LOS LIBROS DE MIS AMIGOS

BALA MORENA de Marcos Tarre Briceño
(Alfadil, Caracas)

Con muy buen criterio el editor Leonardo Milla, responsable de Alfadil - la mayor editorial venezolana - recupera la colección Alfa 7 de la fenecida editorial española Laia, y lo hace poniéndola al servicio del trhiller sudamericano.
“Bala morena”, de Marcos Tarre Briceño (Nueva York, 1950), novelista venezolano que también es analista de seguridad, es una de las más estremecedoras novelas negras de los últimos años, un trhiller durísimo, sin ningún tipo de concesión al lector, que lo dejará al final de las algo más de 300 páginas con un profundo vacío existencial y sumido en la desconfianza hacia el género humano.
En un lugar de la selva colombiana, próximo a la frontera venezolana, el doctor Fabio Pachón, prestigioso médico fundador de una ONG al servicio de los derechos humanos – una sangrante ironía - dirige los interrogatorios de un oscuro personaje llamado Andy Salomón, paramilitar venezolano y asesino a sueldo atrapado por una de las ramas de las guerrillas de las FARC, el frente Armando Saldivar. Con una crueldad sin límites, y aplicando sus conocimientos médicos para dañar física y mentalmente al preso, el doctor Pachón intentará sacar la máxima información del detenido, hombre especialmente entrenado para aguantar la tortura, y recuperar, sobre todo, los fondos de ese grupo guerrillero que se han volatilizado gracias a la pericia informática del mercenario.
A lo largo de esta novela sofocante, víctima y victimario compiten en un escalofriante tour de force a ver cuál de ellos es más miserable, y el lector que, al principio, puede sentir compasión por ese hombre que día a día está siendo sometido a terribles pruebas físicas, acaba desistiendo de compadecerle a medida que descubre su siniestro pasado; pero si terrible es la biografía criminal de Andy Salomón, la conducta del doctor Pachón, el torturador médico discípulo del doctor Méngüele que se mueve al margen de toda ética, acaba siendo la más repugnante y odiosa de este potente trhiller sin héroes y tan crítico hacia una guerrilla que ha hecho de la guerra su forma de subsistencia, y por tanto debe perpetuarla, como hacia una contrainsurgencia que no duda en utilizar todo tipo de medios al margen de la ley para diezmar física y económicamente a los rebeldes.
Es la novela de Marcos Tarre Briceño literatura de alto voltaje literario – el lector literalmente sigue por la selva colombiana los avatares de ese despiadado grupo guerrillero que ajusta cuentas entre los suyos sin que les tiemble el pulso -, está extraordinariamente bien documentada – se nota que el autor ha tenido a su disposición un buen equipo de asesores en los campos de la informática, armamento, sanidad y técnicas de interrogación - y es demoledoramente realista al ofrecernos ese duelo a muerte entre dos personajes que compiten en maldad en el corazón de las tinieblas de esa selva colombiana agitada desde décadas por una violencia infinita.
José Luis Muñoz


MARCOS TARRE BRICEÑO
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Nació en Nueva York, en el año 1950. Escritor, ensayista, columnista y analista de seguridad. Graduado en Arquitectura por la Universidad Central de Venezuela en 1975. Diplomado en derechos humanos. Entre sus libros destacan las novelas destacan COLT COMANDO 5, 56, SENTINEL 44, OPERATIVO VICTORIA, BAR 30 y los ensayos EN CASO EXTREMO, MANUEL DE SEGURIDAD Y PREVENCIÓN COMUNITARIA y PARA VIVIR MÁS SEGUROS. Es columnista del diario EL NACIONAL.

