LA FOTÓGRAFA

LA MIRADA DE ALICIA
© José Luis Muñoz

No hay arte menos objetivo que la fotografía, ni más manipulable, ni más susceptible de llevar a engaño. Una foto es tan capaz de vender el más sofisticado producto en nuestra sociedad de mercado libre como de detener una guerra por el impacto del horror.
Un fotógrafo es, en esencia, una mirada. La de Alicia Núñez Castillo sobre África no es la mirada habitual que uno espera sobre ese continente cruzado por la miseria y la barbarie, Alicia Núñez retratada por Manolo Ruíz sino un destello de vida cargado de esperanza y ternura. No esperen, quiénes se enfrenten a las miradas de los cientos de personas que la cámara de esta fotógrafa recoge por sus periplos africanos, ver en ellas la tragedia de un continente perdido.
África es el origen y no puede ser el fin. África es Corazón de las tinieblas, hambruna, sangre, carne llena de moscas, niños famélicos, pero también es amor, solidaridad, alegría y un estallido de sentimientos que nos hacen confiar en el género humano. No se puede entender la fotografía de Alicia Núñez Castillo sin conocer al personaje y sus profundas convicciones sociales. Hay, en las fotos de Alicia, mucho más paisanaje que paisaje, porque es el hombre lo que interesa a su cámara, el adulto, el niño, la mujer, la vida cotidiana y la certeza de que nos mueven a todos, en el primero y en el último mundo, los mismos afanes, el mismo amor a la vida y la búsqueda de la felicidad.
El escritor Fernando Marías, que colabora en el libro EL CORAZÓN DE ÁFRICA, entre los asistentes a la inauguración de la exposición

No es fácil el trabajo de Alicia, pero uno advierte, detrás de cada instantánea, respeto, una enorme entrega y mucho amor. No son los suyos modelos anónimos capturados por un objetivo neutro sino que hay detrás de cada imagen una relación, un acercamiento, una cierta intimidad a la que accede a través de la sonrisa, minutos y hasta horas de charlas con el lenguaje universal de las miradas, los gestos y el roce de las manos con los personajes retratados. Son retratos que casi se pueden tocar, son almas reflejadas en esas miradas sinceras que denotan miedo, desconfianza, rabia, pero también una conmovedora ternura, rostros sin filtros, poses o imposturas. No hay una sola imagen robada, furtiva, porque no le hizo falta a la fotógrafa, y ello se advierte en la intensidad de esos ojos que literalmente nos penetran cuando observamos una de sus fotografías. Es el suyo un trabajo limpio, ético, que huye del efectismo tan común cuando se trata del continente africano que escarba en su tragedia.

El público abarrotó la sala de Puerta Real de Caja Granada el pasado 29 de enero cuando abrió sus puertas.

Un día Alicia, por casualidad, llegó a África y el continente le robó literalmente el corazón, y quiso expresar ese enamoramiento con fotos que eran prolongación de sus miradas y sus manos. Sus pasos por el continente africano han llevado a esta fotógrafa singular y entusiasta desde Etiopía, donde ha recorrido andando las montañas Simiens, hasta Tanzania con los masai, que habitan en los límites del Serengeti y el Ngorongoro; ha subido al Kilimanjaro, el mítico techo del continente Africano con 5.895 metros, en donde aún encontró nieve; ha paseado por la peligrosa Dar-es- Salaam y ha disfrutado con los elefantes y los boabats del Taragire; se ha perdido por Uganda, la perla de África, un maravilloso y verde país, desde el norte, en la frontera con Sudan y Kenia, hasta el sur, por el parque Queen Elisabeth o el Murchison; ha navegado por el Nilo, entre cocodrilos e hipopótamos, y ha estado en el Lago Buyonji, con los pigmeos; ha paseado por el país de las mil colinas, Ruanda, que se cura las heridas de su espantoso genocidio, visitando ciudades y aldeas y subiendo al Parque de los Volcanes, en la frontera con la Republica Democrática del Congo, en donde sintió la misma fascinación por los gorilas de espalda plateada que tuvo en su época la malograda naturalista Dian Fossey; ha sufrido con los bosquimanos el sol abrasador del Kalahari en Sudáfrica, ha paseado por la Costa de los Esqueletos de Namibia, subiendo las rojas dunas del desierto de Nabib, ha estado con los himbas de la frontera de Angola, ha navegado en mokoro por los canales del delta del Okovango de Botswana y ha sido testigo del desastre económico de Zimbawe.

