EL VIAJE

La Habana, todo el embrujo caribeño
Texto y fotos José Luis Muñoz
Publicado en la revista DT

Vamos a otra ciudad húmeda en todos los sentidos, hasta en el más íntimo, situada en la encrucijada precisa entre dos mundos. El 27 de octubre de 1492 Cristobal Colón puso el pie en la isla creyendo que estaba en Japón o en China. Tú, con más conocimiento, te asomas a la isla buscando que te seduzcan y para saber si es verdad todo lo que te han contado de ella. Lo es, y más.
Hay dos Habanas: La Habana de las piedras, la ciudad más bonita del Caribe, y la otra es La Habana de la carne, ese delirio de simpatía y sensualidad, de ingenuidad y alegría que caracteriza al pueblo cubano. Del esplendor cubano bajo la protección americana, empeñada en construir en La Habana su particular Montecarlo, quedan los enormes hoteles de lujo, hoy destartalados, los casinos que fascinan a los ricos de todo el mundo, los cabarets en los que balancean sus caderas las vedettes al ritmo de rumba, conga o mambo, los barrios exclusivos como el Vedado y Miramar, y el Malecón, un paseo arrancado al Océano.
Esta ciudad hechicera reúne lo mejor de España, las Antillas y África. Es como si se hubiera quedado dormida en el año 1959 y esperara desde entonces el beso de algún príncipe para despertarse: las mismas casas, los mismos hoteles y palacios, los chevrolets, cadillacs y buicks de aquella época se conservan hasta nuestros días por la falta de repuestos y el bloqueo yanqui, dándole a la ciudad su aspecto de belleza anacrónica detenida en el tiempo.
El entramado humano de La Habana , sus dos millones de habitantes, tres cuartas partes de ellos con menos de 20 años, está constituido por un 66 % blancos, un 12 % negros y un 21,9 % mestizos. Las calles de la ciudad, bajo el calor o la sombra, son un hervidero humano por el que deambulan mujeres prematuras de 16 años, sin más vestido que apretadísimos shorts y la parte superior del bikini, y muchachos haraganeando en bañador, guayabera multicolor y sandalias que silban y piropean a las hermosas muchachas que responden con sonrisas.
El comandante anda de un tiempo a esta parte bastante enfadado con el hecho de que el prostíbulo que erradicó de la isla con su revolución contra Fulgencio Batista vuelva ahora por culpa de un turismo ávido de probar la bien merecida fama de fogosidad de las nativas. En La Habana las jineteras-o los jineteros, pues a ellas también les atraen los cubanos-hacen su trabajo a destajo aliviando ardores y algunas, cada vez más, tienen hasta la suerte de tomar el avión de vuelta a España con el anillo de compromiso puesto. Jinetea, si te gusta, con respeto y precaución. Cuba y La Habana recogen el listón de Paraíso del Sexo que ha dejado vacante Bangkok, será porque es más agradable hablar y que te entiendan tras explayarte.
Las mejores coctelerías de La Habana son la Bodeguita y El Floridita. Un ilustre alcohólico, Ernest Hemingway, aun vaga entre los mostradores de ambos establecimientos cuando los maestros de la combinación etílica agitan sus cocteleras. Toma nota: en la Bodeguita, el mojito-jugo de lima, angostura, hierbabuena, hielo pilé y ron blanco- y en el Floridita , daiquiris-jugo de lima, azúcar, hielo y ron-.
Los mejores helados se sirven en Coppelia, junto a la Rampa, en el Vedado. Haz cola, es un rito necesario, y no te molestes en escoger el sabor, no te dejan, te dan dos bolas del que ellos quieren, y comparte mesa con tres desconocidos o desconocidas que en un minuto dejarán de serlo. Los cubanos son así de abiertos con todo aquel que viene de la madre patria.
Se puede comer barato en la calle, de los vendedores ambulantes: jarabes refrescantes, bocadillos, fruta, pasteles, o escoger el marco de un restaurante. La Bodeguita del Medio funciona como tal y los comensales se dan unos con otros para saborear los frijoles, el congri, el ajiacop, los enchilados, boniatos, yucas, ñames, malangas, plátanos fritos y el fufú, pure de chicharrones y plátano.En El Patio puedes degustar magníficas langostas y gambas. Al Vedado-Malecón puedes ir si tienes un ligue y te apetece una cena íntima para ir abriendo boca, y además tienes una discoteca pared con pared con el restaurante.
Establecimiento hoteleros los hay para todos los bolsillos. El Hotel Nacional y el bellísimo Hotel de Inglaterra son dos de los establecimientos más emblemáticos de la capital cubana. Los de Santa Isabel, Ambos Mundos o Inglaterra son los más exclusivos de La Habana Vieja; en Miramar tienes El Comodoro y el Copacabana; en el Vedado el Melía Cohiba y el Habana Libre. Pero también te puedes alojar en La Isla de Cuba o en el New York por sólo 20 USD. O más barato aún: vivir con una familia cubana.
Una noche ideal puede empezar en el mítico cabaret Tropicana, en donde sus cuatrocientas bailarinas mulatas de cuerpos perfectos te harán subir la temperatura. Puedes volar con ellas mientras saboreas en tu mesa un ron blanco por 40 o 70 USD, según tu proximidad al escenario. Y saliendo puedes hacer una ruta por bares. En el bar Nacional contempla los retratos de los que pasaron por allí: Frank Sinatra, Ava Gardner, Luis Miguel Dominguín, Marlene Dietrich o Gary Cooper, mientras bebes un mojito. En el Patio puedes degustar ron mientras escuchas una orquesta de son. Pero si quieres terminar la noche en compañía, déjate caer por Havana Club, junto al hotel Comodoro, en donde encontrarás a las mulatas más hermosas, generosas y dispuestas, y entra con el carnet de identidad o pasaporte en la boca: si tienes menos de 18 no te dejan pasar.
Una semana es el tiempo perfecto de estancia, no menos. No te olvides de comprar ron y cigarros habanos Cohiba, que era el nombre que daban los indios a las plantas del tabaco. Seguro que marcharás a desgana, dejando muchos amigos en La Habana y con el corazón partido. Quién va una vez, repite. La Habana embruja.


