SOCIEDAD / EL PP TOCADO Y ESCORADO
EL PP,
TOCADO Y ESCORADO
Como ya
se preveía, el auto del juez Pablo Ruz,
después de un proceso de investigación exhaustivo a lo largo del cual el
partido en el gobierno ha puesto todas las trabas posibles—recordemos
que la policía registró la sede del PP; recordemos que se destruyeron los
ordenadores de Luis Bárcenas;
recordemos las reticencias de la Agencia Tributaria y sus estrambóticas teorías
de comparar al PP con las hermanitas de la caridad, entre otros muchos
desatinos—acredita la veracidad de los papeles del tesorero, recordemos, del PP—aquellos
papelillos, como los famosos hilillos de plastilina del Prestige, que
el partido en el gobierno tildó, en un rosario de estupideces para engañar a la
opinión pública, como meras fotocopias manipuladas de algo inexistente, papeles
falsificados por el propio tesorero escritos en una sola sentada, invención de
la oposición, etc. etc. es decir, que mintió de forma deliberada hasta que Mariano Rajoy le mandó ese SMS a un Luis Bárcenas que entraba en la cárcel:
Luis, sé fuerte, eufemismo de Luis, no hables, que esto lo arreglamos—y que
con ese dinero opaco, dinero negro, aportado, curiosamente, por empresas
constructoras—y las empresas constructoras no son hermanitas de la caridad, que eso
lo sabe todo el mundo—se pagaron, entre otras cosas, sobresueldos a altos cargos del partido—y ahí
está la lista de lo que estuvo cobrando con ese dinero negro, ilegal, subrayo,
ilegal, el ahora presidente del gobierno, y con él toda la cúpula dirigente del
PP durante esos 18 años acreditados, por lo que habría que saber si tributaron
a Hacienda—; obras en algunas de sus sedes, concretamente la de Madrid, y, lo que
es más grave, las campañas electorales del PP en los comicios de esos 18 años,
lo que introduce un nuevo elemento de fraude electoral en todo este asunto y
que se cuestionen todas sus victorias al haber concurrido a las elecciones con
parte de sus campañas sufragadas con dinero negro. El montante de esa cuantía
de dinero que entró ilícitamente en las arcas del partido que nos gobierna
ascendió nada menos que a ocho millones de euros.
Podría
haber sido el auto del juez Pablo Ruz
más contundente—no ha podido probar de forma fehaciente relación de obra pública
adjudicada a las empresas donantes del partido, aunque está meridianamente
claro que ese era el fin de las donaciones—; haber
llamado a declarar al presidente del gobierno, cosa que no ha hecho, pero sí a
los anteriores secretarios generales; o imputar a toda la cúpula dirigente, a
título lucrativo, como se ha hecho con Ana
Mato, por esa financiación ilegal. Salvan el cuello Ángel Acebes, Francisco
Álvarez Cascos y Mariano Rajoy
porque no sabían que ese dinero que recibían, para compensar su dedicación
exclusiva al partido, tenía un origen oscuro.
A qué
espera la militancia honesta del PP, que hay miles, y entre ellos algunos
barones, para remover de sus cargos a toda la cúpula dirigente del partido es
la pregunta que, en buena lógica, se hace uno. A qué espera la oposición para
exigir, una vez más, la dimisión del presidente del gobierno con toda la
contundencia posible, otra.
El
resultado desastroso del PP en las elecciones andaluzas se explica, en buena
parte, por su conducta ante la corrupción que le seguirá pasando factura en las
próximas citas electorales. De momento sólo Esperanza Aguirre, de cuyo nombramiento se debe de estar
arrepintiendo Mariano Rajoy, está
sacando provecho en todo ese mar revuelto por el que navega el barco torpedeado
del PP.
El PP, tocado y hundido en EL COTIDIANO
El PP, tocado y hundido en EL COTIDIANO
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