Conocí a Marcos Tarre Briceño de una forma algo rocambolesca, muy de novela negra. Ambos coincidíamos en algo: haber publicado en Alfadil de Caracas, aunque yo con una novela erótica, y él con toda una colección de novelas negras, muy negras. Un día recibí una misteriosa llamada en el teléfono móvil en la que me decía que estaba por Barcelona y quería verme para darme un libro. No pude acudir a la cita, por compromisos, y él quedó en depositar el libro en una tienda de la zona olímpica de Barcelona. A la semana bajé y recogí el paquete. Me llevé una alegría por partida doble al desenvolverlo. Allí estaba BALA MORENA y unas cuantas tabletas de exquisito chocolate venezolano. No sé si devoré antes BALA MORENA o el chocolate, o si hice ambas cosas a la vez. Cuando terminé la novela tuve la sensación de haber leído uno de los mejores trhillers de mi vida y así se lo dije. En mi canon particular lo situé junto a TARÁNTULA de Thierry Jonquet, LA MIRADA DEL OBSERVADOR, de Marc Behm o PRÓTESIS de Andreu Martín. La ceguera de los editores españoles es la culpable de que esta novela extraordinaria no se encuentre disponible en España. Espero que esto se solucione pronto.
Meses más tarde Marcos aterrizó con su familia en Barcelona y entonces sí tuvimos tiempo para charlar amigablemente; primero en la librería Negra y Criminal de la Barceloneta, luego en la terraza de un maravilloso restaurante en la playa en donde cenamos. Entre cucharada de paella y copa de vino blanco hablamos de lo divino y lo humano, de literatura y política. La noche se cerró sorpresivamente con un aguacero tropical que le debió recordar a los que sufre periódicamente en su Caracas de residencia. Nació así una honesta amistad cimentada en mi admiración hacia Marcos Tarre Briceño por su inmenso talento narrativo. Y, además, siempre me trae chocolate. Y una curiosa coincidencia: uno de los cabronazos de su novela se llama Pachón, como mi inspector cubano de ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR RODRÍGUEZ PACHÓN.

SARTA DE PREGUNTAS ENVENENADAS
A MARCOS TARRÉ BRICEÑO
¿BALA MORENA refleja la realidad latinoamericana?
Refleja cierta realidad latinoamericana, con elementos comunes, como el narcotráfico y la violencia de la que se rodea, existente en Colombia, México, Brasil, Venezuela… Quizás lo que más se conozca, a nivel internacional de la violencia en Latinoamérica sea el conflicto colombiano. En Latinoamérica ocurren 120 mil homicidios cada año. Unos 44 mil en Brasil, 30 mil en México, 22 mil en Colombia, 12 mil en Venezuela y así van sumando… Es como si un tsunami similar al que ocasionó 300 mil muertos en el sureste asiático, arrasara cada dos años nuestra región. Pero la violencia en Latinoamérica no le llama la atención a nadie, ni a los organismos internacionales, ni a los medios de comunicación, focalizados en los temas de terrorismo.
En la propia Colombia, apenas el 15 % de los homicidios son atribuidos al conflicto. La gran mayoría son muy parecidos a los que ocurren en Brasil, México o Venezuela. Creo que es muy importante, por lo menos para nosotros, comenzar a escribir, hablar y analizar esa violencia; y me pareció que hacerlo a través del conflicto colombiano era una manera de “llegarle” a más lectores. Además, siempre me han llamado especialmente la atención los conflictos armados y las pequeñas o grandes tragedias que suceden en ellos.
¿Cuánto hay de ficción y de realidad en ella?
Hay mucho de realidad y algo de la ficción con la que podemos y debemos jugar los novelistas. La guerrilla colombiana se convirtió en una industria “narcoguerrillera”. Eso es una realidad. La ficción me permite imaginar un grupo guerrillero totalmente dedicado al “negocio”, ya sin ninguna fachada ideológica. Dentro de un contexto real, exageramos, suponemos o forzamos una trama, pero sin cruzar fronteras: que sea posible, que sea creíble…
BALA MORENA habla de la violencia insurgente y contrainsurgente, y ninguna de ellas sale muy bien parada que digamos. El autor no toma partido por ninguno de los bandos.
No, no tomo partido, simplemente describo como un observador imparcial; pero trato de ahondar o explicar en las profundas y muy personales motivaciones que mueven a los personajes, sus traumas, pasiones, odios, psicopatías… ¿Porqué un hombre es capaz de matar, torturar o de las mayores crueldades, mientras que, afortunadamente, para la mayoría de la gente, esas son líneas que no se cruzan? Pero en las guerras y conflictos crecen y florecen, si es que se puede usar ese termino, aquellos que si son capaces de hacerlo, y esos, se encuentran en los dos bandos…
BALA MORENA no tiene ningún protagonista positivo. El paramilitar que es capturado por la guerrilla que, en principio puede generar cierto tipo de simpatías, se convierte luego en un ser tan odioso como sus captores.
Los protagonistas principales de Bala Morena, un psiquiatra especializado en “interrogatorios” de la guerrilla colombiana, enfrentado a un paramilitar o mercenario enrolado o captado para una misión casi suicida, son, ambos, voluntarios. Si bien arrastran traumas y dramas personales, involucrarse en esos niveles del conflicto es su decisión. Creo, como mencionaba antes, que las guerras y conflictos son los contextos ideales para que se potencie el lado violento, cruel y animal que el hombre lleva consigo y hay algo, algún componente especial en ellos que los hace capaces de asesinar, torturar. No hay guerras o conflictos limpios. Todos son horrendos y en ello ocurren las peores vilezas, así como los actos más heroicos, En Bala Morena trato de retratar un conflicto sin tapujos ni medias tintas.
BALA MORENA es una novela extraordinariamente dura. Y su dureza viene de que su violencia, cortante, impactante, como la de Martin Scorsese en CASINO, por poner un ejemplo, es perfectamente creíble, realista. ¿Te inspiraste en algún caso que conocías?

