DIARIO DE UN ESCRITOR
Barcelona, 18 de agosto de 2011
Llegó Paula y se abrió paso en el mundo. Lo hizo tímidamente y haciéndose esperar. Se encontraba muy feliz en su mundo perfecto y esférico para querer salir. Le llegaba, quizá, el rumor enloquecido de nuestro mundo para tener ganas de asomarse a él. Pero, finalmente, tomó el camino de salida, apretó los puños, presionó y buscó la luz desde la oscuridad protectora de su mundo para tener vida propia. ¡Qué valentía la suya!
Soy muchos. A veces creo que excesivos. Con Paula nace otro yo que se derrite de ternura y al que le tiembla el pulso cuando coge en sus brazos ese pedacito tierno de carne que mueve bracitos y piernas y entreabre unos ojos azules como el cielo. Paula los tiene rasgados, carece de pestañas y hay que adivinar sus cejas. Es una chica con manos de pianista de dedos muy largos, o quizá de escritora. Tiene buenos pies, con los que andará con firmeza por este mundo que ya empieza a conocer.
Hay una serie de cosas para las que no se hicieron las palabras. Mi relación, recién iniciada, con Paula es una de ellas. Mi pluma se torna tosca si quiero describir lo que siento cuando me mira, o eso quiero creer. ¿Quién es este tipo inmenso que me tiene en sus brazos y me suelta toda esa sarta de amorosas tonterías? debe decirse.
En un momento cree que se precipita al vacío, en su sueño, y alza brazos y piernas para librarse de su imaginario abismo. La mezo y la canto entre mis brazos convertidos en cuna. Cabe sobre mi antebrazo que se mueve suavemente para adormecerla. La miro y es un ángel y me digo que ella es una de las justificaciones para estar en este mundo y seguir sobreviviendo.
Soy muchos. A veces creo que excesivos. Con Paula nace otro yo que se derrite de ternura y al que le tiembla el pulso cuando coge en sus brazos ese pedacito tierno de carne que mueve bracitos y piernas y entreabre unos ojos azules como el cielo. Paula los tiene rasgados, carece de pestañas y hay que adivinar sus cejas. Es una chica con manos de pianista de dedos muy largos, o quizá de escritora. Tiene buenos pies, con los que andará con firmeza por este mundo que ya empieza a conocer.
Hay una serie de cosas para las que no se hicieron las palabras. Mi relación, recién iniciada, con Paula es una de ellas. Mi pluma se torna tosca si quiero describir lo que siento cuando me mira, o eso quiero creer. ¿Quién es este tipo inmenso que me tiene en sus brazos y me suelta toda esa sarta de amorosas tonterías? debe decirse.
En un momento cree que se precipita al vacío, en su sueño, y alza brazos y piernas para librarse de su imaginario abismo. La mezo y la canto entre mis brazos convertidos en cuna. Cabe sobre mi antebrazo que se mueve suavemente para adormecerla. La miro y es un ángel y me digo que ella es una de las justificaciones para estar en este mundo y seguir sobreviviendo.
Comentarios
Preciosa, ella.
Preciosa, ella.
Sé lo que se siente cuando se tiene a un ser tan diminuto, pues imagínate si lo has parido, es indescriptible.
Pilar.-