CINE / VIVA, DE PADDY BREATHNACH
VIVA
Paddy Breathnach
Cuba seduce a los directores europeos. Si Laurent Cantet, sobre guion de Leonardo Padura, filmó Regreso a Ítaca, y el español Agustí
Villaronga la descarnada y sucia El
Rey de La Habana, ahora es el irlandés Paddy
Breathnach el que se deja seducir por la vitalidad exuberante de la isla
caribeña en esta película producida por Benicio
del Toro. Si en el film del francés se utilizaba lo discursivo para
escarbar en la nostalgia del pasado de sus personajes, y Agustí Villaronga hurgaba de forma incómoda en “ese nuevo hombre”
hijo del socialismo cubano, compendio de miserias, en Viva, película irlandesa seleccionada para los Oscar, todo gira en
torno a los sentimientos paterno filiales, los desencuentros y encuentros entre
un hijo y su padre.
Jesús (Héctor
Medina), que comparte paredes con la jinetera Cecilia (la actriz
puertorriqueña Laura Alemán)
sobrevive haciendo de chapero para cimentar su carrera de transformista en un
club de la capital cubana cuyo dueño, Mamá (Luis Alberto García), ejerce como padre para suplir el que no tuvo.
Cuando el padre biológico Ángel (Jorge
Perugorría), un antiguo boxeador en declive que acabó sus días en la
cárcel, regrese e intente ocuparse de ese hijo al que abandonó, surgirán los
conflictos.
Viva tiene la virtud
de adentrarse con efectividad en la idiosincrasia cubana hasta el punto de que
miremos la nacionalidad del realizador, y el defecto de virar hacia el
melodrama desopilante, con tendencia al lagrimeo, sobre identidades sexuales.
El bruto boxeador, que noquea a su hijo cuando lo ve aparecer cantando vestido
de mujer en el cabaret, termina aceptando la homosexualidad de este si con ello
consigue ese afecto que perdió al no ejercer nunca de padre.
Viva parece un
melodrama de Douglas Sirk regurgitado
por Pedro Almódovar. Al director
irlandés se le va la mano en la salpimentación de su film que se acerca
peligrosamente al culebrón mexicano. Tampoco ayuda las interpretaciones de Jorge Perugorría, un actor encasillado
en los papeles de bruto, y la afectación forzada de Héctor
Medina.
Como película con temática gay cubana uno se queda
con Fresa y chocolate, aunque tampoco
era para lanzar cohetes.
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