SOCIEDAD / VIGENCIA DE BALZAC
VIGENCIA DE BALZAC
Llevo
años rememorando a Honoré de Balzac.
Del autor de La Comedia humana me
viene una frase infalible que califica a buena parte de los criminales de traje
y corbata que, día sí y día también, aparecen en los telediarios entrando y saliendo
de los juzgados y de tarde en tarde traspasando las puertas de alguna cárcel a
la medida. Detrás de toda gran fortuna
hay siempre un gran crimen. Lapidaria y certera sentencia del magno
escritor francés del XIX que cobra una vigencia absoluta en estos tiempos que
corren.
Hay
momentos, los presentes, en que echo de
menos China, un país cuyo sistema político detesto tanto como admiro su cultura
milenaria. ¿Cuántos políticos españoles habrían sido pasados por las armas? me
pregunto. ¿Cuántos banqueros, empresarios de la construcción, altos
funcionarios…?
Hasta
hace poco en este país de jarana y pandereta al corrupto se le reían las
gracias, quizá para ver si caía alguna sobra de su botín. Y hasta se le votaba
una y otra vez para que siguiera metiendo mano en lo público, porque éramos tan
ignorantes que no caíamos que lo público que despilfarraban estaba compuesto de
lo que nos descontaban de nuestros ingresos. Mira qué listo, el tipo. Yo
también haría lo mismo en su lugar. Las cosas han cambiado. Ahora el
corrupto apesta. Al corrupto se le persigue a golpe de pancarta en cuanto se le
ve salir del juzgado, se le insulta por la calle, en la estación de tren o en
el aeropuerto, porque él, con su avaricia, es el culpable de tanta miseria, de
tanto desahucio, recorte, hambre infantil, trabajo basura, exclusión social, porque el corrupto es un
ladrón en serie que nos ha vaciado el bolsillo a todos. Familia real,
expresidentes autonómicos, exministros…
La
última china en el zapato del maltrecho PP se llama Rodrigo Rato, y me alegro por ello si ese es el clavo que cierre el
ataúd del partido que más corrupción ha traído a España y más la ha hecho
retroceder en bienestar social. La mano derecha de José María Aznar, su vicepresidente económico, su ministro de Economía
y Hacienda, el presidente del sospechosísimo Fondo Monetario Internacional, uno
de los arquitectos de la debacle de Bankia que todos estamos pagando, el
usuario de las tarjetas black, está
siendo investigado por presunto blanqueo de dinero y evasión de capitales, esto
último regularizado gracias a la Amnistía Fiscal ad hoc, para los del PP, del
ministro Montoro.
En
mis largos veinte lustros de vida nadie me ha atracado por la calle; lo han
hecho por los salteadores de navaja y pistola estos miserables villanos que
delinquen desde sus despachos, los ladrones de guante blanco que nos han
vaciado el bolsillo y nos han empobrecido para siempre para llenar sus cuentas
en paraísos fiscales.
Vamos a perseguir el fraude fiscal, decía, con cinismo, Rodrigo
Rato, un espantapájaros que va a agitar la oposición, junto a los nombres
de Luis Bárcenas, Jaume Matas, Carlos Fabra, Francisco Correa y Francisco Granados para
que el votante del PP se piense muy bien si va a seguir sustentando a ese
partido con su voto.
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