DIARIO DE UN ESCRITOR

Madrid, 12 de junio de 2011
Lucía un sol radiante, pero a las 11 de la noche aún se podía pasear sin demasiado agobio por el parque del Retiro. Me sobrabra la chaqueta, pero sin ella me siento desnudo. Busqué la caseta 78, la encontré y me di cuenta de que no era la mía. Maldito despiste. Probé en la 87. Sí, en efecto: simple alteración numeral. A las 12 horas entré con puntualidad británica mientras Escarlati, el librero de Estudio en Escarlata, colocaba la cuarta parte de mis obras completas. Ya sentado empezaron las firmas a pesar de que me sentía muy pesimista ante la jornada. Una paisana de Salamanca me alargó LLUEVE SOBRE LA HABANA. Hablamos de nuestra patria común. Cae otro libro. Y otro. Periodo de descanso que empleo en mirar los muchos paseantes que deambulan entre las casetas de la Feria del Libro de Madrid. No firmaré más, me dice un otro yo agorero. Pero firmo. Varias lectoras que van a viajar pronto a Cuba se lanzan sobre mi novela habanera. No es una guía de viajes, advierto, sino una novela muy negra y cargada de humor. Posibles lectores hojean TU CORAZÓN, IDOIA. El tema de ETA no concita muchas simpatías, máxime hoy que Bildu parece haberse quitado la máscara. Pero uno me pide que le firme esa historia de etarras contada desde dentro. Le advierto que es un libro difícil. Primer conocido: el amigo Armando Rodera. Dice que tiene calor. Le invito a ir a mi montaña a refrescarse. No descarta hacerlo cuando tenga su pierna mejor. Hablamos de su libro, del 15 M. Más lectores que reclaman mis novelas. Una mujer que ha veraneado en Playa de Aro busca MAREA DE SANGRE y la encuentra. Personalizo todas las dedicatorias. Más novelas habaneras: la ciudad concita interés. Una cubana del exilio me la compra y lloramos los dos por la situación de la isla. Su marido, un canario que ha vivido cuarenta años en Venezuela se interesa por LA CARAQUEÑA DEL MANÍ. Un lector que me conoce de Gijón me pide que le dedique EL MAL ABSOLUTO y LLUEVE SOBRE LA HABANA. Las novelas de mi amigo Rodriguez Pachón de despachan a destajo. Peor suerte corren otras. Hay mucha oferta en la caseta 87 en donde ejerzo de vendedor de mis libros, algo que hago razonablemente bien. Una lectora se queda LLUEVE SOBRE LA HABANA con la condición de que no se la dedique. La entiendo. Es una fetichista de los libros y le revienta que se escriba en ellos. Una chica alemana, estudiante, inaugura las compras de LA FRONTERA SUR. Se animan entonces a adquirir la novela en bolsillo dos mujeres más. La librera ne trae un botellín de agua. Firmo con un bolígrafo que me regalaron mis amigas de Málaga. Me da suerte. Hay más turistas que se van a Cuba y buscan mi libro. Les aconsejo que lo lean mientras vuelan en avión. Uno me pregunta si es una novela castrista. Le digo que no, aunque salga el Comandante. Una lectora que nunca me ha leído me pregunta por qué libro debe comenzar a conocerme. Le ofrezco la edición de bolsillo de LA FRONTERA SUR. Mi homónimo madrileño pasa por la caseta y me saluda. Vuelve Armando Rodera achicharrado de calor. Mi estancia en Andalucia me ha hecho resistente al sol. Un lector viene de parte de Paco Gómez Escribano, escritor y amigo, y me pide que le dedique TU CORAZÓN, IDOIA. Pero siguen saliendo novelas cubanas, sin cesar, de los depósitos de la librería para suplir las que se venden a muy buen ritmo. Un ayudante de la librería las va anotando. Son muchas. Me pide que le recomiende una de mis novelas para leer. Le hablo de todas. Una madre y una hija, joven, la madre, y pequeña, la hija, piden que les firme LLUEVE SOBRE LA HABANA. Se me olvida decirle a la madre que espere a que su hija tenga 18 años para leer el libro. Algún lector me pide permiso para hacerme fotos. Scarlati también las hace. Poso al lado de la librera, una señora tan hermosa como mi tía escritora de noventa años con la que ayer estuve de cháchara durante cinco horas hablando de filosofía, geografía, literatura, historia, religión y arte. Pierdo la cuenta de los libros que dedido. Pasan de las 2 y sigo. Empiezo a ponerme la chaqueta para irme y se acercan dos lectores rezagados, dos lectoras que me conocen por facebook. Me voy a quedar sin tinta. Se presenta mi amigo escritor Ramón Irigoyen, igual que cuando lo vi en un Fernando Lara que no gané pero sufrí como finalista hasta lo indecible, al que hace una eternidad no veo con mi novela cubana bajo el brazo. Estampo una dedicatoria personalizada. Aparece mi homónimo madrileño y mi hermano. El primero se enzarza en conversación con el poeta y articulista. Cuando se despide de los dos José Luis Muñoz se queda un poco perplejo. Hay miles, pero lo raro es que dos seamos amigos. Son las 2 y media, la hora en la que se clausura de Feria del Libro de Madrid, definitivamente, la de este año. Me despido de los libreros de Estudio en Escarlata hasta el año que viene. Le dedico, finalmente, un LLUEVE SOBRE LA HABANA, la novela que ha batido récord de ventas, al ayudante de los libreros. Cincuenta libros firmados, más de la mitad cubanos. Me voy a celebrar con los dos Muñoz el moderado éxito a una terraza del Retiro y dejo que me sableen 22 euros por dos jarras y una limonada con una bolsa de patatas fritas. Terminamos comiendo en un restaurante cubano del Barrio de Las Letras. Parece un homenaje al éxito de ventas de LLUEVE SOBRE LA HABANA, pero es casualidad. En dos restaurantes a los que nos asomamos no nos dan de comer ya por lo tarde de la hora. El cubano, si. Arroz a la cubana y ternera mechada en tiras. Negro café solo. Hablo de La Habana con mi hermano mientras suena son cubano en ese pequeño local caribeño. ¡Azúcar! Empiezo a creerme Rodríguez Pachón. ¿Dónde está mi Leticia Darro?

