EL RINCÓN DEL POETA
La muerte de Jacinto
Francisco Acedo
Francisco Acedo

A la eterna memoria de Toni Barroso
Jacinto, de improviso, debatido:
Apolo que le ofrece sus amores
y Céfiro, que juega divertido.
La carne, que ofrece resplandores,
y tienta con abiertos, vueltos ramos
placeres tornados en horrores.
Y sin saber, siquiera, dónde estamos,
el prado, que ahora verde se nos muestra,
se cubrirá de velos ya granados.
La jabalina -que hiere diestra-
acierta ya a Jacinto, tembloroso,
bello holocausto de hora siniestra.
Pero el llanto de tu Apolo amoroso
hace nacer esa flor primorosa
que encierra tu sueño barroso.
Y la vida a la muerte rebosa,
luchando abiertamente con el hado,
a quien vence la memoria hermosa.
Con tu recuerdo, en el alma, fijado,
te escribo, peregrino incomprendido,
tu atónito terceto encadenado.

Comentarios