algunos de los que participan en el rodaje, entre ellos el del conductor del
equipo Majid (Nazmi Kirik) y Mustafá (Aziz Çapkurt), uno de los extras, que le
reprochan que busque el sensacionalismo y el escándalo en su película: la
masacre de Charlie Hebdó está muy reciente. Cuando se produce una denuncia al
ministerio de cultura alemán por esa supuesta blasfemia y le roban a la becaria
ayudante de dirección Elif (Devrin Lignau), hija de turco y alemana, las
grabaciones de esa controvertida escena, todos empiezan a preguntarse quién
esta detrás de ese robo y a desconfiar unos de otros.
Mehmet Akif Büyükatalay
se sirve del thriller para contar esta historia en la que se habla de
xenofobia, religiosidad, interculturalidad, integración y desarraigo. El
director turco-alemán conduce con eficacia su película en una escalada de
tensión que llega hasta el máximo en un final algo forzado y aleccionador, una
catarsis quizá algo impostada. A destacar las discusiones entre los personajes
del filme, el reproche que los turcos del refugio le hacen a Yigit, el turco
blanco según ellos que habita una lujosa vivienda, o la conversación que tiene
Elif con Said (Mhedi Meskar), el joven que en la ficción cinematográfica quema
el Corán, en la que la joven becaria le confiesa la inocencia de su padre que
regentaba un kebab, no cobraba a sus compañeros de clase que pasaban por ser
sus amigos y luego estos se reían del tonto del turco con desprecio por su
generosa inocencia.
Film efectivo de denuncia
social, cine dentro del cine, sobre el poder de las imágenes (incluidas las del
video que el ordenador de Elif graba clandestinamente y arroja dudas sobre la
autoría del robo) y que combina cuatro idiomas (alemán, turco, kurdo y árabe). Hysteria
fue presentado con éxito en la Berlinale y en festival Atlántida de Palma de
Mallorca promovido por la plataforma Filmin. Cuando terminan de salir los
títulos de crédito, se aclara que durante el rodaje de la película no se quemó
ningún Corán. Por si acaso.
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