FIRMA INVITADA

Conocía de oídas a José Carlos Somoza y con él me unían dos premios compartidos: La Sonrisa Vertical y el Café Gijón. De hecho él estuvo en el jurado del Premio Café Gijón, junto a Rosa Regás y Tino Pertierra, y supo de las dificultades que tuvieron para localizarme, dignas de una novela negra, con intervención de fuerzas policiales incluidas visitando mi domicilio a altas horas de la madrugada. Por esa razón, cuando vi su cara inconfundible de psiquiatra, pese a no haber ejercido nunca su profesión, pasearse por entre los corrillos de invitados a un Premio Cervantes en el Palacio Real, no dudé en acercarme a él e identificarme. Ese, entre reyes, príncipes, princesas, presidentes, políticos y escritores de relumbre, fue el momento en que nació una amistad consolidada por mi admiración por su carrera ascendente y la afición a un extraño whisky ahumado a la que mi relación con él me llevó: Lagavulin. En broma, cuando nos vemos, nos identificamos como miembros del Club Lagavulin. Una de las mejores anécdotas que me contó fue cuando presentó una de sus novelas y un lector, al finalizar, se le acercó y muy serio le dijo: "¿Es usted psiquiatra? Pues yo soy psicópata". Disfruten de esta pequeña pieza maestra que me ha cedido para este blog.


LA QUIMA
© José Carlos Somoza


La historia de la quima me la contó mi abuelo. No es bueno -decía- ponerse a mirar el cielo durante mucho tiempo, porque puedes ver una quima, y ay de ti si eso sucede. ¿Y qué es una quima?, preguntaba yo. Pues un pájaro, pero más veloz. Como una paloma, pero más blanca. Tan blanca que te hiere los ojos y te hace verlo todo gris: la nieve, las nubes de verano, los rayos de la luna, el alabastro, la piel de los muertos, el papel sobre el que escribo..., hasta las sagradas formas (y aquí mi abuelo se santiguaba), que Dios me perdone. Cuando ves una quima, ya no hay remedio: todo lo que miras después se vuelve gris.
Ya soy viejo y no creo en las quimas. Pero acabo de recordar algo.
Era una niña. Nunca supe su nombre. Tenía el pelo color almiar. La vi por primera vez en la iglesia, durante mi primera comunión. Tan embobado quedé al verla que un compañero decidió empujarme para que avanzara hacia el altar. Ella pertenecía a otro colegio, y después de la comunión se marchó. Yo no tardé en olvidarla.
Hasta hoy.
La memoria de los viejos es rara. Desde hace tiempo me obsesiona esa pregunta que todos nos hacemos alguna vez: si he sido feliz, o lo soy, o puedo esperar serlo. He concluido que un matrimonio, un trabajo, unos hijos, una jubilación y una viudez apacible no me permiten quejarme: puede decirse que he sido razonablemente dichoso durante mis sesenta y nueve años de vida. Pero a saber por qué hoy, de improviso, mientras me afeitaba, me ha dado por acordarme de esa niña; de lo despacio que caminaba al ir a comulgar, con la cabeza erguida y la sonrisa pendiente del rostro como una fruta del árbol; de su vestido blanco, tan blanco que me hería los ojos, y del susurro de la tela al moverse, como un suave batir de alas...

JOSÉ CARLOS SOMOZA Nació en La Habana, pero sus padres se mudaron a España en 1960, donde residió desde entonces. Estudió medicina y psiquiatría y no se dedicó a la literatura por completo hasta 1994. Ha ganado diversos premios por sus novelas, entre ellos La sonrisa vertical (en 1996), el Café Gijón (en 1998), el Fernado Lara (en el 2001) y el Ciudad de Torrevieja (en el 2007). Es uno de los autores de más éxito del panorama literario español y sus novelas, que oscilan entre la novela negra, el trhiller y el fantástico, ejercen una profunda fascinación entre sus lectores.



Libros publicados
Planos, 1994
Silencio de Blanca, (Tusquets,1996) premio La Sonrisa Vertical
Miguel Will, (Debolsillo, 1997)
Cartas de un asesino insignificante, (Debolsillo, 1999)
La ventana pintada, (Algaida,1999) Premio Café Gijón
La caverna de las ideas, (Alfaguara, 2000)
Dafne desvanecida, (Destino, 2000)
Clara y la penumbra, (Planeta, 2001) Premio Fernando Lara
La dama número trece, (Plaza Janés, 2003)
La caja de marfil, (Plaza Janés, 2004)
El detalle (Plaza Janés, 2005)
Zig Zag, (Plaza Janés, 2006)
La llave del abismo, (Plaza Janés, 2007) Premio Ciudad de Torrevieja

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