CINE

NUNCA ME ABANDONES
Mark Romanek
Kazuo Ishiguro (1954), escritor nacido en Nagasaki pero crecido en Inglaterra desde 1960, es uno de los autores británicos que algunos han agrupado en el Dream Team de novelistas que está redefiniendo el panorama literario del país, junto con Martin Amis, Ian McEwan y Julian Barnes. Con tan sólo 6 libros en su haber, el último de ellos llegaba a las librerías en 2005 con el título Nunca me abandones (Never let me go).En pleno 2011 (en España aterriza el próximo mes de marzo) nos llega su adaptación cinematográfica a cargo del realizador de videoclips, y también director de cine, Mark Romanek (Retratos de una obsesión). Y con la joven hornada de estrellas inglesas ocupando los tres roles principales: Carey Mulligan, Andrew Garfield (el nuevo Spiderman) y Keira Knightley. Partiendo de que este servidor no se ha leído el libro, pero sí que ha leído sobre él, apostaría que la película de Romanek se enmarca en ese tipo de adaptaciones que se ciñen con exactitud al espíritu del libro, quizás con demasiado respeto y todo. Nunca me abandones relata el triangulo amoroso de tres jóvenes nacidos con una característica especial. Desde su años de niñez en los 70’s conviviendo en un internado victoriano, clásica estampa de la campiña inglesa y de tantos filmes con aroma “british”, hasta su paso a la juventud fuera del internado, y ante un mundo exterior completamente nuevo para ellos. Un universo, el imaginado por Ishiguro y puesto al servicio de la imagen por Romanek, que no tiene nada de convencional a pesar de una apariencia inmediata que hace pensar lo contrario. Básicamente porque en el trasfondo de este relato hay elementos de ciencia-ficción perturbadores, muy injertos, y que van saliendo a la superficie con la misma sutileza que la prosa de Ishiguro marca el significado del relato. La vida en el internado de Haisham transcurre con aparenta normalidad y apacibilidad, sin embargo ciertos elementos discordantes van irrumpiendo y desequilibrando su paz externa. Como por ejemplo, la prohibición impuesta a los propios pupilos de no salir fuera de los límites de la institución, pese a que el entorno verde e idílico inviten a ello. Se palpan aquí ecos de carácter gótico que recuerdan a El bosque (M. Night Shyamalan). Pero también es una inquietud que subyace en las poéticas y frágiles imágenes pictóricas que retrata Romanek (inspiradas en Picninc at Hanging rock, cuadros de Hopper o Turner, y la fotografía preciosista de Néstor Almendros), y que se destapa finalmente del todo con la revelación que la joven profesora ofrece a los niños sobre su verdadera naturaleza: clones con la única función de ser donantes de órganos de sus modelos.En una de las secuencias más bellas y tristes de la película, Romanek nos devela en esa clase impregnada por una luz limpia y tenue de últimas horas de la tarde, que bajo ese ambiente aparentemente bucólico subyace algo realmente turbio. Un golpe para los niños que no entienden toda la complejidad del asunto, y que conecta muy bien con nuestra propia realidad, cuando nos enfrentamos por primera vez al significado de muerte como concepto inescrutable.Como comentaba algunos párrafos más arriba, elementos de ciencia-ficción en una realidad cercana, configurando un ambiente extemporáneo angustioso, muy distante a filmes claves dentro del género, y del propio escritor como Lo que queda del día. Su autor prefiere hablar de una “ficción alternativa” más que de una novela de ciencia-ficción. En su segunda parte, el relato se sumerge más en el triangulo amoroso de su trío protagonistas, en el florecer de nuevas sensaciones y sentimientos (al enfrentarse por primera vez al mundo exterior, al sexo y al amor), en un fuerte apego a sus años de niñez en el internado; subrayando con esto el carácter humano, el alma que irradia cada uno de estos personajes pese haber estado concebidos únicamente para fines médicos, agudizando, de algún modo, su trágico y eminente destino.La belleza plástica de Romanek, ayudado por un excelente trabajo fotográfico de Adam Kimmel, va en conjunción al relato diáfano de Ishiguro, perdiendo incluso a veces de vista la punción del relato, y por lo tanto el interés del espectador. Se entiende que el realizador haya querido ser plenamente fiel al significado original del libreto, pero en pos de un mayor entretenimiento para el público también podría haber optado por sacrificar ciertos parajes y sutilezas visuales para dar énfasis a esos elementos de alto canje emocional y psicológico, como por ejemplo esos límites físicos no traspasables para una manada ávida de exploración. También se le puede tirar en cara a nivel de realización cierto abuso de metáforas visuales, sin embargo, planos como con el que concluye la película de unos trozos de plástico atrapados en el alambre, pese al uso recurrente que puedan tener, su forma de mostrarlo compensa el uso reiterativo que haya podido hacer de otras metáforas, y dejan al espectador con un alambre en su garganta.Una emociones, que sin su trío protagonista no hubiera sido posible. Un trío que encabeza la nueva generación de jóvenes interpretes británicos, y el que en esta ocasión, destacaría a Carey Mulligan. En nunca me abandones, Ishiguro reflexiona sobre la individualidad, el progreso de la ciencia, la soledad tecnológica, y sobre todo, sobre la pérdida, y la nostalgia asociada a ella, porque en realidad todos somos esos clones que acaparan los fotogramas de esta extraña y bella película.
MARC MUÑOZ

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Qué buena reseña. Tu hijo Marc escribe muy bien. De casta le viene al galgo, como se dice por nuestra tierra castellana.
Me interesa esta película. La novela la leí hace tres o cuatro años y me gustó mucho. Es inquietante y extraña, una alegoría de todos nosotros, tal vez.
Felicidades, Marc.
Marc Muñoz ha dicho que…
Muchas gracias. No he tenido la oportunidad de leer la novela ni nada de su autor. Sobre la película puedo decirte que mantiene su tono inquietante, hasta el punto que su extraña y profunda belleza decepcionará a unos muchos (todos aquellos que se acerquen con la intención de contemplar una historia de amor amable) y gustará a unos pocos. Por cierto, la película se estrena en España el próximo 18 de marzo.

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