Bala Morena, más que en un caso, está inspirada en múltiples situaciones que uno ha escuchado, intuido, deducido o imaginado que pueden perfectamente ocurrir. Las operaciones de inteligencia y contrainteligencia son parte de los conflictos, así como los mecanismos más expeditos para obtener información. En Bala Morena se profundiza en las técnicas de interrogatorios modernas, en la tortura y otros componentes “sucios” que son una cara menos visible de ellos. Allí no hay Convención de Ginebra, Cruz Roja internacional o respeto a los Derechos Humanos. Ciertos elementos caballerescos y nobles de guerras pasadas ya no existen, si es que alguna vez existieron o más bien, la historia y las leyendas bélicas o cinematográficas trataron de presentar conflictos “bonitos”…
La novela está repleta de anotaciones técnicas sobre armamento, sobre técnicas de interrogatorio, hay un muestrario de torturas considerable a lo largo de sus páginas. ¿Cómo te documentaste? ¿te ayudó profesionalmente estar al frente de una empresa dedicada a la seguridad?
En mis libros trato de ser lo más preciso posible en cuánto a “locaciones”, equipos, vehículos, accesorios. Creo que eso ayuda a dar sensación de realismo, conecta al lector con cosas o sitios que conoce y le permite visualizarlas con más facilidad. Si el lector no conoce de armas, ordenadores u otros equipos, de igual modo esos detalles precisos ayudan a una “ambientación” tecnológica… Pero uno siempre se termina consiguiendo a algún lector más experto que no deja de hacer algún comentario o marcar una diferencia técnica sobre lo escrito. Hoy en día, a través de la magia y maravilla de Internet conseguimos casi toda la información… Yo escribo en mi ordenador con el procesador de textos de un lado de la pantalla, y del otro, yahoo o google abiertos para buscar información, un hotel en Bucaramanga, una vista de tal calle, qué modelo de camionetas utilizan en tal país o buscar el sinónimo de una palabra… Casi todo se consigue. En relación a aspectos como la tortura, en la que la información es más limitada en Internet, el proceso fue distinto. Partí de una reflexión: las técnicas de interrogatorio y tortura deben haber evolucionado mucho desde la época de la Gestapo o la KGB. Tuve conversaciones con oficiales de inteligencia, con psicólogos que trabajan con organismos de seguridad, ex combatientes de conflictos recientes en el medio oriente; también pude obtener, vía organizaciones de derechos humanos, los manuales y técnicas de interrogatorios que se daban en la temible Escuela de las Américas en los años 80 y 90… Ese material lo recibí por correo, como parte de las campañas de denuncia de esas organizaciones.

