EL LARGO ADIÓS

DEBORAH KERR
Murió la actriz británica Deborah Kerr a los 86 años. Una gran pérdida para el cine y los nostálgicos de sus películas. Pese a su aspecto de dama recta de conducta intachable, había protagonizado algunos papeles en donde demostraba, como buena actriz que era, pulsiones más carnales que contrastaban con su apariencia fisica. Para el libro de oro del cine queda la escena del beso adúltero con Burt Lancaster en la playa de DE AQUÍ A LA ETERNIDAD de Fred Zinneman, una pasión incendiaria a prueba de olas y bombas; la recatada dama británica era aquí una fogosa mujer infelizmente casada y locamente enamorada de ese otro con el que retozaba en esa playa de Pearl Harbour. Estuvo muy sensual como esclava en QUO VADIS de Mervin le Roy, y a punto de ser devorada por fieras de todo tipo en el circo romano sino le salva el forzudo Ursus, y lució, para la ocasión, una túnica transparente que nuestros censores convirtieron en opaca. Fue la docente que bailó con el salvaje y exótico Yul Brynner en EL REY Y YO de Walter Lang una pegadiza melodía que aún recuerdo. Anduvo por África de la mano de Stewart Granger, otro distinguido caballero que no se despeinaba ni en los momentos más peligrosos, en LAS MINAS DEL REY SALOMÓN de Andrew Marton. Estuvo inmersa en el ambiente enrarecido y morboso del pueblecito de pescadores mejicanos de LA NOCHE DE LA IGUANA de John Huston en compañia de una Ava Gardner promiscua y alcoholizada y un Richard Burton consentidor. Pero sobre todo se la recordará por su papel en SUSPENSE de Jack Clayton. Era de una belleza clásica, de esbelta figura, pierna larga, cabello rubio y mirada dulce. No me la imagino ni vieja ni arrugada porque hizo mutis del mundanal ruido cuando los estragos de la edad no eran visibles. Seguro que era una hermosa anciana. Tengo, en mi mente, congelada, la imagen de ese beso y su grácil correteo embutida en traje de baño por las playas hawainas antes de que se conviertan en un infierno. De aquí a la eternidad, Deborah Kerr.

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