ESCÁPATE A LA HABANA
José Luis Muñoz
Publicado en la revista DT
Es La Habana una ciudad cálida y no solo por su temperatura. Y es urbe colorida, y no sólo por los tonos pastel de sus hermosas casonas que lentamente van restaurándose con las limosnas de la UNESCO. Calor de gente, quizá la más cálida, entrañable y dulce del mundo; color de piel, toda la gama que va del blanco del indiano puro al negro descendiente de los esclavos de las plantaciones de azúcar. Azúcar, del ron, ese maravilloso elixir de la caña que alegra el cuerpo y dispara la lengua, y agua, de ese Atlántico indómito y Caribe caliente que abraza la isla y que adquiere colores de ensueño besando las arenas de algunas de sus playas.
La capital de la Perla del Caribe, justa denominación con que se conoce a Cuba es una urbe grande y hermosa en la que conviven las grandes avenidas y los altos edificios con la maravillosa arquitectura colonial de su parte vieja. Hay un par de itinerarios que ningún visitante puede obviar. Adentrarse en La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad, recorrer sus dos hermosísimas plazas – la de la Catedral y la de Armas – callejear por la calle del Obispo, la más concurrida, para desembocar en el Floridita y aplacar la sed con un daiquiri, es uno de ellos. El otro, sin duda, es unirse a los muchos habaneros que, cuando el día declina, se acercan a El Malecón, uno de los más hermosos paseos del mundo, a ver como el sol pinta de oro las desconchadas fachadas de sus casas mientras ellos sueñan con la vista perdida en el mar.
Pero quizá lo más bello de esta ciudad entrañable y alegre no se encuentre en sus plazas, ni en sus adoquinadas calles, ni en sus exquisitos patios interiores abiertos al público. El patrimonio humano de la ciudad es más importante que su patrimonio artístico. El habanero, entrañable, abierto, simpático y cálido, blanco, mulato o negro, presto siempre a conversar, o las habaneras, de sinuosos andares y carnalidad exultante, hacen que el visitantes se reconcilie con la condición humana.

Imprescindible
- La plaza de Armas y la de la Catedral.
- La Habana Vieja, todas y cada una de sus calles, hasta las más pobres.
- El Malecón, parapeto kilométrico que corre paralelo al mar, lugar de cita obligado.
- El barrio del Vedado, sin olvidarse del Cementerio Colón y de la heladería Coppelia.
- El Paseo del Prado, con sus espléndidas casonas
- Los hoteles Nacional, el más hermoso, Florida, en la calle del Obispo, y Ambos Mundos, residencia de Hemingway mientras escribía “Adiós a las armas”.
- La Plaza de la Revolución, por sus dimensiones, con discursito de Fidel incluido
- La Vigia, la privilegiada casa del alcoholizado y genial escritor norteamericano Ernest Hemingway.
- La farmacia Taquechel, en la calle del Obispo, aunque no te duela nada.