El escritor granadino Manuel Villar Raso, viajero amante de África, fue otro de los que puso su firma en el libro de fotos de Alicia Núñez

Con primerísimos planos, retratando gestos, pieles, actitudes, sonrisas o recelos, la cámara de Alicia recorre ese continente que aun sigue siendo un misterio para la humanidad; con su objetivo recoge la belleza de los distintos tipos raciales que viven en el continente negro y se maravilla de su prodigiosa diversidad étnica. Y sus fotos son, a su vez, una mirada sobre el que las contempla, desde el otro lado del espejo. Miradas contra miradas. Las nuestras, las de esta sociedad acomodaticia, que se saca las grasas en los quirófanos, y las de ellos, que han de andar kilómetros para conseguir una tinaja de agua. Y unos y otros no somos tan distintos aunque nos separa un abismo económico y un mar que es una fosa común.
“África” afirma Alicia Núñez Castillo “es el origen, lo primitivo, ancestral. África es el misterio, la luz y el color. La música. Lo salvaje. La aventura. Los contrastes. Es la vida y la muerte en su estado más puro”.



Este texto pertenece al libro EL CORAZÓN DE ÁFRICA que CajaGRANADA ha editado acompañando la exposición del mismo nombre con fotos de la artista onubense Alicia Núñez. La exposición, que se inauguró el pasado 29 de enero, congregó a casi 300 personas que escucharon las palabras de la fotógrafa hablando del sentido de la misma y del carácter intimista de unas fotografías que expresan formas de vida y sentimientos y se centran, sobre todo, en los rostros y en las miradas, en el hombre por encima del paisaje y de la fauna. En el libro han participado, entre otros, los escritores Vicente Verdú, Fernando Marías, Juan Bas, David Torres, Gregorio Morales, Nerea Riesco, Pedro Zarraluki, Fernando Aramburu, Vicente Molina Foix, Zoé Valdés, Jordi Sierra i Fabra, Manuel Hidalgo y Raúl Argemí. La exposición de fotografías permanecerá en la Sala de Puerta Real de Granada hasta el 15 de marzo, fecha en la que se convertirá en itineranre y viajará a otras poblaciones. Si desea adquirir el libro, que se vende a un precio simbólico de 20 euros, debe llamar a CajaGRANADA tel. o enviar un mail a este correo electrónico y le será enviado contra reembolso.

Comentarios

Cristina Monteoliva ha dicho que…
Encuentro por casualidad este blog, y en él un artículo sobre un acto al que he asistido...¡Y hasta hay una foto mía! Para un día que salgo de casa...¡Ji,ji,ji!
Efecivamente, la exposición es muy buena. Las fotos están llenas de sentimiento, abren una puerta a un mundo tan cercano y tan lejano a un tiempo.
Enhorabuena por el blog al autor.
Besos,

Cristina Monteoliva (la del jersey de rayas)
www.labibliotecaimaginaria.es
www.elviajeimaginario.obolog.com
José Luis Muñoz ha dicho que…
Pues gracias, Cristina. Pero hay algunas trampas. La foto no está hecha por casualidad. Ninguna foto es neutra, ni caprichosa. Dos razones para hacerla y publicarla. Una, en ella está Fernando Marías. Dos, Fernando me comenta que alguien, seguramente tú, le había escrito una reseña perfecta de uno de sus libros. Y sí, la exposición es excelente.
Cristina Monteoliva ha dicho que…
Imaginaba que la foto era por Fernando, claro.
Sí, yo soy la persona que escribió la reseña del libro de Fernando Marías, ZARA Y EL LIBRERO DE BAGDAD. Me alegro mucho de que a Fernando le haya gustado tanto.
Amélie ha dicho que…
Hola José Luis. es muy atractivo lo que dices de la fotografía de Alicia. Me gustaría mucho ver más de su trabajo. ¿Dónde lo puedo encontrar?
saludos
Amélie
José Luis Muñoz ha dicho que…
De acuerdo contigo.Las fotografías de Alicia son muy sensibles y la exposición está teniendo una enorme aceptación en Granada. Ponte en contacto con ella en el mail alicia.nunez.castillo@hotmail.com

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