EL LARGO ADIÓS

SUZANNE PLESHETTE

El día empezó con una noticia triste y luctuosa. En algunos diarios un simple apunte en obituarios. Seguro que muchos de los que se acerquen a este blog ni siquiera hayan oído hablar de ella. Ventajas de la edad. Suzanne Pleshette era una actriz delicada y bella que había brillado en unas cuantas buenas películas antes de que su estrella, su edad, se marchitara. Paradigma de lo hollywoodiano y lo humano: lo viejo no interesa, ni gusta. Hay galanes octogenarios que se meten en la cama con jovencitas. Pero no hay septuagenarias que los emulen. A vueltas con el machismo. Hasta en eso. La Pleshette era alta, estilizada, de bonitas piernas, bellos ojos y tierna mirada. La mujer con la que cualquiera soñaría. Una especie de Audrey Hepburn, cuyo parecido era notable, con algunos kilos de más y un poquito menos de sofisticación, cruzada con Jean Simons. La vi en unas cuantas películas. Nevada Smith, con Steve McQueen, Los pájaros de Hitchcoock, Una trompeta lejana con su marido Troy Donahue, Vida sin freno y en la desquiciada comedia Si hoy es martes, esto es Béligica. Luego, el silencio. El olvido. Y acordarme de ella cuando un amigo, que seguro hoy la está llorando, me hablaba de ella como la novia que hubiera querido tener.

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