La violencia parece estar enquistada en determinados países de Latinoamerica, especialmente Colombia y Venezuela. ¿Hay alguna esperanza de que remita o bien ya forma parte de una forma de vida que se acepta como habitual y con la que se convive de forma natural?
La violencia es el lado oscuro del hombre, por lo tanto, es universal. Basta recordar de lo que fueron capaces los nazis o de lo ocurrido en España durante la guerra civil. En estos momentos está focalizada en Latinoamérica. Según las estadísticas, somos el continente más violento del planeta, con una modalidad de violencia delincuencial de múltiples expresiones y los resultados de un conflicto de baja intensidad. A partir del año 2006, Venezuela desplazó a Colombia del primer puesto que tradicionalmente ocupaba en cuánto al numero de homicidios por 100 mil habitantes, que es la formula para poder comparar violencia en cifras relativas. Es una violencia que ha venido creciendo y ocupando espacios. En Venezuela, por ejemplo, ha cambiado las costumbres y afecta la calidad de vida. Algo tan sencillo como tomarse una copa en una terraza en la calle, ha desaparecido. La gente se ha encerrado en sus casas, en sus trabajos y en los centros comerciales. A partir de las nueve de la noche, las calles de Caracas están desiertas, salvo uno o dos sitios en dónde se concentra lo que queda de diversión nocturna. Ha sido un cambio gradual, lento, imperceptible… La gente se va adaptando, busca las forma para continuar su vida. Para los jóvenes es una realidad, es su aquí y ahora, pero los que tenemos más edad conocimos una situación muy distinta y
sentimos la diferencia.
¿Hay alguna formula para terminar con esa violencia? Es una violencia que nace de las desigualdades sociales o bien viene de la noche de los tiempos. En Méjico,por ejemplo, los aztecas eran sumamente crueles y violentos. Y lo que los conquistaron no les iban a la zaga.
Si que existen mecanismos para enfrentar y reducir la violencia. La ciudad de Bogotá es un ejemplo de que sí se puede… Diez años atrás, Bogotá se ubicaba, según esos estudios que comparan ciudades en cuanto a sitios para invertir y calidad de vida, 8 puestos por debajo de Caracas. Pero la acción o voluntad política de 3 o 4 alcaldes, de diferentes facciones, pero que han mantenido y profundizado planes para desestructurar la violencia, han arrojado buenos resultados y actualmente, comparativamente, Bogotá es mucho más segura que Caracas.
Siempre han existido desigualdades sociales sin que esto se reflejara en más violencia. Las regiones más pobres del continente no son necesariamente las más violentas. Algunos expertos dicen que la pobreza no es un factor que genere violencia, pero el empobrecimiento si… Es decir, personas que han visto desmejorado su nivel de vida, cuando ya no existen algunos controles sociales, como la educación, la religión, la familia, las leyes, etc… pueden ver en el delito, pequeño o grande, la manera para mantenerse. En Venezuela, por ejemplo, existen profundas desigualdades sociales, pero también es el país de la región con más alto consumo de alcohol, con la peor tasa de embarazos de menores edad, con un altísimo porcentaje de familias desestructuradas, es decir, con la figura del padre ausente o inexistente; es, según la organización Transparencia Internacional, el país con mayor corrupción; el acceso a la justicia es precario pero el acceso a las armas de fuego es demasiado fácil… ¿Tremendo cocktél, no? Pero, también es un país con una gente maravillosa, cálida, simpática… Según otros estudios, los venezolanos somos uno de los pueblos más “felices” del mundo.