Comentarios

Pilar ha dicho que…
Soy un poco pejiguera, pero digo yo que serían las 11 de la mañana, no? porque si lucía un sol radiante...En fin, perdòn por la chorrada.
Lo que me gusta de los diarios y de las autobiografías es leer en primera persona, me resulta cercano, o a veces pienso si es que soy un poco "voyeaur" (nunca recuerdo si se escribe así y me da pereza ir a google, soy de inglés)y que además siempre me gustó observar a los demás. Sí, me hubiera gustado pasearme por Madrid, no he podido ir este año a la Feria del Libro, me he tenido que conformar con la de Burgos, que tampoco está mal...Pero Madrid es Madrid, para este motivo y para cualquier otro, la verdad. Así que como no he sido dotada del don de la ubicuidad aquí me quedé. A mi, sí, a mí me encantan que me firmen los libros, es personalizarlos, escribir en ellos, no, bueno, sí, me gusta, siempre, poner la fecha y mi nombre, e incluso el motivo de la compra, y si alguien me los regala, por supuesto tienen que ir dedicados...Chorradas al fin y al cabo. Me alegro que haya ido bien la firma, a pesar de no haber podido estar yo...:)
Paco Gómez Escribano ha dicho que…
Me alegro del éxito, José Luis. Yo anduve por Soria y lo cierto es que ayer hizo un calor que te pasas. Te dije que de alguna manera estaría. Un abrazo.
Armando Rodera ha dicho que…
Gracias por la mención, José Luis, pero lo cierto es que ese día empezó a hacer verdadero calor por estos andurriales, je, je. Ya se ha quedado instalado, y me parece a mí que va para largo. No es lo mismo que en Andalucía, claro, pero no nos quejamos de calor tampoco por aquí. Por allí arriba se tiene que estar de lujo ahora.

Fue un placer poder charlar contigo en la caseta de Estudio en escarlata, me alegra que la mañana de firmas fuera tan bien. Este finde comienzo tu "Lluvia sobre La Habana", ya te contaré.

Un abrazo.

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