Las mejores vistas
- Desde los jardines del Hotel Nacional, con un mojito en la mano, ver el sol fundirse con el mar es un espectáculo que amortiza el precio de la consumición.
- Desde la última planta del desfasado hotel La Habana Libre, la panorámica sobre toda la ciudad es perfecta.
- Sentado en el Malecón, teniendo entre tus brazos a tu chica o a una bonita mulata, La Habana es una línea de edificaciones de colores irreales sobre los que planea la cúpula del Capitolio.

De marcha
- Aunque caro – 17.000 pesetas por barba – dejarte caer por Tropicana, el mejor cabaret del mundo, es inexcusable. La soberbia coreografía y la riqueza del vestuario compiten con la belleza de sus bailarinas mulatas, un ramillete de 400 flores de caoba que quitan el hipo.
- La Bodeguita del Medio, frecuentada por el maestro en alcoholes Hemingway, tiene un sabor añejo y es el paraíso del mojito.
- El Floridita, suntuoso bar y restaurante, sirven daiquiris extraordinarios acompañados con patatas fritas de lujo. No te duela el precio.
- Sentado en la Plaza de la Catedral, mientras degustas el combinado de ron que te falte por probar – un Hemingway, por ejemplo – puedes escuchar el sensual y pegadizo son cubano.
- El bar Dos Hermanos, junto al puerto, si quieres calor humano y eres capaz de beber algo en 14 metros cuadrados.
- Habana Club, junto al hotel Comodoro, una disco de la que tienes muchas posibilidades de salir bien acompañado.
- Le Parisien, el segundo cabaret después de Tropicana.

Datos prácticos
Cómo llegar
Iberia vuela regularmente a La Habana. El vuelo es de unas 9 horas. Se aterriza en el aeropuerto José Martí, a 20 kilómetros de la capital. Ármate de paciencia en los trámites aduaneros: estás en el Trópico.

Hoteles
La cadena Meliá tiene dos espléndidos establecimientos en la misma capital y en las afueras: el Meliá Habana y el Meliá Cohiba.
El Hotel Nacional es, sin duda, el más bonito de la ciudad, y el más caro. Marlon Brando, Errol Flynn y Ava Gardner han pasado por sus camas.
El Hotel Ambos Mundos y el pequeño y exquisito hotelito Florida, están en la misma Habana Vieja y no son muy caros.
Isla de Cuba y New York son hoteles baratos. Allá tú si no consigues dormir por el ruido y el calor. Comer
El Floridita y la Bodeguita del Medio dan de comer, pero lleva la Visa Oro en la mano.
Don Giovanni, cocina italiana en una hermosa casa colonial amenizada por orquesta particular y con vistas a la catedral. De noche es una maravilla y la cena puede ser privada.
El Patio, en la misma plaza de la Catedral. Siempre hay música en directo.
Más baratos son los paladares, restaurantes de particulares: Doña Eutimia, Paradise o La Última Instancia. En algunos podrás comer clandestinamente langosta, un manjar que es propiedad del estado cubano y teóricamente sólo sirven en establecimientos estatales.

Compras
Si eres experto puedes comprar en el mercado negro ron y tabaco. Todo cubano con el que te cruces resultará un proveedor de ambos productos. Si no te fías de ellos, pásate por la fábrica Pertegás y por las tiendas de turistas o haz tus compras en el aeropuerto.
En el Tacón, cerca de La Habana Vieja, los sábados y domingos por la mañana hay un concurrido mercado de artesanía en donde podrás comprar cuadros, esculturas y cerámica a buen precio.

Para saber más
Oficina Nacional de Turismo de Cuba. Paseo de La Habana, 27. 28036-MADRID.914113097
Embajada General de Cuba en Madrid. Paseo de La Habana, 149. 28036-MADRID. 913592500
Consulado de Cuba en Barcelona. Paseo de Gracia 34, 2. 08007-BARCELONA.934878661
Transportes
La Habana te va a reconciliar con los taxistas. Manejando coches-museo norteamericanos, que se han incorporado al paisaje de la ciudad, o los muy ventilados coco-taxis, te llevarán eficazmente y por pocos dólares a cualquier lugar de la ciudad.

Guías
Cuba (Salvat)
Cuba (El País-Aguilar)

En Internet
www.e-travelwarecom/lahabana.htm (Ministerio de Turismo de Cuba)
www.cubatravel.cu/esp/home.htm
http://www.lahabana.com/
www.cubamer/org.link

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