Yo creo, como señalé antes, que en todo hombre o mujer, existe la violencia. Es un componente del ser humano y esa violencia puede aflorar en cualquier momento, no es exclusiva de un país o de una raza o de un sector de población. Bajo ciertas circunstancias especificas, a veces fáciles de precisar, pero a veces no, la violencia brota, se expenda, crece…

¿Es Latinoamerica una herida sangrante o ha mejorado algo su situación desde que Estados Unidos ha focalizado su atención en otra zona del planeta?
Estados Unidos siempre ha estado de espaldas a Latinoamérica, ha sido una región segundaria en sus objetivos políticos, mas no comerciales…Al igual que los europeos lo hicieron con Africa o Asia, existió colonialismo o neocolonialismo. Pero esa terminología en el mundo global de hoy ya no es la misma. Quizás el efecto más directo de la “atención” de Estados Unidos en la región se focaliza en Colombia, con la enorme ayuda económica y tecnológica del Plan Colombia y Plan Patriota, dirigida a combatir el narcotráfico. En Colombia han mejorado las policías, reciben mejor entrenamiento, se han profesionalizado, pero también el sistema judicial, la fiscalía… Están obteniendo resultados importantes. Pero, muchos delincuentes o narcos, buscando sitios mas propicios para continuar sus negocios, han decidido mudarse a países vecinos, sobre todo a Venezuela…
¿Cómo se vive en Venezuela la falta de una alternativa a Chávez? ¿Se va a eternizar en el poder?

Si, Hugo Chávez se va a eternizar en el poder. La nueva constitución que va a aprobar consagra su reelección indefinida y concentra aún más los poderes en él. En Venezuela la separación de poderes es en el papel. Chávez no es un demócrata, representa un nuevo estilo de autocrata, una versión moderna del típico dictador latinoamericano, que bajo una fachada izquierdista lo único que pretende es perpetuarse en el poder… Esto, tristemente, no es nada nuevo. En los últimos 200 años, apenas hemos tenido 40 años de democracias débiles… La tragedia que vive Venezuela es que no hay opción ni alternativas a Chávez. ¿Imaginénse si en España la tentativa de Tejero hubiera tenido éxito? Algo así estamos viviendo en Venezuela, y no existen todavía movimientos o liderazgos fuertes en la oposición que puedan enfrentar el enorme y desmesurado poderío económico de la “revolución del socialismo petrolero”, basado en un alto precio del barril de petróleo, vendido principalmente al “archienemigo” norteamericano…
¿Hay algún autor de novela negra que ye haya influido, que te haya impresionado?
Mi infancia fue de Tintín y Sherlock Colmes, luego Maigret, y algo de espionaje ligero, como SAS, San Antonio, Ian Flemming. Ya más grande, me apasionó John Le Carré y la relectura de algunos clásicos norteamericanos del género. También Vázquez Montalban, Andreu Martín… hace poco “descubrí” a Henning Mankell y me impactó la riqueza de sus personajes y como profundiza en sus personalidades.
¿Por qué escribes?
¡Vaya pregunta! Supongo que porqué me gusta mucho leer. En cierta época leí algunas novelas tan malas que me dije, “yo puedo hacer algo mejor” y si esas novelas consiguieron quién las publicara, yo también conseguiría quien las editara… A lo largo del tiempo se ha venido haciendo una necesidad, en los diferentes campos en dónde me desempeño. Llevo 15 años escribiendo semanalmente en prensa, dirijo un informe mensual llamado “Zona de Seguridad” y hago muchos análisis e informes… Como escritor, estoy terminando la “trilogía colombiana”. La segunda se titula “Amangna eshi” y estoy terminando la tercera. Luego comenzaré a escribir sobre mi país. Venezuela es ahora, el país en dónde están pasando cosas. Si alguien quiere escribir sobre crimen, delincuencias, etc…, éste es el sitio. En noviembre debe publicarse, sólo localmente, “La amenaza Vip” que es el relanzamiento de un personaje serial… Estoy escribiendo un guión para una cineasta francesa… Cómo puedes ver, ya no tengo tiempo de preguntarme “porqué” escribo. Simplemente lo hago…

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